Las visitas al veterinario, aunque fundamentales para el bienestar de tu gato, suelen ser estresantes e incómodas para él. El simple hecho de ir al veterinario implica factores como el uso del transportín, el trayecto en coche y la presencia de otros animales. Si a eso le sumas inyecciones y medicamentos, tienes la combinación perfecta para un gato estresado. Esta situación puede hacer que, al regresar a casa, tu gato se comporte de manera diferente e incluso parezca desconfiar de ti. Tal vez te preguntes si has perdido su confianza y si volverá a confiar en ti después de la visita.
La buena noticia es que tu gato volverá a confiar en ti tras la visita al veterinario. Solo necesita un poco de tiempo y comprensión. Aquí encontrarás varios consejos para que estas visitas sean lo más tranquilas y llevaderas posible. Con estas recomendaciones, junto con mucho amor y paciencia, tu gato recuperará su comportamiento habitual y su confianza en ti. Sigue leyendo para descubrir cómo lograr visitas al veterinario sin estrés y con una experiencia positiva para tu gato.
La visita al veterinario
Las visitas al veterinario son esenciales para los gatos en todas las etapas de la vida. Necesitan sus vacunas, prevención de parásitos, esterilización y cuidados cuando están enfermos o tienen dolor. Los veterinarios proporcionan el tratamiento médico necesario para nuestros gatos cuando lo necesitan. Su objetivo es mantener a nuestros compañeros con nosotros durante el mayor tiempo posible y mantenerlos lo más saludables posible.
Sin embargo, los gatos pueden estresarse al ir a la clínica veterinaria. ¡Es similar a lo que nos ocurre a nosotros cuando no disfrutamos de una visita al médico o al dentista!
A los gatos les gusta tener el control de su entorno. Su estrés comienza desde el principio de su terrible experiencia en el veterinario. Los colocan en un transportín para gatos, que es un espacio cerrado muy pequeño, y luego los meten en el coche. Los viajes en coche suelen ser muy ruidosos, con música alta y ruidos generales del tráfico. Para colmo, algunos gatos sufren mareos (como nosotros), lo que hace que el viaje en coche sea aún más desagradable.
Cuando el gato llega al veterinario, está muy estresado. Si hay otros gatos y perros en la sala de espera, esto suele ser aún más estresante para los gatos, especialmente si no están acostumbrados a los perros.
El veterinario examina al gato y posiblemente le administra pastillas e inyecciones como parte del tratamiento. Los gatos no entienden por qué reciben estos medicamentos, pero saben que sienten dolor o angustia cuando los reciben.
¿Qué pasa cuando mi gato llega a casa?
Después de todo este malestar, el gato es llevado de nuevo a casa en el transportín cerrado y colocado en un coche ruidoso. Como puedes imaginar, en este punto puede estar muy estresado. Esto hará que se comporte de forma diferente a como lo hace normalmente en casa. Quizá te preguntes si tu gato volverá a confiar en ti después de una visita al veterinario.
Si tienes otras mascotas, es posible que actúen de forma diferente con tu gato porque huelen el hospital y los medicamentos. Sepáralos por un tiempo si hay signos de miedo o agresión, como silbidos y gruñidos.
Cómo reducir el estrés de tu gato
Las visitas al veterinario no tienen por qué ser estresantes ni traumáticas. Hay muchas cosas que podemos hacer para reducir el estrés de los gatos durante la visita al veterinario. Esto incluye lo que sucede antes y después de la visita. Queremos que la experiencia sea lo más positiva posible y que el gato esté feliz al final. Tenemos algunos consejos para ayudar con esto, empezando por cómo poner a tu gato en el transportín.
1. Cómo poner a tu gato en el transportín

Permite que el transportín para gatos se convierta en un refugio acogedor en lugar de asociarlo con el estrés de una visita al veterinario.
Viajar en coche puede ser muy estresante para cualquier gato. Para reducir su ansiedad, utiliza un transportín adecuado, lo suficientemente amplio para que tu gato esté cómodo. Lo ideal es que tu gato esté familiarizado con el transportín antes de la visita al veterinario. Para lograrlo, déjalo a la vista durante todo el año y anímalo a usarlo como un lugar acogedor para descansar.
De esta forma, tu gato se acostumbrará al transportín y no lo verá como una experiencia negativa. Si solo lo sacas cuando es hora de ir al veterinario, pronto lo asociará con esas visitas y desarrollará miedo hacia él.
Colocar una manta o prenda con su aroma en la base del transportín ayudará a que se sienta más tranquilo, ya que tendrá un olor familiar que le recuerda a casa. También puedes rociar su cama con un spray de feromonas sintéticas (como Feliway) unos 30 minutos antes de colocar al gato dentro. Estas feromonas contribuyen a relajarlo y a que se sienta más seguro durante el trayecto. Cuando lo pongas en el transportín, hazlo con suavidad, evitando movimientos bruscos o el uso de fuerza excesiva.
2. Viajar en coche con tu gato
Coloca el transportín en el suelo del coche o en el asiento, asegurándolo con el cinturón de seguridad. Esto ayudará a evitar movimientos bruscos durante el trayecto.
Cubre parcialmente el transportín para reducir la cantidad de estímulos visuales que puedan alterar a tu gato. Procura mantener un ambiente tranquilo, sin ruidos fuertes, y trata de programar la cita en horarios con poco tráfico para que el viaje sea más relajado.
Si tu gato se motiva con la comida, ofrecerle algunas golosinas durante el trayecto y la visita al veterinario puede ayudar a calmarlo. Sin embargo, evita hacerlo si sufre de mareo por movimiento y consulta con el veterinario antes del viaje. Es posible que pueda recetarte algún medicamento para aliviar las náuseas.
Cómo reducir el estrés en la clínica veterinaria
Para ayudar a tu gato a relajarse durante la cita con el veterinario, hay varias estrategias que pueden marcar la diferencia. En primer lugar, busca un veterinario que sea amigable con los gatos y trabaje en una clínica adaptada para ellos. También existen clínicas certificadas como fear-free, especializadas en reducir el estrés de las mascotas.
Estas clínicas aplican técnicas de manipulación suave y suelen tener difusores de feromonas encendidos en diferentes áreas para crear un ambiente más relajante. Además, es común que cuenten con salas de espera separadas para gatos y perros, o incluso áreas exclusivas solo para gatos.
Otra opción son las clínicas veterinarias exclusivas para gatos, donde no hay perros ladrando ni otras mascotas que puedan alterar a tu felino. En estos centros, normalmente encontrarás expertos en comportamiento felino y técnicos veterinarios capacitados para ofrecerte consejos específicos y brindar una atención especializada a tu gato.
Si tu gato se estresa mucho en la clínica, puede beneficiarse de medicación sedante antes y durante la visita. Consulta con tu veterinario sobre esta posibilidad, ya que podrá orientarte y recomendarte el tratamiento más adecuado según las necesidades de tu gato.
Cuando llegues a casa…
Cuando llegues a casa, puede que tu gato parezca no confiar en ti después de su visita al veterinario. Sé paciente y comprensivo con él. Háblale con dulzura y tranquilidad y dale espacio si lo desea. Puedes intentar darle su comida favorita o algunos premios (si son permitidos después de su visita al veterinario).
Disfrutarán acurrucándose en su cama y mantas familiares que olerán reconfortantemente a ellos y a su hogar. Rocía feromonas en su ropa de cama o conecte un difusor de feromonas sintéticas en la casa.
Propietarios: manténganse tranquilos y relajados
Como dueños de gatos, a menudo subestimamos el impacto que nuestras emociones pueden tener en ellos. Los gatos son muy sensibles y perciben cuando estamos nerviosos o estresados. Si te sientes ansioso por la visita al veterinario, es probable que tu gato lo detecte, lo que podría aumentar su propia ansiedad.
Aunque no siempre sea fácil, intenta mantener una actitud tranquila y relajada durante toda la visita, prestando atención a tu lenguaje corporal. Esto ayudará a tu gato a sentirse más seguro y tranquilo, transmitiéndole la confianza que necesita en ese momento.
Reflexiones finales

Con tiempo, paciencia y tranquilidad, un gato que se comporta de manera diferente después de una visita al veterinario volverá a la normalidad en cuestión de días.
Llevar a tu gato al veterinario puede ser estresante y puede que después actúe como si no confiara en ti. Puedes reducir el estrés desde el momento en que colocas al gato en su transportín, durante el viaje en coche y en la clínica veterinaria. Hay muchas clínicas que aceptan gatos, clínicas certificadas que no temen a los gatos o incluso veterinarios que solo aceptan gatos y que están formados para ayudar a reducir el estrés de la visita veterinaria de tu gato. De todas formas, tu gato volverá a confiar en ti después de la visita al veterinario; puede que solo necesite algo de tiempo y espacio (y golosinas y mimos).
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