La agresión en los gatos es un problema serio que puede causar lesiones a personas y otros animales. Aunque los ataques felinos hacia humanos no se reportan con la misma frecuencia que los de perros, representan un desafío importante para los dueños, una preocupación de salud pública y, lamentablemente, una de las razones por las que muchos gatos son abandonados.
Es momento de replantear nuestra visión sobre la agresión y entender qué motiva a los gatos, como especie, a comportarse de manera «agresiva» con las personas, otros felinos y demás mascotas. Además de analizar las causas de esta conducta, exploraremos estrategias para reducir la tensión y lograr un hogar más armonioso.
¿Qué es la agresión en los gatos?
La agresión se define como una advertencia o ataque dirigido hacia uno o varios individuos, ya sea dentro de la misma especie o entre especies distintas.
En los gatos, la agresión es una respuesta innata y fundamental para su supervivencia como depredadores territoriales e independientes. Puede considerarse normal o anormal según el contexto, aunque, en general, está relacionada con la autoconservación y suele estar vinculada al miedo.
Descifrar la agresión
¡La agresión no es un diagnóstico ni un rasgo de temperamento!
Las emociones que experimentan los felinos provienen de su cerebro heredado, a menudo denominadas «motivaciones emocionales», que son responsables de la excitación expresiva instintiva.
La conducta agresiva puede interpretarse por la motivación receptiva que la refuerza (Halls, 2020).
Según Panksepp, la excitación negativa está asociada con:
- Frustración
- Miedo-ansiedad
- Pánico
La hostilidad también puede manifestarse en diversas circunstancias. La hostilidad verdadera puede ser pasiva (encubierta) o activa (manifiesta).
Dado que varias formas de agresión pueden provocar los mismos gruñidos, golpes, arañazos y, ocasionalmente, el uso de dientes y garras, puede llevar algún tiempo clasificar el tipo de agresión que ha presenciado.
Clasificaciones de agresión
Los gatos pueden mostrar un comportamiento agresivo debido a varios motivos. Es importante diferenciar el tipo de agresión para gestionarla de forma eficaz.
Agresión hacia los humanos
La agresión no provocada de los gatos hacia los humanos suele estar relacionada con el contacto o el juego con los felinos dentro del hogar. Lamentablemente, la mayoría de los ataques se dirigen a miembros de la familia; un estudio indicó que ocurre con mayor frecuencia contra niños y mujeres.
Si bien continúa la investigación científica sobre el impacto del estrés prenatal (antes del nacimiento) y postnatal (después del nacimiento) de las gatas madre junto con el destete en el desarrollo conductual de los gatitos, se ha descubierto que la exposición intensa al estrés prenatal puede resultar en una mayor sensibilidad y reactividad a los factores estresantes por lo que los gatitos pueden tener una capacidad disminuida para manejar situaciones traumáticas y pueden demostrar una emocionalidad intensificada en forma de niveles anormales de miedo y agresión no provocada.
Además, un estudio reciente descubrió que las experiencias tempranas y el destete prematuro pueden aumentar la agresión y el comportamiento estereotipado en los gatos.
Es posible que los gatitos criados a mano no aprendan a manejar la frustración porque sus madres no los destetan a pesar de los mejores esfuerzos de su cuidador; para algunos individuos, esto podría conducir a un comportamiento problemático como la agresión relacionada con la frustración.
Los casos de agresión hacia las personas deben evaluarse individualmente junto con un examen veterinario en el que se tome una historia clínica detallada del gato, su entorno, incluidos los factores desencadenantes iniciales y la evolución del problema. El curso de acción variará para cada persona en función de los factores causales y las situaciones.
Examinemos las seis razones principales de la aparición de comportamientos agresivos hacia los humanos, incluidas técnicas de gestión y prevención exitosas:
1. Agresión por miedo

Los gatos asustados pueden mostrar un comportamiento agresivo. Los gatos que han sido mal socializados son más propensos a este tipo de agresión basada en el miedo.
Aunque algunos gatos son más temerosos que otros, principalmente debido a una socialización humana deficiente durante el período sensible del gatito (2 a 8 semanas), este tipo de antagonismo miedo-ansiedad se relaciona con un gato que se enfrenta a estímulos completamente nuevos, como personas nuevas, otra mascota, situaciones desconocidas o desagradables y experiencias negativas.
La agresión basada en el miedo puede aumentar si el dueño la asocia con otro estímulo que provoca ansiedad en el gato.
Por ejemplo, esto puede ocurrir cuando un dueño manipula a otro gato y luego se acerca a su gato. El olor del gato desconocido puede provocar una agresión hacia el dueño.
Un gato que se siente amenazado puede mostrar un comportamiento defensivo cuando alguien se acerca.
La postura del gato incluirá agacharse en el suelo, orejas aplastadas detrás de la cabeza combinadas con una posible piloerección, mientras que su respuesta puede incluir vocalización como señal de advertencia para retroceder, morder o arañar según el nivel de supuesto peligro y excitación.
No intentes consolar físicamente a tu gato cuando tenga miedo, ya que esto podría provocarle lesiones y empeorar su pánico.
Cambiar el comportamiento temeroso requiere mucha persistencia ya que cada gato reacciona de forma inversa.
Ofrécele muchos escondites para que el gato pueda escapar y combina esas oportunidades de escondite con interacciones estructuradas. Debe evitarse el contacto forzado con personas o mascotas nuevas, mientras que una combinación de técnicas de desensibilización y modificación de la conducta reducirá en última instancia el miedo.
2. Juego/Agresión depredadora
El juego mal dirigido o el comportamiento depredador de búsqueda de atención se manifiestan como un ataque rápido de manos y pies seguido de un ataque rápido de manos y pies. La causa más frecuente se desarrolla a través de una interacción inapropiada por parte de los dueños que juegan con los gatitos usando sus manos. Los gatitos se sobreestimulan y juegan bruscamente, sin embargo, los dueños de mascotas no toman medidas para frenar el comportamiento.
Aunque los gatitos suelen jugar de forma escandalosa con otros gatitos o gatos, su madre enseñará a sus crías a suavizar su juego. Los gatos adultos a los que no se les ha enseñado desde pequeños a moderar sus respuestas pueden jugar de forma demasiado agresiva con las personas.
Algunos gatos también pueden «emboscar» a sus dueños cuando pasan por su lado saltando desde detrás de los muebles y golpeando con sus patas. A menudo, este comportamiento se ve reforzado por la respuesta del dueño, que aparta las extremidades o corre de forma similar al movimiento de la presa, lo que inspira respuestas depredadoras.
Para evitar la agresión por juego o instinto depredador mal dirigido, enseña a los gatitos a jugar de manera adecuada desde pequeños, redirigiendo su atención hacia objetos inanimados como pelotas de ping-pong o juguetes tipo caña de pescar. En estos últimos, una persona mueve la varilla mientras el gato persigue el juguete en la punta, en lugar de atacar manos o pies.
Además, enriquece su entorno con sesiones de juego diarias. Ofrécele múltiples opciones para trepar y explorar, así como oportunidades para resolver problemas y, si es posible, acceso al exterior.
Evita los castigos y mantén la calma. Ignora la conducta no deseada y aléjate para no reforzar el comportamiento de agarre.
3. Agresión inducida por caricias

Algunos gatos pueden sobreestimularse durante una sesión de caricias y reaccionar con mordiscos y arañazos. Otros gatos llegan a un «punto crítico» después de que se les tocan las zonas sensibles durante demasiado tiempo.
Para un dueño cariñoso, este tipo de enemistad puede parecer engañosa y exasperante, particularmente porque su gato puede solicitar atención y luego, inesperadamente, detener la interacción mordiendo o arañando.
Esto es común cuando un gato quiere tener contacto social, pero no mucha interacción de alta intensidad, como caricias en varias partes de su cuerpo o palmaditas fuertes. Un gato adulto amistoso puede disfrutar de caricias suaves por períodos breves cuando lo desea, aunque se frustrará o excitará fácilmente y puede atacar mordiendo las manos de su dueño.
Además, un gato puede desarrollar una sensación de conflicto entre placer y peligro si se relaja demasiado, lo que puede llevar a un gesto violento repentino. Una vez más, estos gatos están respondiendo a un mecanismo de supervivencia innato destinado a protegerlos de las amenazas.
Para controlar a un minino que se agita o excita fácilmente, los dueños deben estar atentos a las señales de advertencia sutiles del gato y evitar sesiones prolongadas de mimos o caricias en partes de su cuerpo que crean vulnerabilidad (vientre, pecho o espalda).
4. Agresión inducida por el dolor
Un gato enfermo puede reaccionar de forma involuntaria debido a un umbral de tolerancia más bajo, ya que lo más frecuente es que experimente dolor, angustia e irritación. Una respuesta agresiva de un gato que se siente incómodo posiblemente se deba a la anticipación o la experiencia de dolor al ser tocado, lo que está relacionado con el contexto.
Las enfermedades comunes relacionadas con el comportamiento agresivo incluyen la enfermedad articular degenerativa, el hipertiroidismo, las dolencias dentales y los trastornos neurológicos.
Las opciones de manejo de las molestias deben incluir consultas con el veterinario, control del dolor, terapias complementarias y evitar tocar partes del cuerpo doloridas en casos de enfermedad articular degenerativa.
5. Agresión redirigida
Cuando un gato se siente frustrado o agitado por un estímulo que no le permite lograr el resultado deseado, puede responder «redirigiendo la agresión» hacia el objetivo (es decir, un humano u otra mascota) cercano en lugar de hacia la fuente.
Las causas más habituales son ver a otro gato desde la ventana, no poder ahuyentarlo porque está encerrado en casa o cuando un dueño coge a un gato mientras está en medio de una pelea entre gatos. Asimismo, un gato que se asusta por un ruido excesivo y repentino puede provocar agitación que dé lugar a un resentimiento redirigido.
Para evitar la frustración, identifica la causa del estrés y elimínala si es posible. Si el problema es otro gato, baja la cortina o coloca una película opaca en la parte inferior de una ventana grande. En hogares con varios felinos, asegúrate de que todos tengan acceso sin restricciones a los recursos y bríndales tiempo al aire libre.
Los gatos son muy sensibles a los cambios, así que mantén su entorno libre de ruidos fuertes y visitas bulliciosas.
6. Agresión materna

Las gatas madres pueden volverse extremadamente protectoras y violentas hacia cualquier cosa que consideren una amenaza potencial para sus gatitos.
Aunque la agresión materna es menos frecuente, algunas gatas que están amamantando pueden mostrar ferocidad ante la cercanía de ciertas personas.
Para reducir la agresión y minimizar el estrés tanto en la madre como en los gatitos, limita las visitas, proporciona un nido tranquilo y evita alterar su olor. Observa siempre el comportamiento de la gata cuando alguien manipule a sus crías para asegurarte de que se siente cómoda con su presencia.
Por último, veamos un problema común que enfrentan hoy en día los hogares con varios gatos.
Además de la agresión hacia los humanos, los gatos en hogares con varios gatos pueden mostrar agresión hacia otros gatos.
Agresión entre gatos
La agresión entre gatos se puede clasificar como relacionada con el conflicto, relacionada con el miedo, asociada al juego y redirigida, desencadenada por la presencia de otro gato o la separación de los residentes gracias a la hospitalización.
Aunque muchos dueños de gatos creen que cuantos más gatos, mejor, los felinos son especies solitarias y territoriales que normalmente no aceptan gatos recién adoptados en el hogar. Las disputas entre gatos son habituales, especialmente cuando los individuos no están emparentados o no socializan juntos durante el período sensible.
Se ha reportado que los conflictos entre gatos dentro de la misma casa aparecen al menos una vez al mes. Suelen ser sutiles y suelen provocar angustia felina y problemas de conducta. Según algunos informes, un gato que se ve frecuentemente afectado por la falta de acceso a recursos esenciales puede sufrir estrés crónico, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de sufrir cistitis idiopática o alopecia.
El contacto social de la madre con sus crías es de vital importancia para el desarrollo emocional y conductual normal. Se ha demostrado que los gatitos completamente privados de cuidados maternales tienen mayor riesgo de desarrollar respuestas temerosas o agresivas hacia otros gatos que muestran una capacidad de aprendizaje reducida (Seitz, 1959).
Para evitar agresiones en hogares con varios gatos, se deben realizar presentaciones graduales si se adopta un gato nuevo. Numerosos estudios sugieren que la exposición temprana y las interacciones positivas con otros felinos durante el período sensible son particularmente críticas para fomentar una mayor aceptación de otros gatos, incluida la formación de vínculos sociales más adelante en la vida. Asimismo, los productos con feromonas pueden ayudar a minimizar la hostilidad y ayudar durante las presentaciones.
La prevención de conflictos entre gatos requiere ajustes ambientales orientados a promover la distribución de los gatos, disminuir la competencia por los recursos y, al mismo tiempo, reducir la angustia, la irritabilidad, las emociones negativas y aumentar la confianza en sí mismo del gato.
Conclusión
Cualquier tipo de agresión es peligrosa y supone un gran desafío para los dueños de mascotas. Aunque las clasificaciones difieren, la agresión suele estar asociada al miedo, la frustración, el juego mal dirigido o la enfermedad.
Diversas variedades de agresión suelen tratarse con modificaciones conductuales y ambientales; sin embargo, la mayoría requerirá inicialmente una visita al veterinario para descartar una condición médica.
La agresión suele ser difícil de diagnosticar y tratar, por lo tanto, es vital buscar ayuda profesional de un especialista en comportamiento animal calificado que pueda desarrollar un plan de tratamiento personalizado para su compañero felino.
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