Cataratas en gatos: causas, síntomas y tratamiento

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Cazar de noche, lanzarse sobre presas rápidas, vigilar su entorno para protegerlo: los gatos dependen de su aguda visión tanto para sobrevivir en la naturaleza como para mantenerse activos en casa.

Cuando su vista se ve afectada, pueden surgir cambios en su comportamiento, además de molestias o dolor. Son expertos en disimular enfermedades, por lo que es fundamental estar atento y actuar con rapidez para cuidar su bienestar.

Si se trata de los ojos, la atención debe ser aún más inmediata, ya que este órgano tan delicado puede deteriorarse con rapidez, incluso hasta perder por completo la visión. Las cataratas suelen tener tratamiento, y hay señales que te ayudarán a detectar problemas a tiempo en tu gato.

¿Qué son las cataratas?

Una catarata es una opacidad o área a través de la cual no se puede ver en el cristalino del ojo. El cristalino es como un globo transparente lleno de una proteína gelatinosa. El cristalino permite que la luz pase a través de él y se enfoque y produzca imágenes en la retina.

Si se forma una zona dura y gruesa (catarata), la luz no puede pasar a través del cristalino con normalidad y la visión puede verse reducida. Las cataratas pueden ser pequeñas y leves, sin afectar significativamente la calidad de vida ni la visión, o graves, que provocan dolor, inflamación y pérdida de la visión.

Afortunadamente, si intervenimos a tiempo y tratamos la enfermedad ocular y las cataratas, podemos ayudar a nuestros gatos a seguir llevando un estilo de vida saludable.

¿Qué tan comunes son las cataratas en los gatos?

Las cataratas primarias no son muy comunes en los gatos. Están presentes al nacer o son genéticas. Las razas de gatos que se han asociado con cataratas incluyen el persa, el birmano, el himalayo y el británico de pelo corto.

Si estás considerando convivir con un gato de alguna de estas razas, habla con el criador sobre antecedentes de cataratas u otras enfermedades hereditarias. En muchos casos, la evolución es lenta y no requiere tratamiento médico ni cirugía. Aun así, los chequeos regulares con el veterinario son clave para vigilar cualquier cambio en los ojos.

Tipos de cataratas en los gatos

El tipo más común de cataratas en gatos son las secundarias, es decir, aquellas que se desarrollan a raíz de otra condición.

A los gatos les encanta perseguir objetos, algunos se enfrentan con otros y, como bien sabes, suelen meterse en situaciones arriesgadas. Esto puede terminar en una herida o perforación ocular. Incluso cuando la lesión externa ya ha sanado, puede aparecer inflamación dentro del ojo que desencadene la formación de una catarata.

La uveítis, una inflamación en las cámaras anterior o posterior del ojo, también puede provocar cataratas. Además del trauma, esta inflamación puede originarse por infecciones parasitarias, toxinas, deficiencias nutricionales o cáncer. El primer paso siempre será tratar la causa de la uveítis, aunque en muchos casos la catarata persiste y requiere atención adicional.

Las cataratas maduras o hipermaduras aparecen cuando la opacidad invade todo el cristalino, bloqueando por completo la visión. A veces, el mismo cristalino genera uveítis al agrietarse su cápsula externa. En otras ocasiones, se desprende de las fibras que lo sostienen y cae en alguna de las cámaras del ojo. Ante estas situaciones, es urgente llevar al gato al veterinario para recibir tratamiento inmediato.

Detección de cataratas en gatos

Detección de cataratas en gatos

Si bien hay síntomas que puedes identificar en casa, tu veterinario puede utilizar un equipo especial para diagnosticar cataratas.

Detectar cataratas en casa no es sencillo, ya que el diagnóstico requiere una luz especial que solo el veterinario utiliza. Aun así, hay señales que pueden ayudarte a sospechar si tu gato tiene algún problema de visión.

Si empieza a maullar más por las noches o falla saltos que antes hacía sin esfuerzo, su vista podría estar afectada. También podrías notar una nubosidad o mancha oscura en el centro del ojo cuando la luz incide en cierto ángulo.

Además, muchas de las causas de cataratas se manifiestan como molestias oculares. Enrojecimiento, entrecerrar los ojos, lagrimeo excesivo, secreción verdosa o amarilla, inflamación o el tercer párpado (ese pequeño tejido en la esquina inferior del ojo) más visible de lo normal, son motivos para llevarlo al veterinario de inmediato.

¿Cómo se identifican las cataratas en los gatos?

Para entender qué está afectando los ojos de tu gato, es necesario evaluar su salud de forma integral. El veterinario realizará un examen físico completo y, en muchos casos, pedirá análisis de laboratorio para detectar enfermedades subyacentes. Al revisar los ojos, utilizará una luz especial y una lupa llamada oftalmoscopio.

También puede aplicar anestesia local en la superficie ocular y usar un tinte especial para identificar rasguños en la córnea. Además, revisará la producción de lágrimas para asegurarse de que no haya sequedad excesiva.

Por último, es posible que mida la presión ocular con un instrumento llamado tonómetro. Cada uno de estos exámenes ofrece información clave para conocer el estado de los ojos, el nivel de comodidad de tu gato y la raíz del problema.

Tratamiento de cataratas en gatos

¿Qué son las cataratas en los gatos?

Las cataratas se forman cuando aparece una zona opaca en el cristalino del ojo. Al endurecerse y engrosarse la proteína gelatinosa de esta estructura, la luz deja de pasar con normalidad, lo que disminuye la visión y modifica el aspecto del ojo.

Si tu gato tiene una catarata, es posible que tu veterinario de cabecera te derive con un oftalmólogo veterinario. Este especialista puede recomendar tratamientos y medicamentos en casos avanzados o complejos, además de realizar cirugía si es necesario.

Actualmente no existen medicamentos específicos que prevengan o eliminen cataratas, pero sí se pueden usar gotas o fármacos orales para tratar las enfermedades que las provocan. Los ojos son estructuras difíciles de tratar, ya que cuentan con un tipo de irrigación y tejido particular.

El primer paso del equipo veterinario será abordar cualquier condición subyacente que esté causando el problema. En algunos casos, se puede optar por extraer quirúrgicamente la catarata, como ocurre en personas, lo que ofrece una solución definitiva.

Si el oftalmólogo determina que tu gato es buen candidato para la operación, el procedimiento se realiza bajo anestesia. Con instrumentos muy precisos, se hace una pequeña incisión en el ojo y en la cápsula que envuelve el cristalino. Luego se extrae el material del cristalino, eliminando así la catarata (lensectomía por facoemulsificación), y se coloca una lente sintética en su lugar. No todos los gatos califican para este tipo de cirugía, pero siempre se buscará preservar su bienestar y calidad de vida.

Es posible que te receten medicamentos y te expliquen qué señales observar en casa. Las enfermedades oculares pueden evolucionar con rapidez, por lo que el seguimiento constante es clave.

En casos poco frecuentes, una catarata sin otras complicaciones puede reabsorberse y devolver la visión. Pero cada gato es único, y contar con atención veterinaria garantiza que reciba el cuidado adecuado.

Tratar problemas oculares requiere atención especializada y puede representar un gasto considerable, por lo que tener un seguro médico para tu gato puede marcar la diferencia.

La cirugía de cataratas en gatos puede ir desde los $ 1,800 USD por un ojo hasta varios miles si se trata de casos complicados. Nuestros gatos nos acompañan, nos dan consuelo y merecen una vida larga y sana a nuestro lado.

Si al acariciarlo bajo el mentón o mientras juega con su juguete favorito notas algo distinto en su ojo, no lo ignores: agenda una cita con tu veterinario. Con un diagnóstico oportuno, muchas afecciones oculares, incluyendo las cataratas, pueden tratarse y controlarse para que tu gato siga feliz y ronroneando.

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Dr. Jessica Taylor, DVM

La Dra. Jessica Taylor es una veterinaria de animales pequeños en Carolina del Norte apasionada por la comunicación con el cliente. Comparte su casa con su marido y sus dos hijas, el perro de caza más perezoso del mundo y un gato tirano. En su tiempo libre le gusta correr, leer y escribir.