¿Por qué mi gato no se acurruca conmigo? Las 6 principales razones

Compartir Email Pinterest Linkedin Twitter Facebook

Imagen que retrata una interacción entre un gato y un humano que se asemeja a una pelea lúdica.

Los gatos son, sin duda, sus propios jefes y complacer a sus dueños ocupa un lugar muy bajo en su lista de prioridades. A veces es fácil confundir esto con una falta de afinidad por su familia humana, pero esto simplemente no es cierto.

Como seres altamente funcionales, tendemos a antropomorfizar, utilizando erróneamente los pensamientos y sentimientos humanos para explicar el comportamiento de nuestros gatos. Pero los gatos son diferentes de los perros y de nosotros mismos.

Los gatos pueden mostrar su afecto de formas distintas a las que esperamos. Estudios de gatos con humanos han demostrado que los gatos maúllan más en presencia de humanos que de otros gatos. Y todos sabemos que nuestros gatos buscan nuestra atención cuando quieren comida, una cama caliente o simplemente una caricia en la barbilla. A veces, el impulso de interacción satisface una necesidad básica; a veces, ¡solo quieren un poco de nuestro amor!

Pero cuando tienes un gato al que no le gusta que lo acaricien, ¿qué significa esto?

¿Estás haciendo mal o hay algo que puedas hacer para que tu gato se acurruque en tus brazos a voluntad? El secreto es entender por qué tu gato se comporta de esta manera y respetar sus límites. Si tu gato quiere un abrazo, se sentirá lo más relajado posible para buscarlo.

Veamos las principales razones por las que tu gato puede no querer acurrucarse contigo.

1. Los abrazos hacen que tu gato se sienta atrapado

Los gatos aún conservan algunos instintos heredados de sus ancestros salvajes. Sujetar y restringir el movimiento de los gatos puede ser percibido como una amenaza lo cual puede hacer que entren en modo de lucha o huida. O luchan y se defienden del atacante o huyen lo más rápido posible.

Si huir no es una opción, el gato puede volverse agresivo o internalizar este miedo y quedarse paralizado como una estatua. Por eso, los especialistas en comportamiento siempre recomiendan que interactuemos socialmente con nuestros gatos en sus términos siempre que sea posible.

Si tu gato te busca activamente y se sube a tu regazo para abrazarte, ¡listo! Eres uno de los afortunados que tiene un gato al que le encantan los abrazos humanos. Solo recuerda respetar siempre su decisión cuando termine el momento de abrazarse.

2. Los estás acariciando mal

Es fácil olvidar que la forma en la que nos acercamos a nuestros gatos es crucial. A los gatos les encanta estar en lo alto, con vistas a su reino y existe una razón detrás de este comportamiento. Para las criaturas territoriales, este instinto es una parte integral de su supervivencia. Desde su posición privilegiada, pueden observar cualquier amenaza con mucha anticipación y, cuando no hay peligro, pueden relajarse por completo. Cuando están en niveles más bajos, cualquier aproximación desde arriba puede resultarles muy intimidante.

Acariciar a los gatos generalmente no es una opción. De hecho, acercarse a ellos de manera segura y física es muy inquietante para ellos. Notarás que la mayoría de los gatos huyen tan pronto como los niños se acercan a ellos, y esta es la razón.

Un mejor enfoque es bajar lentamente a su nivel, dejar que se acerque a ti primero y luego frotar suavemente su cara, sienes y orejas. Esta técnica parece ser placentera para muchos gatos. El contacto visual también puede ser inquietante, así que evítalo si es posible. Y, si tu gato se pasa el rato en la parte superior de los gabinetes de la cocina, respétalo; ¡necesita su espacio!

3. Tu gato fue menos socializado cuando era un gatito

Adorable presentación de un nuevo gatito, capturando un momento conmovedor.

Los gatos pueden ser cautelosos con las interacciones humanas si hubo una falta de socialización cuando eran gatitos.

Algunos gatos interactúan con personas desde una edad temprana, especialmente si crecen en un hogar con niños o varios adultos. Esto les ayuda a desarrollar mayor confianza, ya que asocian las interacciones sociales con las personas como algo positivo, además de adaptarse a una variedad de actividades, ruidos y olores presentes en el hogar.

Es posible que se hayan acostumbrado a ser cargados, e incluso que lleguen a disfrutarlo si esto les proporciona un resultado positivo, como comida o caricias. Si tu gato fue criado en brazos cuando era un gatito, es probable que se sienta especialmente seguro con las personas. Sin embargo, esta confianza también puede manifestarse en forma de agresión, especialmente si juega con demasiada intensidad o se siente amenazado.

Los gatos que no han sido socializados cuando eran jóvenes pueden ser tímidos, en particular con los extraños. Particularmente en el caso de los gatos que han sido realojados y no están acostumbrados a vivir con familias.

Este comportamiento puede ser innato y, si bien puedes ayudar a tu gato durante un período de integración gradual en la familia, sería injusto esperar que sea el alma de la fiesta cuando todos tus amigos vengan de visita. Es comprensible que algunos gatos salvajes que viven en las calles o en granjas nunca logren adaptarse a un hogar familiar.

4. Posible trauma previo

Los traumas previos no siempre tienen por qué ser tan dramáticos como parecen. Cualquier interacción humana que tu gato perciba como negativa determinará sus futuras interacciones con las personas. Por ejemplo, una pelea de 10 minutos en la que te meten a la fuerza en un transportín o una inyección dolorosa en la clínica veterinaria pueden ser suficientes para que tu gato cree asociaciones negativas con los humanos.

Muchos gatos rescatados habrán tenido múltiples experiencias negativas; los cambios repentinos de vivienda y de familia pueden ser traumáticos. Los gatos que han sido maltratados o han presenciado agresiones humanas pueden ser los más afectados.

Supongamos que crees que tu gato ha sufrido algún trauma previo. En ese caso, es fundamental que respetes sus limitaciones y no lo fuerces a situaciones en las que se sienta muy estresado.

Si las visitas al veterinario se están volviendo problemáticas, habla con tu veterinario sobre cómo reducir la ansiedad de tu gato antes y durante las citas.

5. Tu gato no se encuentra bien o tiene dolor

Algunos gatos que suelen ser muy cariñosos pueden tener un cambio de personalidad abrupto cuando están enfermos o sienten dolor. Cuando aconsejo a los dueños sobre cómo detectar el dolor en sus gatos, siempre menciono el hecho de que se escondan o den señales de angustia al manipularlos. Estos comportamientos pueden ser sutiles y nunca deben ignorarse.

Además, a medida que los gatos envejecen, pueden desarrollar artritis. Y lo que antes parecía un regazo atractivo para acurrucarse puede parecer más bien un colchón viejo, incómodo y lleno de bultos.

Por el contrario, algunos gatos mayores prefieren pasar más tiempo en casa y acurrucarse con sus dueños, lo que les brinda un gran consuelo. Si sospechas que tu gato puede tener dolor, siempre se recomienda una visita al veterinario.

5. Algo le está causando estrés a tu gato

Gato estresado que muestra signos de tensión y malestar.

Un gato estresado podría estar menos interesado en los mimos.

Los gatos son particularmente sensibles al estrés y a los cambios en su entorno. La llegada de un nuevo bebé, otro gato o un cachorro son razones comunes por las cuales tu gato podría volverse menos propenso a buscarte para que lo abraces. Al fin y al cabo, ¿por qué arriesgarse cuando puede estar acurrucado y durmiendo en un lugar mucho más seguro?

Dicho esto, no te desanimes. Si proporcionas muchos espacios seguros para que se esconda y partes de la casa que sean «zonas seguras», el estrés debería minimizarse. Con el tiempo, tu gato podría aprender cuándo hay una ventana segura cuando la amenaza desaparece y el sofá lo llama. El ronroneo puede ser un gran indicador de que tu gato está relajado, pero es posible que el ronroneo también pueda expresar ansiedad, ¡así que ten cuidado!

6. Otros factores

La evidencia sugiere que el estilo de vida de tu gato y el entorno doméstico pueden influir en lo cariñoso que es. Se ha planteado la hipótesis de que los gatos que viven en el exterior tienen un carácter menos cariñoso. Esto podría deberse a que los gatos de interior necesitan más estimulación por parte de sus dueños, o tal vez algunos gatos son simplemente más independientes por naturaleza y, por lo tanto, es más probable que los dejen salir.

Además, la cantidad de personas, su género y su tipo de personalidad pueden afectar a un gato. Se sugiere que los gatos prefieren a las dueñas más tranquilas para buscar afecto. Por el contrario, las dueñas más ansiosas se benefician más de las interacciones felinas. No está claro por qué ocurre esto. Es posible que las dueñas estén con sus gatos más a menudo o los alimenten con más regularidad.

No hay duda de que, a pesar de su espíritu libre, los gatos son una maravillosa incorporación a la familia. Si estás pensando en tener un gato en tu hogar, te recomiendo que pienses en qué características son importantes para ti y que investigues sobre ellas.

Ver fuentes
Cats.com utiliza fuentes confiables y de alta calidad, incluidos estudios revisados por pares, para respaldar las afirmaciones de nuestros artículos. Este contenido se revisa y actualiza periódicamente para garantizar su precisión. Visita nuestra Sobre nosotros Página para conocer nuestros estándares y conocer a nuestro consejo de revisión veterinaria.
  1. Turner DC. (2021). Unanswered Questions and Hypotheses about Domestic Cat Behavior, Ecology, and the Cat-Human Relationship. Animals (Basel). 11(10), 2823. Recuperado el 8 de septiembre de 2022.

Avatar photo

Dr. Rosalind Wright

El Dr. Wright actualmente desempeña un papel en un hospital veterinario. Desarrolló un gran interés en la medicina de cuidados intensivos y emergencias de animales pequeños. Le gusta escribir para veterinarios, especialmente sobre comportamiento y nutrición de los gatos, y dirige un equipo local para la organización benéfica StreetVet.