¿Tu gato se rasca constantemente o tiene el pelaje en mal estado? ¿Te has preguntado si podría tener alguna alergia? Las alergias felinas son una causa frecuente de problemas en la piel, aunque identificarlas y tratarlas puede ser todo un reto.
¿Qué son las alergias en los gatos?
Las alergias son una reacción exagerada del sistema inmunológico ante un estímulo que en realidad no representa una amenaza. Cuando tu gato entra en contacto con un alérgeno a través de la piel o al inhalarlo, se activa una cadena de respuestas desproporcionadas al riesgo real: lo que se conoce como una reacción de hipersensibilidad.
Las células centinela del sistema inmune liberan señales que provocan picazón, inflamación y enrojecimiento.
Los gatos no nacen con alergias; estas aparecen con el tiempo. Por lo general, se detectan entre los seis meses y los tres años de edad, aunque hay casos diagnosticados incluso en gatos de 14 años. El diagnóstico no siempre es sencillo, lo que puede retrasar su identificación.
Los alérgenos más comunes en los gatos
La alergia más frecuente en gatos, con mucha diferencia, es a la saliva de pulga. Se conoce como “alergia a las pulgas” o “dermatitis alérgica por pulgas” (DAP). Se estima que esta reacción causa cerca de un tercio de los problemas dermatológicos en gatos, y algunos son tan sensibles que pueden presentar síntomas incluso si no has visto una sola pulga.
También pueden reaccionar de forma exagerada a picaduras de mosquitos u otros insectos, aunque esto ocurre con menos frecuencia que la alergia a las pulgas.
La siguiente causa más común son las alergias ambientales.
En perros, se suele llamar “atopia” o “dermatitis atópica”, pero en gatos se conoce como “dermatitis por hipersensibilidad no alimentaria y no causada por pulgas”.
En este caso, el alérgeno proviene del entorno: polen, productos de limpieza, maleza, árboles, ácaros del polvo, caspa y humo de cigarro pueden detonar una reacción de este tipo.
Las alergias alimentarias representan entre el 1 y el 5 % de los casos de enfermedades cutáneas en gatos.
Este tipo de alergia se desarrolla con el tiempo: un gato puede haber comido pollo toda su vida y, de pronto, volverse alérgico a él.
Los ingredientes más problemáticos suelen ser res, pollo y pescado, todos bastante comunes en la dieta felina.
Síntomas de alergias en los gatos

Los gatos alérgicos suelen presentar síntomas de irritación de la piel, como costras, picazón y acicalamiento excesivo.
Los gatos con alergias suelen presentar una reacción cutánea conocida como “dermatitis miliar”. Se caracteriza por la aparición de pequeñas lesiones con costras, parecidas a un sarpullido, que suelen concentrarse en la zona del lomo y el cuello.
También suelen tener mucha comezón; es común verlos rascarse con las patas o acicalarse con más frecuencia de lo normal. Ese exceso de acicalamiento puede provocar zonas sin pelo. Algunos gatos, además, tienden a desarrollar infecciones en los oídos con mayor facilidad.
Si la alergia es a algo presente en el aire, como el polen, pueden aparecer otros síntomas: ojos llorosos, picazón ocular, estornudos, tos o incluso respiración acelerada.
Por otro lado, cuando la alergia está relacionada con la alimentación, es posible que también haya molestias digestivas, como heces blandas, exceso de gases o vómitos ocasionales.
Diagnóstico de las alergias a los gatos
Diagnosticar alergias en gatos, en teoría, es sencillo, pero en la práctica puede tomar tiempo. Dado que la alergia a las pulgas es la más común, lo primero es descartarla como causa de los síntomas.
Para hacerlo correctamente, debes aplicar un tratamiento antipulgas de uso veterinario en todos los animales del hogar durante al menos 12 semanas sin interrupciones. Esto garantiza que se rompa el ciclo de vida de la pulga. Si tu gato mejora con este manejo, se asume que la alergia es a las pulgas—aunque no se confirma al cien por ciento, ya que la mejoría podría deberse a otra causa.
Si no hay mejoría, el siguiente paso es descartar una alergia alimentaria. Esto se hace mediante una dieta de eliminación hipoalergénica.
Debe ser una dieta recetada con proteínas hidrolizadas o una que incluya una fuente de proteína que tu gato nunca haya consumido. Esta dieta debe ofrecerse de forma exclusiva durante ocho semanas. Durante ese periodo, es mejor mantenerlo dentro de casa para asegurarte de que no coma nada fuera, como en casa de un vecino.
Si hay una mejora, es muy probable que se trate de una alergia alimentaria. Para confirmarlo, basta con ofrecerle un poco de su comida anterior y observar si regresan los síntomas.
Si descartas tanto la alergia a pulgas como la alimentaria, se considera que tu gato sufre de dermatitis por hipersensibilidad no alimentaria y no causada por pulgas (DHNANCP), es decir, alguna alergia ambiental. Para identificar exactamente a qué reacciona, se pueden hacer pruebas en sangre o tests cutáneos con inyecciones subcutáneas que evalúan la respuesta del organismo.
En ciertos casos, puede ser necesario acudir con un dermatólogo veterinario, especialmente si tu clínica no cuenta con el equipo para hacer estas pruebas o si el caso de tu gato resulta complejo.
Tratamiento de las alergias en los gatos

El tratamiento de las alergias en los gatos varía según los tipos de alérgenos a los que sea sensible el gato.
El tratamiento de las alergias en gatos suele requerir un enfoque combinado. Evitar el alérgeno es una parte clave: reduce al máximo la exposición a los elementos que desencadenan la reacción. Por ejemplo, mantenlo dentro de casa con las ventanas cerradas en días con mucho polen, elimina cualquier rastro de moho y utiliza ropa de cama hipoalergénica. También puede ser útil cambiar a arenas sanitarias sin polvo.
Modificar su alimentación también puede ayudar, incluso si la alergia no es alimentaria. Una dieta rica en ácidos grasos contribuye a reforzar la barrera cutánea y dificulta que los alérgenos penetren la piel y causen reacción.
En todos los casos de alergias, el control antipulgas es indispensable. Aunque la alergia no esté relacionada con pulgas, la picazón adicional que provoca una infestación puede desencadenar un brote. Consulta con tu veterinario sobre tratamientos antipulgas de prescripción.
Finalmente, puede ser necesario recurrir a medicamentos que modulan la respuesta inmunológica. Entre ellos se encuentran los corticosteroides, antihistamínicos y ciclosporina, entre otros. Pueden administrarse en forma de inyecciones (vacunas para alergias) o en tabletas desde casa.
Conclusión
Las alergias felinas son una causa frecuente de problemas en la piel, pero en muchos casos se resuelven con un buen tratamiento antipulgas. Cuando no es así, un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento con apoyo veterinario pueden ayudarte a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de tu gato.