El lenguaje científico está hecho para suavizar la realidad, convertirla en algo más pulcro y menos incómodo. Si te dijera que Eddy, el gato de la foto, tiene EII, tal vez pienses: “suena interesante, ¿qué será eso?”
Ahora bien, si en cambio te contara que el pobre lleva seis meses con diarrea abundante, tu reacción cambiaría por completo: algo como “¡guácala!… pobre gato (y pobre dueño)”.
¿Qué es la EII en los gatos?
EII es la abreviatura de enfermedad inflamatoria intestinal, un trastorno bastante común en gatos mayores, aunque puede presentarse a cualquier edad, incluso en gatitos de apenas cuatro meses.
Ocurre cuando ciertas células inflamatorias se acumulan en la pared del tracto gastrointestinal, es decir, en el estómago, el intestino delgado y/o el grueso. Esta acumulación altera el funcionamiento normal de esas zonas.
Cuando la inflamación se localiza en el estómago, se habla de gastritis; si está en los intestinos, se llama enteritis. Si afecta a ambos, se conoce como gastroenteritis. Los signos clínicos varían según las áreas comprometidas del sistema digestivo.
¿Cuáles son los síntomas de la EII?
Los signos más característicos de la EII son los trastornos gastrointestinales persistentes o recurrentes, que se manifiestan como vómitos crónicos y/o heces blandas o diarrea.
Lo que notas en tu gato depende del área más afectada del sistema digestivo: si la inflamación se da en el estómago (gastritis), aparecen vómitos; si ocurre en los intestinos (enteritis), lo que verás será diarrea. Cuando ambas zonas están inflamadas (gastroenteritis), pueden presentarse tanto vómitos como diarrea.
Curiosamente, muchas veces se culpa a las “bolas de pelo” cuando un gato vomita de forma ocasional, pero estudios recientes apuntan a que estos episodios podrían deberse, en realidad, a una forma de EII. El pelo que regurgitan estaría ahí simplemente porque se han estado acicalando.
Así que si tu gato expulsa bolas de pelo con frecuencia, quizá sea momento de hablar con tu veterinario sobre la posibilidad de que se trate de EII felina.
Otros signos que podrían aparecer incluyen:
- Pérdida de peso
- Falta de apetito
- Pelaje opaco, seco o erizado (por mala absorción de nutrientes)
- Dolor abdominal
- Mayor frecuencia al hacer del baño
- Urgencia por defecar (por ejemplo, salir corriendo hacia la puerta para gatos)
- Presencia de mucosidad o sangre en las heces
- Es posible sospechar estreñimiento, aunque en realidad muchos gatos hacen fuerza debido a la irritación del intestino bajo, no por obstrucciones fecales.
Hay muchas otras enfermedades que pueden provocar estos síntomas, desde parásitos fáciles de tratar hasta cuadros más complejos como ciertos tipos de cáncer. Por eso, si notas algo fuera de lo común, lo mejor es acudir con tu veterinario para obtener un diagnóstico certero.
¿Qué causa la EII?
Aún no se conoce con certeza qué causa la EII, aunque está claro que tanto los factores genéticos como los ambientales influyen. Se ha observado con más frecuencia en ciertas razas, como los siameses, y con algunos tipos de alimentación.
El problema central es una respuesta inmunológica anómala: una especie de alergia a componentes presentes en la dieta.
La investigación sigue avanzando, y hay teorías recientes que relacionan la EII con el microbioma. Los gatos afectados suelen mostrar alteraciones en la flora intestinal.
¿Cómo se diagnostica la EII?
No hay una prueba única para diagnosticar con certeza la EII, pero hay seis elementos clave que suelen usarse para confirmarla:
- Signos digestivos persistentes o recurrentes durante más de un mes, como vómitos frecuentes y/o diarrea crónica.
- Evidencia de inflamación en el tracto digestivo mediante biopsia, obtenida por endoscopía o cirugía exploratoria. La infiltración recibe una descripción técnica según las células inflamatorias identificadas (por ejemplo, linfocítica, linfoplasmocítica).
- Descartar otras causas de inflamación intestinal, como parásitos o bacterias patógenas.
- Descartar otras enfermedades que generen signos similares, como hipertiroidismo, deficiencia de enzimas pancreáticas o cáncer. Puede ser necesario realizar ultrasonido o radiografías.
- Poca respuesta a tratamientos simples como dieta blanda y desparasitantes.
- Buena respuesta a medicamentos antiinflamatorios.
¿Cómo se trata la EII?
Una vez que el diagnóstico ha sido confirmado por el veterinario, el tratamiento de la EII felina se centra en reducir la inflamación del tracto digestivo.
Esto se logra de dos formas:
- Administrar una dieta especial que tenga menos probabilidades de provocar una reacción.
- Usar medicamentos para controlar la respuesta exagerada del sistema inmunológico.
Modificar la alimentación puede tener un impacto notable. En casos leves, bastaría con ofrecer una dieta altamente digestible.
Esto ayuda a disminuir la inflamación al reducir la estimulación antigénica del intestino, provocada por la gran cantidad de residuos generados durante la digestión compleja de ciertos alimentos.
¿Cuál es el mejor alimento para gatos con EII?
El objetivo es una dieta altamente digestible para minimizar los productos de descomposición digestiva que puedan generar inflamación: esto implica bajos niveles de grasa, proteínas razonablemente altas y niveles reducidos de carbohidratos.
Para ser técnicos, la digestibilidad de las proteínas debe ser superior al 87 % (los niveles típicos son 78-81 %), la digestibilidad de los carbohidratos debe ser superior al 90 % (niveles típicos son 69-79 %) y la digestibilidad de las grasas debe superar el 90 % (los niveles típicos son 77-85 %).
Los gatos son carnívoros estrictos, por lo que no es sorprendente que les resulte más fácil digerir proteínas de origen animal que las de plantas.
Además, las proteínas de mayor calidad (como el filete de pollo) se digieren mejor que los subproductos cárnicos (como las vísceras o las patas de pollo molidas). Los carbohidratos de una sola fuente (como el arroz) son más digeribles que una mezcla de diferentes fuentes.
¿Qué ingredientes deben incluirse en la comida para gatos con EII?
Además de buscar una dieta más digestible, lo ideal es optar por lo que se llama una “dieta novedosa”: esto significa que se debe usar ingredientes que el gato no haya comido antes. En particular, se debe utilizar una proteína novedosa en lugar de proteínas a las que el gato ya se haya expuesto.
La razón de esto es que un gato solo puede ser alérgico a una dieta que haya probado previamente. La carne de res, los lácteos y el pescado son los ingredientes más comunes que causan alergias alimentarias en los gatos, por lo que es mejor evitarlos si es posible.
También es recomendable revisar un historial alimenticio detallado de tu gato (¿qué ha comido exactamente en el pasado?) para identificar los ingredientes más probables que ya ha consumido, y así saber cuáles evitar en el futuro.
Fuentes típicas de proteínas “novedosas” incluyen pavo, pato, cordero, conejo, venado y pescado (en algunos casos, tipos de pescado poco comunes).
Vale la pena considerar el uso de una dieta comercial hidrolizada de prescripción: estas ya han sido pre-digeridas durante el proceso de fabricación, por lo que las proteínas están en cadenas más cortas y tienen un peso molecular más bajo, lo que las hace mucho menos propensas a causar una reacción alérgica.
¿Qué otro tratamiento se puede administrar?
En casos leves, la modificación de la dieta puede ser suficiente para resolver los signos de la EII. No obstante, a menudo se necesitan otros medicamentos: estos son medicamentos de prescripción, por lo que tu veterinario te orientará hacia la mejor opción para tu gato.
Terapia inmunosupresora
Si los gatos tienen EII leve que no responde a la terapia dietética, o si presentan signos más graves de EII con problemas como niveles bajos de proteína en la sangre, puede ser necesario un medicamento para suprimir su sistema inmunológico hiperactivo.
Existen varios medicamentos que se pueden utilizar y esto siempre debe hacerse bajo la estrecha supervisión de tu veterinario:
- Los corticosteroides (como la prednisona o la prednisolona) son la opción más común. La prednisolona generalmente se inicia con una dosis de 1-2 mg/kg dos veces al día, o a veces se administra una «dosis promedio» de 5 mg por gato. La mayoría de los pacientes responden en 1-2 semanas, y después de 2-4 semanas, la dosis se reduce gradualmente a una dosis de mantenimiento más baja, que puede rondar los 0.5-1 mg/kg por vía oral cada dos días.
- En algunos pacientes, se puede sugerir un esteroide inyectable de acción prolongada (por ejemplo, si es difícil administrar pastillas al gato).
- La budesonida es una terapia alternativa a la prednisolona que puede tener menos efectos secundarios en algunos pacientes, con dosis de entre 0.5 y 1 mg por gato una vez al día.
- Se pueden considerar otros medicamentos inmunosupresores como alternativa si los anteriores no son eficaces. Tu veterinario te brindará más información sobre estos, si es necesario.
Suplementos antiinflamatorios y otros suplementos dietéticos
Tu veterinario puede recomendar suplementos nutricionales que tengan un efecto antiinflamatorio natural, como los aceites de pescado omega 3.
Algunos gatos con EII tienen niveles bajos de folato y cobalamina, dos vitaminas del grupo B. Si los análisis de sangre muestran que estos niveles están por debajo de lo normal, la suplementación (por inyección o vía oral, pero consulta con tu veterinario) puede ayudar a promover una función digestiva normal y también a estimular el apetito de tu gato.
Modificando el microbioma
Se cree que la microflora del tracto digestivo (el «microbioma») juega un papel importante en la EII en los gatos.
- Tu veterinario podría recomendar un tratamiento con antibióticos (como metronidazol). Los antibióticos actúan matando bacterias, lo que altera el microbioma en el proceso. Además, el metronidazol parece tener un efecto antiinflamatorio adicional en el tracto digestivo.
- También pueden sugerirse prebióticos y probióticos. Estos ayudan a mantener una bacteria intestinal saludable en el sistema gastrointestinal y pueden ayudar a restaurar el equilibrio del microbioma del tracto digestivo a un estado saludable.
- Algunas investigaciones iniciales han explorado el uso de la terapia de trasplante de heces como un tratamiento novedoso, alterando nuevamente el microbioma en gatos con EII.
Otras terapias
El tratamiento con células madre está siendo investigado como una posible alternativa para tratar la EII.
Pronóstico
La mayoría de los casos de EII en gatos responden a una combinación de tratamientos, como se mencionó anteriormente. Puede tomar hasta tres meses para que los casos respondan completamente, y es posible que se necesite un tratamiento de mantenimiento continuo durante toda la vida del gato.
¿Qué pasó con Eddy, el gato de la foto?
Una vez que se determinó la causa de la diarrea de Eddy, su cuidador pudo probarle diferentes dietas para ver cuál le quedaba mejor.
Encontró una dieta de galletas de alta calidad diseñada para gatos con EII, que pareció disfrutar. Ahora, lleva dos años sin síntomas.