Los gatos son expertos en ocultar cuando están estresados. Esto se debe a que el gato doméstico proviene del gato salvaje africano, que era a la vez cazador de presas pequeñas y víctima de depredadores más grandes; mostrar señales de estrés o dolor los convertía en un blanco fácil.
Un poco de estrés es normal, pero el estrés crónico en los gatos puede generar problemas de comportamiento e incluso afectar su salud. Por eso es fundamental identificar si tu gato está bajo presión, entender qué lo está causando y saber cómo solucionarlo.
¿Cómo sé si mi gato está estresado?
Los gatos muestran signos de estrés de distintas maneras, tanto a través de cambios en su comportamiento como en su salud física.
Entre los síntomas físicos se encuentran:
- Problemas con la caja de arena, como hacer sus necesidades fuera de ella, reducir la frecuencia y provocar estreñimiento, permanecer mucho tiempo en cuclillas sin orinar, expulsar orina con sangre, maullar al orinar o salir corriendo después de usarla.
- Acicalamiento excesivo que causa zonas sin pelo o irritaciones en la piel.
- Empeoramiento de afecciones crónicas, por ejemplo, virus respiratorios.
- Alteraciones en el apetito, ya sea comer más o menos de lo habitual.
- Ingerir objetos o sustancias inapropiadas.
- Diarrea y/o vómitos.
- Dormir demasiado.
- Variaciones en el peso corporal.
- Orejas constantemente hacia atrás o pegadas a la cabeza.
- Piel que se estremece o se mueve en la espalda, especialmente tras acariciarlo.
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Los problemas de conducta relacionados con el estrés incluyen:
- Rociar orina o marcar territorio.
- Mostrar agresividad hacia ti, otras personas o mascotas en casa.
- Esconderse más o, por el contrario, volverse más dependiente.
- Vocalizar en exceso, ya sea maullidos, gruñidos o bufidos.
- Estar nervioso, con ojos dilatados, postura tensa y encorvada, y el pelaje erizado.
- Perder interés en el juego.
- Deambular sin descanso.
¿Qué causa el estrés en los gatos?

Son muchos los factores que pueden generar estrés en los gatos, y cambios como mudanzas, renovaciones o la llegada y reubicación de muebles están entre ellos.
Son muchas las razones que pueden causar estrés en los gatos. Ellos disfrutan la rutina, prefieren saber qué esperar y no toleran las sorpresas. La mayoría de las veces, el estrés surge por cambios en sus hábitos, la presencia de gatos desconocidos en su territorio, falta de recursos, enfermedades, aburrimiento, dolor o poca socialización.
Entre las causas más comunes se encuentran:
- Una caja de arena sucia, cambiarla de lugar, modificar el tipo de arena o bandeja, o que haya demasiados gatos usando una sola caja.
- Mudanzas, reformas en el hogar, la llegada o traslado de muebles.
- Cambios bruscos en la alimentación.
- Gatos callejeros en el vecindario, conflictos con otros gatos en casa, la llegada de una nueva mascota, ser acosado por otro felino o reflejos en espejos que confunden al gato.
- Aburrimiento.
- Dolores, especialmente dentales o por artritis.
- Visitas al veterinario o estancias en guarderías para mascotas.
- Visitantes humanos o personas nuevas en casa, la llegada de un bebé, niños.
- Falta de socialización durante la etapa de cachorro.
- Olores fuertes, como velas o detergentes.
- Recursos insuficientes para todos los gatos, como camas o comederos.
- Falta de oportunidades para rascar.
¿Cómo reducir el estrés en los gatos?

Una forma de ayudar a tu gato a reducir el estrés es ofreciéndole espacios donde pueda rascar.
Para reducir el estrés en tu gato, ten en cuenta estos puntos clave:
- Establece una rutina y mantenla. Evita cambios bruscos y haz las modificaciones de forma gradual.
- Elimina o minimiza los factores que generan tensión, como gatos extraños o espejos.
- Enriquece su entorno con más espacios para trepar y escalar, comederos tipo rompecabeza zonas para rascar y sesiones diarias de juego.
- Cuida la limpieza diaria de la caja de arena; usa cajas simples, evita las fundas y tapas, y no utilices productos químicos agresivos que puedan irritar su nariz.
- Asegura recursos suficientes para cada gato: caja, comederos, camas, lugares para descansar y juguetes. Los expertos aconsejan tener una caja más que el número de gatos.
- Evita aromas fuertes en casa, como velas, aceites esenciales o detergentes perfumados.
- Garantiza espacio adecuado: la ASPCA recomienda al menos 1.7 metros cuadrados por gato.
- Ofrece socialización adecuada desde cachorro; la organización San Diego Humane cuenta con una excelente guía para esto.
- Usa ayudas para calmar si es necesario, como sprays de feromonas, chalecos antiansiedad, medicamentos, golosinas relajantes o dispositivos como Assisi Loop.
- Trabaja con tu veterinario para asegurar que tu gato esté sano y sin dolor.
- Visita Fear Free Happy Homes para consejos que hagan las visitas al veterinario menos estresantes y más recomendaciones para reducir miedo y ansiedad.