Aunque la mayoría de quienes conviven con gatos identifica señales claras de que algo no anda bien —como vómito, diarrea o secreción ocular—, quizá no sepas reconocer los signos más sutiles que indican malestar.
En su entorno natural, el gato es cazador, pero también presa de animales como los coyotes. Por eso, para protegerse, suele disimular cualquier síntoma. Esta conducta puede dificultar que te des cuenta cuando necesita atención.
Quienes tienen gatos deben aprender a detectar las señales discretas que indican que algo no está bien y que es momento de visitar al veterinario. Aquí tienes las diez más importantes.
1. Tu gato se esconde más de lo habitual
¿Recuerdas que mencioné que los gatos, en la naturaleza, son tanto cazadores como presas? Eso significa que, si se sienten mal, harán todo lo posible por ocultarlo, guiados por su instinto de protegerse.
Una de las señales de que tu gato no se encuentra bien es, precisamente, que lo veas menos de lo habitual, que empiece a esconderse debajo de la cama, dentro del clóset o que se muestre menos sociable de lo normal.
2. Tu gato tiene el tercer párpado prolapsado
¿Sabías que tu gato tiene tres párpados? ¡Así es! Tiene dos, como los humanos, y un tercero llamado membrana nictitante, de color rosado, que normalmente permanece en la esquina interna inferior del ojo.
A veces puedes verlo cuando duerme profundamente. Pero si empieza a asomar mientras está despierto o se mantiene a medio camino cubriendo parte del ojo, es señal de que algo no anda bien.
Si notas que esa membrana está visible con más frecuencia, inflamada o enrojecida, llévalo al veterinario. Indica malestar o enfermedad.
3. Tu gato no salta ni sube escaleras
Los gatos son atletas por naturaleza: les encanta saltar, trepar y estar en lugares altos. Por eso, cuando dejan de hacerlo, es señal de que algo no anda bien. La causa más común es el dolor articular provocado por la artritis.
La artritis es muy frecuente en gatos mayores, pero muchas veces pasa desapercibida. No suelen cojear ni quejarse; simplemente dejan de brincar, trepar y empiezan a dormir más.
Si notas que tu gato, antes activo y juguetón, ya no corre ni salta como antes, o si muestra duda al subir o bajar escaleras, es probable que esté sintiendo molestias en las articulaciones.
4. Tu gato tiene un apetito exigente
Sabemos que los gatos pueden ser exigentes con la comida. Si el tuyo siempre ha sido así y ya lo revisó un veterinario, no hay de qué preocuparse. Pero si antes comía bien y de repente rechaza su alimento, algo está pasando: puede ser un problema con la comida o con su salud.
Es MUY importante acudir al veterinario si tu gato lleva 48 horas sin comer. Cuando dejan de alimentarse por varios días, pueden desarrollar una enfermedad hepática grave llamada lipidosis hepática. Si notas que deja de comer por más de un día, o si va comiendo cada vez menos a lo largo de varios días, no lo ignores: consulta con el veterinario lo antes posible.
5. Tu gato desarrolla de repente un apetito voraz
Ya sé que acabo de decir que cuando un gato deja de comer es señal de que algo anda mal, ¡pero lo contrario también puede indicar un problema! Algunas enfermedades, como la diabetes, el hipertiroidismo o el síndrome de Cushing, hacen que el apetito aumente.
Si tu gato empieza a comer mucho más de lo normal y, aun así, está delgado o baja de peso, no lo ignores: necesita atención veterinaria.
6. Tu gato está perdiendo peso

Un gato que de repente está perdiendo mucho peso probablemente esté lidiando con algún tipo de problema de salud.
La pérdida de peso inesperada en un gato se debe a que no ingiere suficientes calorías o las quema demasiado rápido. Los gatos pueden no comer lo suficiente si están estresados, tienen dolor por cualquier motivo, incluida una enfermedad dental, o si tienen náuseas.
Esto puede suceder con muchas afecciones, incluidas enfermedades renales, inflamación del tracto urinario o pancreatitis. Alternativamente, los gatos pueden estar comiendo lo suficiente, pero pueden estar perdiendo calorías debido a enfermedades como parásitos intestinales, cáncer o diarrea. ¿No sabes si tu gato está demasiado delgado?
Puedes utilizar nuestra calculadora de peso saludable para averiguarlo.
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7. Tu gato bebe mucho y orina mucho
Algunas enfermedades, como la insuficiencia renal, la diabetes o el síndrome de Cushing, provocan que el gato beba mucha agua y orine con más frecuencia.
Si de repente pasa más tiempo junto al bebedero, lo vacía más rápido, va al arenero constantemente o deja charcos de orina, es señal clara de que algo no está bien.
Lleva una muestra de orina al veterinario para que puedan analizarla y detectar cualquier problema de salud. Esto facilitará un diagnóstico más preciso.
8. Tu gato orina y/o defeca fuera de la caja de arena
Es momento de aclarar un mito: los gatos no orinan ni defecan en tu cama, ropa o alfombra por maldad o venganza. Cuando hacen eso, están pidiendo AYUDA.
Leer también: 6 razones comunes por las que los gatos orinan fuera de la caja de arena
Evacuar fuera del arenero se conoce como eliminación inapropiada y siempre indica que algo no está bien. El estrés, el dolor, problemas digestivos o urinarios suelen ser las causas más comunes. Presta atención y busca la causa para ayudar a tu gato.
9. Tu gato tiene el pelaje grasiento o enmarañado

La mayoría de los gatos solo necesitan baño cuando han estado en contacto con sustancias que no pueden limpiarse con la lengua de forma segura.
Los gatos saludables suelen ser muy cuidadosos con su higiene. Si tu gato deja de acicalarse, es señal de que algo le está impidiendo mantener su rutina diaria, ya sea dolor, náuseas o estrés. Incluso el sobrepeso puede dificultar que se limpie bien, provocando enredos o problemas en el pelaje.
Además, si notas que su pelo está grasoso y con caspa excesiva, puede ser que no se esté acicalando correctamente o que tenga una afección cutánea llamada seborrea, la cual puede tratarse.
10. Tu gato hace muecas cuando come
Seguro has visto esos videos en redes donde un gato prueba algo, casi siempre frío, y tras una o dos lamidas hace una cara graciosa.
Mientras nosotros nos reímos, para el gato no es nada divertido: esa expresión se debe a un diente sensible o dolorido.
Las lesiones odontoclásticas felinas, conocidas como FORLs, son problemas dentales parecidos a las caries en humanos, pero sin causa bacteriana. Aunque aún no sabemos qué las provoca, sí sabemos que destruyen el diente, dejando al descubierto la pulpa y causando dolor e inflamación.
Así que cuando veas a un gato hacer esa cara al comer algo (especialmente frío), está sufriendo y necesita atención veterinaria.
Ahora que conoces las señales más comunes y discretas de que tu gato está enfermo, esta información te ayudará a cuidarlo mejor y a que disfrute de una vida más larga y saludable.