Imagínate que estás ocupado con tus asuntos y de repente te encuentras frente a una imagen sin censura del trasero peludo de un gato. Puede que te sonrojes de vergüenza por el paso en falso social del felino, pero luego te das cuenta de que no fue un accidente. No importa cuánto intentes apartar la mirada, ese gato está decidido a seguir dando espectáculo.
Si tienes experiencia con gatos, esta situación te resultará muy familiar. Gatos de raza, gatos rescatados, gatos falderos e incluso gatos que prefieren el espacio personal: muchos felinos sienten la necesidad de poner sus traseros en las caras de los humanos. Si alguna vez te has encontrado en el lado desagradable de una de estas interacciones, al menos puedes sentirte aliviado de no ser el único.
Poner el trasero en la cara de sus dueños es, lamentablemente, un comportamiento normal en los gatos. Lo creas o no, hay algunas razones lógicas por las que lo hacen. Esto es lo que necesitas saber.
1. Iniciar una interacción educada
Probablemente no te guste ver de cerca el trasero de tu gato, pero él no lo sabe. De hecho, cree que te está haciendo un favor. Los gatos son como los perros en el sentido de que se comunican mediante olores. El sistema olfativo felino es especialmente fuerte y los gatos dependen de su nariz para obtener información importante sobre las personas, las mascotas y los entornos que los rodean.
Cuando un gato saluda a otro, es una cortesía común que cada parte huela con fuerza el lugar donde se encuentran importantes glándulas odoríferas en la base de la cola. Al inhalar esos potentes olores, los dos gatos básicamente confirman sus identidades y aprenden mucho el uno del otro. Considérelo la versión felina de contarle rápidamente a un amigo cómo fue su día.
Para los gatos, esta presentación olorosa es algo esperado y educado. Esa cola erguida y la vista frontal completa de su trasero es una invitación.
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El problema es que los gatos no se dan cuenta de que su sentido del olfato es 14 veces más potente que el de sus compañeros humanos. Nuestras inadecuadas narices humanas no son capaces de captar esos sutiles olores, y cuando tenemos el trasero de un gato en la cara, así es como nos gusta.
2. Los instintos felinos y la confianza
Tu gato doméstico vive una vida de comodidad y seguridad, pero no puede ignorar los instintos básicos de supervivencia arraigados en su cerebro. Como resultado, la confianza es un factor muy importante para los gatos . Los gatos son pequeños y vulnerables. Para protegerse, son cautelosos con respecto a las personas a las que se acercan. También permanecen en guardia y no les gusta poner la espalda a las amenazas potenciales.
Si tu gato te pone el trasero en la cara con frecuencia, considéralo un cumplido y una señal de compañerismo. Al mostrarte esa zona vulnerable, tu gato expresa cuánto confía en ti. No le preocupa que lo amenaces cuando está de espaldas y sabe que lo protegerás si se acerca una amenaza externa. Es un comportamiento amistoso, no un insulto.
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3. Ponerse en posición de caricias
Todos los gatos son diferentes, pero la mayoría de los amigos felinos viven para una buena sesión de caricias. Un masaje detrás de las orejas, un rasguño debajo del mentón y no olvides esos gratificantes masajes en el trasero. El afecto físico es importante para los gatos y no son tímidos a la hora de hacerte saber lo que quieren y cuándo lo quieren.
Al poner su trasero frente a tu cara, tu gato podría estar enviando un mensaje que cree que es alto y claro: "¡Tengo ganas de que lo acaricies!" Te está dando acceso total a sus lugares favoritos para rascar y espera que sepas qué hacer.
Tu reacción inicial podría ser empujar el trasero de tu gato fuera de tu espacio personal, pero esto podría confundirlo e incluso molestarlo. En lugar de eso, intenta ofrecerle un agradable masaje en el trasero y observa qué sucede.
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La próxima vez que tu gato te ponga el trasero en la cara, resiste la tentación de empujarlo a un lado. Si te tomas un segundo para pensar, es posible que te des cuenta de que tu gato está tratando de decirte algo importante. Si reconoces su comunicación de una manera adecuada (acariciándolo, hablándole con un tono tranquilizador), agregas otro ladrillo a la sólida base que es su amistad y vínculo.
Una vez que hagas esa conexión, tu gato podría retirar sus cuartos traseros de tu cara por sí solo. Lamentablemente, eso no evitará que lo vuelva a hacer más tarde. Si amas a tu gato, tener su trasero cerca de tu nariz puede ser algo a lo que tengas que acostumbrarte.