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Una pata inflamada es una de las dolencias más frecuentes en los gatos. Aquí descubrirás por qué puede presentarse esta condición y cómo actuar para cuidar a tu compañero felino de la mejor manera.
Detectarla es sencillo: la pata se ve más grande de lo habitual. Basta con compararla con la del lado opuesto. Ambas deberían tener el mismo tamaño. Si una se ve más abultada, hay inflamación. (En algunos casos pueden hincharse las dos al mismo tiempo, aunque no es lo habitual).
Causas de la hinchazón de las patas en los gatos

Si una pata hinchada no duele, el gato caminará sobre ella normalmente.
En términos generales, existen dos tipos de patas hinchadas en gatos: las que duelen y las que no causan dolor.
Distinguirlas es fácil. Si hay dolor, el gato cojea (puede levantar la pata o mostrar una molestia más sutil al caminar). Cuando no hay dolor, camina con normalidad. Ahora bien, si la hinchazón se debe a una inflamación —como una reacción alérgica—, la pata puede picar o generar incomodidad. Esa sensación también es una forma de malestar, aunque menos intensa que el dolor.
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Causas de las patas hinchadas y dolorosas

En algunos casos, se pueden recomendar radiografías para descubrir la causa de una pata hinchada y dolorosa.
Si la pata inflamada causa dolor, puede deberse a distintas razones. Estas son algunas de las más comunes:
- Mordedura de gato: Es la causa más frecuente. En una pelea, otro gato suele morder la pata, lo que provoca una infección. Esto da lugar a un absceso que se inflama y duele. A veces te darás cuenta del enfrentamiento (porque lo viste o lo oíste), pero en otras ocasiones no notarás nada. Al revisar con atención, podrás encontrar una marca de colmillo o una pequeña costra sobre la piel. Incluso un simple rasguño puede infectarse.
- Otras infecciones o abscesos: Cualquier herida punzante —como la mordedura de un roedor o al pisar un clavo— puede permitir el ingreso de bacterias y generar un absceso, como en el caso anterior.
- Esguince: Si el gato gira mal la pata, puede torcerse una articulación. Esto causa inflamación acompañada de dolor.
- Fractura: Una caída o accidente puede ocasionar huesos rotos en la pata o en las extremidades, lo que también genera hinchazón dolorosa.
- Aplastamiento: Si la pata sufre un golpe fuerte (por ejemplo, en un accidente de tráfico o cualquier traumatismo), se hinchará y dolerá, pero no aparecerán mordidas ni costras visibles.
- Artritis: Las articulaciones inflamadas por artritis también pueden doler. Si notas que tu gato ya no se mueve como antes, conviene observarlo con más atención: fíjate cómo salta, sube y baja escaleras o usa el rascador.
- Quemaduras: Si pisa una superficie caliente —como una hornilla—, la parte inferior de la pata puede quemarse y generar una hinchazón dolorosa. También puede ocurrir al pisar productos químicos irritantes.
- Uñas encarnadas: Si una uña crece demasiado y se curva, puede clavarse en la piel, infectarse y causar inflamación dolorosa.
- Picaduras de insectos: Abejas, avispas e incluso algunas arañas pueden provocar inflamación y molestias.
- Mordedura de serpiente: Si una serpiente muerde la pata, la hinchazón suele ser dolorosa e inmediata.
- Cuerpos extraños: Espinas, astillas, semillas de pasto o pedazos de vidrio pueden alojarse en la piel y provocar una reacción.
- Enfermedades óseas: Aunque es poco frecuente, algunas afecciones de los huesos —como infecciones o cáncer— pueden causar este tipo de inflamación.
- Problemas en los tejidos blandos: También de forma rara, ciertos tumores o infecciones en músculos, tendones o ligamentos pueden provocar hinchazón y dolor en la pata.
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Causas de patas hinchadas no dolorosas

El edema, que es una hinchazón causada por una acumulación anormal de líquido, puede provocar hinchazón indolora en las patas.
Todas las causas mencionadas anteriormente que provocan patas inflamadas con dolor también pueden generar hinchazón sin molestias en las primeras etapas. Cada gato tiene un umbral de dolor distinto y, además, muchos ocultan las señales de malestar, sobre todo si están estresados o si la afección recién comienza.
Algunas otras razones por las que una pata puede verse hinchada sin causar dolor son:
- Edema: Diversas condiciones médicas pueden provocar acumulación de líquido en los tejidos blandos del pie, lo que genera una hinchazón visible pero no dolorosa. Suele afectar ambas patas delanteras, traseras o incluso las cuatro, en lugar de presentarse solo en una.
- Pillow paw o pododermatitis plasmocitaria felina: Es una reacción inmunitaria o alérgica que provoca inflamación en los cojinetes de las patas. Se infiltran ciertos linfocitos en los tejidos blandos, y esto afecta con frecuencia la almohadilla metatarsiana (la que se encuentra más arriba en la pierna) y, en algunos casos, también las digitales.
- Reacciones tipo granuloma eosinofílico: Se trata de una respuesta alérgica en la piel que puede manifestarse como hinchazón localizada en la pata.
- Enfermedades óseas poco comunes: De forma excepcional, ciertas afecciones como la osteopatía hipertrófica pueden causar hinchazón sin dolor en las patas.
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¿Deberías acudir al veterinario?

Una pata inflamada debe ser revisada siempre por un veterinario, y con urgencia si el dolor es intenso.
Si tu gato tiene una pata hinchada y dolorosa (cojea o la mantiene en alto), debes llevarlo al veterinario sin demora. Si esto ocurre fuera de horario (de noche o durante el fin de semana), generalmente no es una emergencia, pero conviene programar una visita con tu veterinario habitual apenas abran. Ahora bien, si notas que el dolor es intenso, no dudes en acudir a urgencias, como harías ante cualquier otra situación grave.
En cambio, si la pata está inflamada pero no parece dolerle y tu gato se muestra bien en general, puedes esperar hasta el horario normal del veterinario para llevarlo a revisión.
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Investigación de una pata hinchada
Es fundamental que el veterinario realice un diagnóstico preciso para identificar la causa de la inflamación en la pata.
1. Toma de historia clínica detallada

Tu veterinario te hará varias preguntas sobre la rutina y el estilo de vida de tu gato.
El veterinario revisará cada detalle del estilo de vida de tu gato y evaluará su estado de salud general. Esta historia clínica minuciosa es clave para identificar la causa de la inflamación en la pata. Muchos factores juegan un papel importante: por ejemplo, los gatos mayores son más propensos a ciertos problemas que los jóvenes, y los que salen al exterior tienen más riesgo de sufrir accidentes o peleas que los que se mantienen únicamente en casa.
Además, te preguntará si has notado otros signos que indiquen que tu gato podría estar enfermo.
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2. Examen físico

Durante el examen físico, el veterinario revisará todo el cuerpo de tu gato además de la pata.
Además de examinar detalladamente la pata inflamada —incluyendo los cojinetes, los dedos y las uñas—, el veterinario revisará todo el cuerpo de tu gato, palpándolo cuidadosamente para detectar cualquier anomalía.
Por lo general, también tomará la temperatura, escuchará el pecho con un estetoscopio, revisará los ganglios linfáticos y pesará al gato. Aunque parezca que estos aspectos no están relacionados con la pata hinchada, en ocasiones se encuentran datos inesperados que resultan muy útiles para el diagnóstico.
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3. Análisis de sangre y orina de rutina

Los veterinarios suelen recomendar analizar la sangre y la orina cuando investigan a un gato enfermo o herido.
Como parte de la evaluación general de la salud de tu gato, el veterinario puede recomendar análisis de sangre que incluyan un panel diagnóstico básico, como hematología (hemograma completo) y perfiles bioquímicos para revisar funciones de hígado y riñón.
También podrían realizar pruebas simples de orina. Este conjunto de análisis, conocido como “base mínima de datos”, se realiza en la mayoría de los gatos enfermos, sin importar los síntomas específicos. Los resultados suelen ayudar a orientar el diagnóstico y comprender mejor la causa de la inflamación en la pata.
Además, el veterinario podría sugerir pruebas específicas para detectar anticuerpos o antígenos de virus importantes, como el virus de la leucemia felina (FeLV) o el virus de inmunodeficiencia felina (FIV), ya que un resultado positivo tiene implicaciones importantes para la salud de tu gato.
En casos simples y de corta duración, estos análisis podrían no ser necesarios. La cantidad de estudios que se realicen desde el primer día dependerá del caso y del criterio del veterinario.
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4. Pruebas adicionales

El veterinario puede recomendar radiografías para examinar los huesos y otras estructuras de la pata.
En algunos casos, se pueden tomar radiografías para evaluar en detalle las estructuras internas de la pata y la pierna, y en ocasiones para revisar otras zonas del cuerpo, como el tórax y los pulmones, si se sospecha que la hinchazón está relacionada con otra condición subyacente. De forma poco frecuente, podrían recomendarse ecografías o estudios más avanzados, como tomografías (CT) o resonancias magnéticas (MRI).
Si se sospecha una causa más inusual, el veterinario podría realizar una punción con aguja fina o una biopsia para obtener una muestra de tejido.
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5. Derivación a un especialista

Los especialistas veterinarios pueden intervenir cuando tu veterinario habitual no logra identificar la causa de la inflamación.
Si algún aspecto del caso resulta especialmente inusual, tu veterinario de confianza podría sugerir derivarte a un especialista, quien tiene experiencia en diagnosticar y tratar causas poco comunes de hinchazón en la pata.
¿Cómo tratar a un gato con una pata hinchada?

Una vez que el veterinario haya identificado la causa de la inflamación en la pata, podrá comenzar el tratamiento adecuado.
El tratamiento exacto para una pata inflamada dependerá de la causa que la provoque.
- Cuando hay infección (por ejemplo, mordedura de otro gato, absceso, herida punzante), se prescriben antibióticos, ya sea mediante una inyección de acción rápida junto con un tratamiento oral o una inyección de larga duración. El veterinario elegirá el antibiótico más adecuado según el origen sospechado (como cefalosporinas o penicilinas). Además, deberás limpiar la zona afectada dos veces al día con agua salina suave para eliminar el pus que pueda acumularse.
- Si hay dolor además de inflamación, se suelen recetar analgésicos, como antiinflamatorios no esteroideos. Es fundamental vigilar posibles efectos secundarios como vómitos o diarrea. En gatos con problemas renales, se considerarán otras opciones de medicación.
- En todos los casos, el reposo estricto es esencial. Mantén al gato dentro de casa bajo supervisión hasta que la inflamación desaparezca.
- Si se sospecha una reacción alérgica o inmunitaria, como la pododermatitis por células plasmáticas o dermatitis eosinofílica, el veterinario puede recomendar antiinflamatorios como esteroides o prednisolona para moderar la respuesta del sistema inmune. En algunos casos, se utiliza también el antibiótico doxiciclina por sus propiedades antiinflamatorias adicionales.
- Problemas evidentes, como uñas demasiado largas, se solucionan con el recorte.
- Las picaduras o mordeduras de insectos suelen resolverse solas en pocas horas.
- Las mordeduras de serpiente pueden requerir tratamiento con antiveneno.
- Si la inflamación tiene una causa local rara e incurable, como un tumor en un dedo, podría ser necesaria una cirugía para amputar el dedo afectado o, en casos excepcionales, una extremidad completa.
- En los casos sistémicos graves y poco comunes, existen tratamientos específicos adaptados a la causa particular.
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Resumen

La mayoría de los casos de inflamación en las patas se solucionan con facilidad gracias al apoyo de tu veterinario.
La inflamación en una pata es un problema común en los gatos, y la mayoría de los casos tienen causas sencillas que pueden tratarse eficazmente, devolviendo la normalidad en pocos días. Existen causas más raras y complejas, por lo que una evaluación detallada por parte del veterinario es el camino más seguro.
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