Si a tu gato le gusta comer bayas, quizá te hayas preguntado si los gatos también pueden comer uvas. Después de todo, son jugosas, dulces y tienen el tamaño perfecto para un gato. Entonces, ¿pueden comer uvas los gatos?
¿Los gatos pueden comer uvas?
Lo mejor es no darle uvas a tu gato, ya que pueden resultar tóxicas. Aún no se tiene certeza total, pero con tantas frutas seguras disponibles, ¿para qué arriesgarte? Aunque contienen antioxidantes, no aportan ningún beneficio que no obtenga ya con su alimentación habitual.
¿Qué sabemos sobre la intoxicación por uva?
En los últimos 30 años, se ha confirmado que las uvas, pasas, sultanas y grosellas son alimentos tóxicos tanto para perros como para gatos. Este hallazgo surgió gracias a una base de datos centralizada de tóxicos que comenzó a señalar un patrón alarmante que antes pasaba desapercibido: algunos perros morían por insuficiencia renal aguda tras consumir uvas o productos derivados.
La base de datos contenía más de 500,000 casos de intoxicación, y al principio apenas había unos 50 registros que permitieran establecer la relación. Una vez detectado el vínculo, empezaron a aparecer más reportes y hoy no hay duda de que las uvas son perjudiciales.
Lo que quedó claro es que algunos perros enferman al ingerirlas y otros no. Han pasado tres décadas y todavía no se sabe qué componente las vuelve tóxicas.
Sí se ha comprobado que no importa si están crudas, cocidas o deshidratadas, si tienen semillas o no, o si provienen de cultivos orgánicos, caseros o industriales. No hay una lógica clara para predecir qué perros sufrirán efectos adversos y cuáles no, por lo que se recomienda tratar cualquier ingesta de uvas o pasas como una situación grave.
¿Las uvas son venenosas para los gatos específicamente?
El problema es que los gatos son más selectivos que los perros, y muy pocos llegan a comer uvas. Si solo una pequeña parte de ellos presenta alguna reacción, podrían pasar muchos años antes de reunir suficientes casos que permitan confirmar una relación entre este fruto y la insuficiencia renal en felinos, especialmente porque suelen andar al aire libre y podrían exponerse a otras sustancias que también dañan los riñones.
Según el Pet Poison Helpline, hay reportes aislados de toxicidad por uvas en gatos y hurones, pero son tan escasos que no se han podido analizar en profundidad.
Además, ahora que se conoce el riesgo en perros, los veterinarios aconsejan evitar por completo que los gatos las coman y, si ocurre, actuar con la misma seriedad que en un caso canino. Esta intervención rápida y agresiva ha ayudado a salvar a muchos, pero también ha reducido aún más la cantidad de casos que podrían servir para investigar el efecto real de las uvas en gatos.
¿Una uva puede matar a un gato?
Como no se ha identificado qué componente de las uvas resulta tóxico ni se ha confirmado si afecta a los gatos, es difícil dar una respuesta definitiva.
Lo que sí se sabe es que los perros no necesitan consumir grandes cantidades para presentar síntomas, incluso una sola uva puede causar daño. Así que, si los gatos también son sensibles y el tuyo es de los que reacciona, sí: una uva podría ser letal.
¿Qué pasa si un gato come uvas?
Como ya mencionamos, no se ha comprobado que los gatos reaccionen a las uvas del mismo modo que algunos perros, pero si damos por válidos los reportes anecdóticos y asumimos que sí son tóxicas, esto es lo que sabemos:
¿Son las uvas seguras para algunos gatos?
Lo curioso de la intoxicación por uvas y pasas es que no afecta a todos los animales por igual. Aún no se sabe si el problema está en que solo algunas uvas contienen la sustancia tóxica o si ciertos animales son más vulnerables. Lo que sí está claro es que no todos los gatos que comen una uva o una sultana van a presentar síntomas de intoxicación.
Los síntomas de la toxicidad de la uva en los gatos
Los síntomas digestivos son los más comunes en casos de intoxicación por uvas en perros. El vómito aparece con frecuencia, aunque no siempre de inmediato; cuando el estómago se ve afectado, los signos surgen dentro de las 48 horas posteriores a la ingesta. Es razonable pensar que en los gatos podría ocurrir lo mismo. También pueden presentarse diarrea y dolor abdominal.
Los signos neurológicos, como la descoordinación (ataxia) y los temblores musculares, podrían ser más frecuentes de lo que se creía y suelen aparecer entre dos y tres días después de consumir pasas. En ese mismo periodo, los análisis de sangre muestran un aumento de urea y creatinina (azotemia), lo que indica daño renal. Tanto gatos como perros comienzan a perder el apetito y presentan alteraciones en la sed y en la frecuencia de micción.
¿Qué debo hacer si mi gato come uvas?
Si accidentalmente le diste una uva a tu gato o llegaste a casa y lo encontraste comiendo pasas del suelo, esto es lo que debes hacer de inmediato:
- Evita que siga comiendo – entre menos ingiera, menor será el riesgo.
- Asegúralo – probablemente tendrás que llevarlo al veterinario, así que colócalo en un lugar seguro donde no pueda esconderse ni escapar. Mientras tanto, observa si muestra algún síntoma.
- Llama a la clínica veterinaria más cercana que esté abierta – explica lo sucedido con claridad. Te preguntarán hace cuánto ocurrió, cuántas uvas o pasas comió y cómo se encuentra tu gato en ese momento.
¿Qué pasa después?
Lo más probable es que el veterinario quiera ver a tu gato. Se cree que las uvas permanecen más tiempo en el estómago que otros alimentos, así que lo ideal es eliminarlas cuanto antes; por eso, es posible que intenten inducir el vómito.
También podrían ser necesarios análisis de sangre y hospitalización con suero intravenoso, sobre todo si ya pasó demasiado tiempo desde la ingesta o si no hay certeza de que se hayan expulsado todas las uvas mediante el vómito.
Conclusión: nunca le des uvas a tu gato
Aunque no exista evidencia científica que confirme que las uvas son tóxicas para los gatos, recomendamos no ofrecerlas bajo ninguna circunstancia. Asegúrate de mantenerlas fuera de su alcance, al igual que de tus perros.
Hay muchas frutas y verduras seguras para ellos, así que mejor opta por arándanos, melón, manzana o calabacín como bocadillos saludables.