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Como tutor de un gato, encontrar bultos en su cuerpo puede generarte mucha preocupación. Estas protuberancias varían en forma, tamaño y ubicación. Algunas no representan un riesgo para la salud, mientras que otras sí pueden ser más graves. Uno de los tipos más comunes se conoce como lipoma, también llamado tumor de tejido graso.
Los lipomas son acumulaciones de grasa que se presentan con frecuencia en perros, aunque en gatos no son tan habituales. Se trata de bultos no cancerosos que suelen crecer de forma lenta. Están formados por células adiposas, tienen una consistencia blanda y suelen ser redondeados. Pueden aparecer en distintas zonas, aunque es más común verlos en el pecho, abdomen o parte superior de las patas. A pesar de no ser malignos, algunos lipomas pueden alcanzar un tamaño considerable o crecer en zonas incómodas, como debajo de las axilas. Cuando esto ocurre, pueden causar molestias o dificultar el movimiento.
Causas de los lipomas en los gatos
No se conocen las causas exactas por las que un gato puede desarrollar un lipoma. Se cree que el sobrepeso u obesidad podría aumentar el riesgo, aunque no se ha identificado ningún factor desencadenante concreto.
Síntomas de lipoma en gatos
Los lipomas son bultos blandos que no provocan dolor, así que tu gato difícilmente mostrará alguna señal. Por eso, suelen pasar desapercibidos hasta que alcanzan cierto tamaño.
En muchos casos, se detectan mientras acaricias o cepillas a tu gato. Aprovecha esos momentos para revisar si hay cambios en la piel, el pelaje o cualquier señal que indique algo fuera de lo normal. Si llegas a encontrar un bulto, fíjate bien en sus características: tamaño, forma, ubicación, aspecto de la piel que lo cubre y si tu gato reacciona al tocarlo.
Los lipomas suelen compartir algunas particularidades:
- Son redondeados
- Tienen una textura blanda
- No generan calor (la temperatura es igual a la del resto del cuerpo)
- No cambian el color de la piel
- Se pueden mover ligeramente al tacto
Aunque la mayoría presenta estas características, algunos pueden comportarse de forma distinta.
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Diagnóstico de lipoma en gatos

Cualquier bulto que encuentres debajo de la piel de tu gato merece una visita al veterinario para que lo evalúe. Shutterstock.com
Aunque los lipomas no representan un peligro serio, es importante distinguirlos de otros bultos que pueden parecerse mucho. Por ejemplo, los liposarcomas tienen una apariencia y textura similar, pero son tumores malignos. Por eso, si notas una protuberancia en la piel de tu gato, lo mejor es llevarlo al veterinario.
Durante la consulta, el especialista te hará algunas preguntas: cuándo notaste el bulto por primera vez, si ha cambiado de tamaño o forma, y si tu gato muestra señales de molestia. Además de examinar la zona, revisará todo el cuerpo para descartar la presencia de otros bultos.
Biopsia del bulto
Durante la revisión, si el veterinario palpa un bulto blando y que se mueve con facilidad, puede sospechar que se trata de un lipoma. Para confirmar el diagnóstico, tomará una pequeña muestra con una aguja, en un procedimiento llamado aspiración con aguja fina (FNA, por sus siglas en inglés). Esto permite obtener células del bulto, colocarlas en un portaobjetos y analizarlas bajo el microscopio. El análisis puede realizarse en la misma clínica o enviarse a un laboratorio externo.
En la mayoría de los casos, esta prueba es suficiente para identificar el tipo de bulto. Si los resultados no son concluyentes, es posible que se necesite hacer una biopsia quirúrgica bajo anestesia. En este procedimiento, se extrae una porción del tejido para enviarla a analizar. Antes de hacerlo, el veterinario podría sugerir un análisis de sangre y orina para asegurarse de que todo esté en orden.
Tratamientos para el lipoma en gatos
Los lipomas son bultos benignos, es decir, no son cancerígenos. Por eso, una vez confirmado el diagnóstico, no siempre requieren tratamiento. Si el lipoma es pequeño y no causa molestias, puedes optar por vigilarlo en casa. Para ello, puedes tomarle fotos con regularidad y medirlo con una cinta métrica o una regla. Además, se recomienda hacer revisiones veterinarias al menos dos veces al año para llevar un control adecuado.
Cuando el lipoma es grande o está en una zona incómoda, puede ser necesario retirarlo mediante cirugía. Antes del procedimiento, el veterinario podría solicitar análisis de sangre y orina, además de explicarte los posibles riesgos. Tu gato recibirá anestesia general y, en la mayoría de los casos, podrá volver a casa el mismo día para recuperarse. Después de la operación, tendrá que regresar a consulta para una revisión y, unos 10 a 12 días después, para retirar los puntos.
La extirpación quirúrgica suele ser definitiva si se logra retirar todo el lipoma. Si queda alguna parte del tejido, es probable que el bulto reaparezca.
Complicaciones de tener lipomas

Los lipomas que aparecen en lugares como la pata o la cara pueden impedir el comportamiento normal. Shutterstock.com
En general, los lipomas son bultos benignos que no representan un riesgo serio. Aun así, pueden presentarse complicaciones cuando crecen demasiado, se desarrollan entre tejidos musculares (lipomas infiltrativos) o están firmemente adheridos a estructuras internas.
En estos casos, el lipoma puede interferir con la movilidad del gato, dificultar su forma de caminar e incluso afectar su bienestar general. Además, su extracción se vuelve más compleja y puede requerir un tiempo mayor bajo anestesia. Si a tu gato se le detecta un lipoma de este tipo, es importante que hables con tu veterinario sobre las distintas opciones de tratamiento.
Consejos para el cuidado de los gatos
Cuidar a un gato con un lipoma no suele ser complicado, ya que estos bultos son benignos y, en la mayoría de los casos, no representan un riesgo. Aun así, es fundamental mantenerlos bajo vigilancia para asegurarte de que no haya cambios inesperados.
- Sigue de cerca el tamaño y la apariencia: Observar el lipoma con atención te permitirá detectar cualquier cambio. Puedes hacerlo tomando fotos con regularidad, midiendo el bulto y palpándolo suavemente. Si notas que crece, cambia de forma o presenta alguna alteración, acude con tu veterinario.
- Revisa si hay otros bultos: Los lipomas pueden aparecer en distintas zonas del cuerpo, así que conviene revisar a tu gato con frecuencia. Aunque estos bultos no son peligrosos, otros sí podrían serlo, y cualquier nueva protuberancia debe ser evaluada por un profesional.
- No descuides las visitas al veterinario: Aunque estés monitoreando el lipoma en casa, es clave llevar a tu gato a chequeos periódicos (idealmente dos veces al año). El veterinario podrá examinar el bulto con mayor precisión y descartar la presencia de otros.
¿Cómo prevenir los lipomas en los gatos?

Se recomienda mantener un peso corporal saludable para el gato proporcionándole una dieta equilibrada y adecuada a su edad y estilo de vida. Shutterstock.com
No se conocen causas de los lipomas, pero se cree que algo que ayuda es mantener al gato en un peso saludable y evitar la obesidad.
El objetivo es mantener a tu gato en buen estado de salud alimentándolo con alimentos para gatos de alta calidad, manteniendo un peso saludable y brindándole atención veterinaria preventiva, como vacunas y control de parásitos.
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