¿Las heces huelen mal? Pues no siempre. Un excremento normal de gato (sí, existe) es pequeño, compacto y alargado, de color marrón oscuro, con textura firme y un olor suave. Los gatos adultos suelen hacer estas deposiciones formadas una o dos veces al día (los gatitos más seguido), sin dificultad.
Si notas que tu gato hace caca con olor fuerte, puede deberse a varias causas: la alimentación, infecciones, parásitos o medicamentos. Un par de heces con mal olor, si tu gato está bien en general, no es motivo de alarma. Pero si el problema persiste o hay cambios en la frecuencia o consistencia, vale la pena revisar más a fondo.
A continuación se muestran algunas razones por las que la bandeja de arena emite un olor tan desagradable.
1. Dieta
Los gatos son carnívoros estrictos, necesitan proteínas animales como base esencial en su alimentación. Por eso, una dieta rica en proteínas suele hacer que sus heces tengan un olor fuerte.
Los gatos que cazan mucho y complementan su dieta con presas como pequeños pájaros o roedores suelen producir excrementos más olorosos. Requieren mucha proteína para su nutrición, y eso inevitablemente genera malos olores.
También puede haber otros factores dietéticos detrás de las heces malolientes. Muchos alimentos comerciales económicos usan ingredientes de menor calidad como relleno, lo que provoca que las deposiciones sean más voluminosas y desprendan olores desagradables.
Si el olor de las heces de tu gato cambia de manera irregular, puede deberse a intolerancias alimentarias que causan inflamación intestinal ocasional. Esto es común con la leche, ya que la mayoría de los gatos adultos no digieren la lactosa, pero también pueden tener alergias a ingredientes como pollo o res. En algunos casos hay vómitos, pero otras veces solo se manifiesta con heces olorosas.
2. Un trastorno digestivo
Cuando el tracto gastrointestinal de tu gato no funciona bien, pueden aparecer varios síntomas: vómito, diarrea y malos olores que vienen del trasero, entre otros. La maldigestión y la malabsorción ocurren cuando los alimentos no se descomponen por completo ni se absorben adecuadamente en los intestinos.
Esto deja al gato con menos nutrientes disponibles y, además, grasas y almidones sin digerir terminan en las heces. Como resultado, las deposiciones huelen mal, suelen ser abundantes y presentan variaciones en color y consistencia. También podrías notar pérdida de peso, cambios en el apetito u otros signos junto con las heces malolientes.
3. Bacteria

Algunas infecciones bacterianas también pueden causar heces malolientes.
La infección bacteriana en el tracto gastrointestinal puede ser la causa de heces malolientes, a menudo acompañadas de otros síntomas como vómitos, gases, diarrea y pérdida de peso. Bacterias como E. Coli y Salmonella pueden ser las culpables, pero existen otras bacterias potenciales que pueden causar problemas.
Estas pueden ser contagiosas para otras mascotas y para los humanos, por lo que si se sospecha una infección, se deben tomar medidas de higiene rigurosas, además de una visita al veterinario.
Las infecciones de las glándulas anales también pueden ser la causa de los malos olores en la parte trasera. Las glándulas anales suelen liberarse cuando el gato defeca, por lo que el mal olor puede estar relacionado con sus heces, incluso si el origen está en las glándulas. Es posible que el gato también se lama el trasero de forma obsesiva si tiene una infección de las glándulas anales.
4. Parásitos
Diversos parásitos intestinales, como Giardia, Coccidia y Trichomonas , también pueden provocar inflamación y daños en los intestinos de tu gato. Los síntomas de una infección parasitaria varían y pueden ser únicamente heces malolientes, pero también pueden producirse otros cambios en las heces, como diarrea o un cambio de color y consistencia. Estos organismos también son contagiosos para las mascotas y las personas, por lo que la higiene es primordial junto con una revisión en el veterinario.
5. Sangre digerida
Si ves sangre en las heces de tu gato, lo más probable es que te preocupes y busques ayuda veterinaria. Aun así, la sangre digerida no siempre es fácil de identificar. El proceso digestivo altera su aspecto: deja de ser roja y se vuelve marrón muy oscuro o incluso negra.
Puede darle a las heces una textura pegajosa, similar al alquitrán, además de un olor metálico característico. Si notas que el excremento huele raro, con un matiz metálico, o que el color y la consistencia cambiaron, tu gato podría tener un sangrado gastrointestinal. En ese caso, lo mejor es consultar con un profesional.
6. Medicamentos y suplementos

Ciertos medicamentos y suplementos pueden empeorar el olor de las heces de tu gato.
Algunos medicamentos para gatos, incluidos suplementos vitamínicos, pueden modificar el olor de sus heces. Por lo general, no provocan un mal olor intenso, a menos que el organismo del gato reaccione mal a alguno de los componentes. Aun así, sí pueden generar un cambio notorio. Si no tienes claro si ese es el motivo del mal olor, lo mejor es consultarlo con un veterinario.
7. La caja de arena del gato
Puede parecer evidente, pero si notas un mal olor, revisa la arena y la caja de tu gato. Con el tiempo, los restos de uso pueden impregnarse en el material de la caja (sobre todo si es de plástico) y generar olores desagradables. Limpia la caja con frecuencia y deshazte de la arena sucia de forma higiénica.
8. Individualidad
A veces, simplemente tu gato tiene heces malolientes. Un olor realmente fuerte siempre merece atención, sobre todo si viene acompañado de otros síntomas, pero hay gatos que, por naturaleza, dejan un rastro más potente que otros. A menudo se culpa a los machos, aunque las hembras también pueden ser responsables del mal olor.
¿Qué debo hacer con las heces malolientes?
Si de pronto tu gato empieza a hacer heces con muy mal olor, especialmente si notas otros signos de problemas digestivos como pérdida de peso, cambios en el apetito, vómitos o diarrea, consulta con un veterinario. Tras revisar a tu gato, podría recomendar análisis de sangre o de heces.
Ahora bien, si simplemente sus deposiciones huelen un poco más de lo normal, puedes intentar hacer una transición gradual hacia una dieta de mayor calidad y observar si hay mejoras. Las proteínas son esenciales para los gatos, pero un exceso puede intensificar los olores, así que conviene buscar un buen equilibrio.
Una alimentación rica en fibra favorece la salud intestinal. También existen suplementos como los probióticos, que ayudan a estabilizar la microbiota del tracto digestivo. Aun así, antes de añadir algo nuevo a su dieta, lo ideal es consultarlo con un veterinario.
Reflexiones finales

El olor en las heces es algo natural en los gatos, pero cuando se vuelve especialmente fuerte, podría indicar un problema que conviene atender con la orientación de un veterinario.
Los carnívoros, como los gatos, suelen tener heces más olorosas que los herbívoros por su alto consumo de proteínas. Aun así, en ninguna especie el olor fecal debería ser excesivamente desagradable.
Si tu gato tiene caca con mal olor, puede deberse a su alimentación, a alguna intolerancia o a un problema digestivo, como una infección bacteriana o parasitaria. Ante cualquier cambio en el olor, tamaño, cantidad, frecuencia, color o textura de las heces, lo mejor es acudir al veterinario.
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