Zonisamida para gatos: descripción general, dosis y efectos secundarios

Compartir Email Pinterest Linkedin Twitter Facebook

Retrato de un gato de aspecto serio, que muestra una expresión intensa y concentrada, con la mirada fija hacia delante.

La zonisamida, también conocida como Zonegran, es un medicamento anticonvulsivo que se utiliza en ciertos gatos con trastornos convulsivos. Aquí descubrirás cómo actúa, en qué casos se administra, qué efectos secundarios debes vigilar y las respuestas a algunas dudas comunes.

Descripción general de la zonisamida para gatos

Tipo de medicamento:
Anticonvulsivo
Forma:
Cápsula oral
¿Se requiere receta médica?:
¿Aprobado por la FDA?:
No
Nombres de marca:
Zonagran
Nombres comunes:
Zonisamida
Dosis disponibles:
Cápsulas orales en tamaño de 25 mg, 50 mg y 100 mg.
Rango de vencimiento:
Los productos deben utilizarse antes de la fecha de vencimiento indicada en el envase. Las cápsulas deben conservarse a una temperatura de 25 °C (76 °F). La temperatura permitida es de entre 15 y 30 °C (59 y 86 °F).

Acerca de la zonisamida en los gatos

Imagen que muestra un gato durante una convulsión, mostrando signos de malestar neurológico y movimientos incontrolados.

La zonisamida se ha investigado mucho más en perros que en gatos, y no suele considerarse como la primera opción anticonvulsiva para ellos.

La zonisamida es un medicamento anticonvulsivo que se utiliza en medicina veterinaria para gatos en una variedad de casos en los que existe algún tipo de trastorno convulsivo.

Una convulsión ocurre cuando se produce una descarga repentina de señales eléctricas en el cerebro que provoca una actividad involuntaria del cuerpo o convulsión.

Los pacientes que sufren una convulsión suelen perder el conocimiento y el cuerpo puede presentar espasmos musculares, convulsiones o incluso una mascota puede quedarse completamente rígida con los músculos agarrotados. También puede haber babeo, micción y defecación.

Las convulsiones pueden ocurrir por diversas razones. La presencia de tumores cerebrales y lesiones inflamatorias en el cerebro puede ser una de las causas de la presencia de algo estructuralmente anormal. Las mascotas también pueden desarrollar convulsiones debido a ciertos trastornos médicos subyacentes, como enfermedades hepáticas y renales, ingestión de toxinas o si el nivel de azúcar en sangre de un gato diabético baja demasiado.

Pero las convulsiones también pueden ocurrir como consecuencia de una afección conocida como epilepsia idiopática. En la epilepsia, la sobreexcitación neurológica provoca una convulsión, pero no se conoce la causa. Las mascotas con epilepsia suelen tener imágenes por resonancia magnética (IRM) del cerebro normales.

Como medicamento anticonvulsivo, la zonisamida ayuda a disminuir la probabilidad de que se produzcan convulsiones y a reducir la frecuencia de las mismas al reducir la actividad eléctrica anormal que provoca los episodios convulsivos. Existen varios tipos de medicamentos anticonvulsivos disponibles, cada uno de los cuales actúa de forma diferente y algunos son más eficaces en algunos casos que en otros.

¿Qué hace la zonisamida en los gatos?

Supervisión de un gato con epilepsia, con un dueño atento que monitorea de cerca el bienestar del gato y sus convulsiones, demostrando un cuidado dedicado.

Es importante destacar que, a diferencia de los perros, que reciben zonisamida cada 12 horas, en los gatos generalmente se administra una vez al día.

El mecanismo de acción de la zonisamida no se conoce con exactitud. Se cree que actúa sobre los canales de sodio y calcio, lo que ayuda a estabilizar las células nerviosas y a frenar la reacción en cadena de la actividad eléctrica que desencadena las convulsiones.

Además, influye en ciertos neurotransmisores cerebrales, especialmente apoyando la serotonina y la dopamina, que regulan el estado de ánimo y la sensación de placer, sin afectar al GABA, la hormona que calma. También se sugiere que puede ayudar a eliminar los radicales libres que dañan el cerebro.

Esta medicina ha sido estudiada mucho más en perros que en gatos, y no suele ser la primera opción anticonvulsiva para ellos. Las alternativas más comunes suelen ser el fenobarbital o el levetiracetam (Keppra).

Con frecuencia, se recurre a la zonisamida cuando el anticonvulsivo inicial no controla bien las convulsiones o cuando el gato presenta efectos secundarios inaceptables con otro medicamento, por lo que se busca una alternativa.

Aunque no hay mucha investigación sobre su uso en gatos como tratamiento único, existen casos anecdóticos donde ha funcionado muy bien.

Además, la zonisamida suele ser una opción económica para los gatos, lo que la hace atractiva en algunas situaciones.

También destaca porque generalmente se administra solo una vez al día, a diferencia del fenobarbital, que requiere dosis cada 12 horas, o Keppra, que suele aplicarse cada ocho horas, lo que puede facilitar el manejo del tratamiento.

Efectos secundarios de la zonisamida en gatos

Fotografía de un gato en medio del vómito, lo que indica un posible malestar estomacal o malestar digestivo.

Los efectos secundarios de la zonisamida incluyen pérdida de apetito, diarrea, vómitos, problemas de equilibrio y somnolencia o sedación.

El riesgo de efectos secundarios con zonisamida en gatos puede ser mayor.

En un estudio, cerca del 50 % de los gatos tratados presentaron reacciones adversas, siendo las más comunes la pérdida de apetito, diarrea, vómitos, problemas para mantener el equilibrio al caminar (ataxia) y somnolencia o sedación.

En otra revisión de casos, la mayoría de los gatos no mostraron efectos negativos. Sin embargo, se consideró que la efectividad y seguridad del medicamento como tratamiento único era limitada.

La zonisamida es un teratógeno, lo que significa que puede causar malformaciones si se usa en hembras embarazadas. Aunque esto no se ha documentado en gatos, sí se ha demostrado en ratones, ratas, perros y humanos.

Por ello, se recomienda usar guantes desechables al administrar cualquier medicación oral que contenga zonisamida.

Dado que este fármaco se metaboliza principalmente en el hígado y se elimina por los riñones, debe emplearse con precaución en mascotas con enfermedades hepáticas o renales preexistentes.

Si notas que tu gato presenta síntomas extraños mientras toma zonisamida o sospechas una sobredosis, contacta de inmediato a tu veterinario, al Centro de Control de Envenenamientos para Animales de la ASPCA (1-888-426-4435) o a la Línea de Ayuda para Envenenamientos de Mascotas (1-855-764-7661) para recibir orientación.

Dosis de zonisamida para gatos

Imagen de un gato al que su dueño le administra un medicamento, lo que resalta la importancia del cuidado y el tratamiento médico adecuados para las mascotas.

Se recomienda que los dueños usen guantes desechables al administrar zonisamida.

La dosis de zonisamida en gatos varía considerablemente. El veterinario puede ajustar la cantidad según si se usa sola o junto con otro medicamento. Además, suele comenzar con una dosis baja para evaluar cómo la tolera el gato antes de aumentarla.

Por estas razones y precauciones, lo mejor es que un especialista determine la dosis adecuada para la administración oral, por lo que no se indica una cantidad específica.

Es importante recordar que, a diferencia de los perros, que reciben zonisamida cada 12 horas, en gatos generalmente se administra una vez al día.

Aunque pueden presentarse efectos secundarios, nunca detengas el tratamiento de forma brusca, especialmente si tu gato lo ha estado tomando por un tiempo. Siempre consulta primero con el veterinario.

Suspender de golpe cualquier anticonvulsivo puede provocar convulsiones por rebote.

La zonisamida rara vez genera interacciones con otros medicamentos comunes, aunque en gatos que también reciben fenobarbital para las convulsiones puede ser necesario ajustar la dosis.

Conclusión

Gato en evidente malestar, mostrando signos de dolor a través de su postura y expresión facial, posiblemente requiriendo atención y asistencia médica.

La zonisamida es un medicamento que se utiliza con frecuencia para ayudar a controlar las convulsiones en mascotas. En gatos, suele considerarse más bien como una terapia complementaria o de respaldo, en lugar de la primera opción.

El riesgo de efectos secundarios es mayor en gatos, por lo que la tolerancia del animal al medicamento es un factor clave para decidir si se emplea como tratamiento.

Aviso sobre dosificación: Solo podemos brindar dosis para medicamentos aprobados por la FDA para gatos, siguiendo las indicaciones de la etiqueta. Para medicamentos usados fuera de indicación (off-label), ofrecemos solo pautas generales y recomendaciones de seguridad. La dosificación segura y adecuada en estos casos debe ser establecida por un veterinario de atención primaria.

Te recomendamos trabajar de la mano con tu veterinario para determinar si un medicamento es adecuado para tu gato. Cambiar o ajustar la dosis por cuenta propia sin consultar puede ser riesgoso. No recomendamos usar medicamentos prescritos para humanos en mascotas sin la supervisión de un veterinario.

Avatar photo

Dr. Chris Vanderhoof, DVM, MPH

El Dr. Chris Vanderhoof se graduó en 2013 de la Facultad de Medicina Veterinaria de Virginia-Maryland (VMCVM) en Virginia Tech, donde también obtuvo una Maestría en Salud Pública. Completó una pasantía rotativa en el Hospital Veterinario Red Bank en Nueva Jersey y ahora trabaja como médico general en el área de Washington DC. El Dr. Vanderhoof también es redactor especializado en el campo de la salud animal y fundador de Paramount Animal Health Writing Solutions, que se puede encontrar en www.animalhealthcopywriter.com. El Dr. Vanderhoof vive en el área del norte de Virginia con su familia, incluidos 3 gatos.