El linfoma es uno de los tipos de cáncer más frecuentes en gatos, representando aproximadamente un tercio de los diagnósticos anuales. ¿Sabes en qué consiste y si tu gato podría desarrollarlo?
¿Qué es el linfoma?
El linfoma es una forma de cáncer, y de hecho, se considera el más habitual en gatos a nivel mundial. Afecta a los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco encargado de la defensa del organismo. Como estas células se encuentran en muchas partes del cuerpo, este cáncer puede desarrollarse en distintas zonas.
¿Qué causa el linfoma en los gatos?
Todos los gatos pueden desarrollar linfoma, pero hay ciertos factores que aumentan el riesgo. Por ejemplo, los gatos de entre 10 y 12 años tienen más probabilidades de ser diagnosticados que los más jóvenes. También se ha observado una ligera tendencia en los machos, especialmente si no han sido castrados o si lo fueron a una edad avanzada.
Esto se debe en parte a que algunos tipos de linfoma aparecen con mayor frecuencia en gatos que han contraído el Virus de la Leucemia Felina (FeLV) y, en menor medida, el Virus de Inmunodeficiencia Felina (FIV). Se han planteado otras posibles causas, pero hasta ahora ninguna ha sido confirmada.
En 2002 se publicó un estudio que sugería una relación entre la exposición a la nicotina del humo del tabaco y el linfoma, aunque una investigación más reciente, realizada en 2020, no encontró vínculo alguno.
Sitios comunes de linfoma en gatos

El linfoma suele aparecer en el tracto gastrointestinal, aunque también puede presentarse en distintas partes del cuerpo.
El linfoma felino puede desarrollarse en distintas zonas, y el tipo se clasifica según el área afectada:
- Linfoma alimentario o intestinal – Es, con diferencia, el más común en gatos. Afecta al sistema digestivo y se divide en dos formas: linfoma de células pequeñas y de células grandes. El primero crece lentamente y provoca un engrosamiento anormal del intestino. El segundo, en cambio, forma tumores duros en el estómago o los intestinos, avanza con rapidez y tiene un pronóstico menos favorable.
- Linfoma mediastínico – Se localiza en el pecho, entre los pulmones. Con el tiempo, puede crecer y ejercer presión sobre el corazón y los pulmones. Es más frecuente en gatos jóvenes y en aquellos con FeLV.
- Linfoma renal – Afecta a los riñones y genera síntomas parecidos a los de una enfermedad renal crónica, ya que las células sanas van siendo sustituidas por células cancerosas.
- Linfoma nasal – Comienza en la nariz y suele manifestarse como una inflamación facial. En aproximadamente una cuarta parte de los casos, este tipo ya se ha diseminado a otras zonas del cuerpo.
Tipos de linfoma en gatos
Existen formas menos frecuentes de linfoma que afectan los nervios, los ganglios linfáticos u otras áreas del cuerpo. Entre ellas se encuentran el linfoma multinodal o multicéntrico, el cutáneo, el mesentérico, el ocular y el espinal. Algunos estudios sugieren que el linfoma cutáneo en gatos podría estar aumentando.
Signos y síntomas del linfoma en los gatos
Los síntomas del linfoma en gatos varían según la zona afectada, aunque todos los tipos pueden provocar pérdida de peso, letargo y un pelaje opaco, grasoso o descuidado. El apetito puede aumentar, disminuir o no mostrar cambios aparentes.
El linfoma gastrointestinal, el más común, afecta el sistema digestivo y suele provocar pérdida de peso, vómitos y diarrea.
Cambios en los hábitos de beber y orinar pueden indicar linfoma renal, aunque cualquier forma de linfoma puede causar un aumento en el consumo de agua. Síntomas neurológicos como convulsiones, presión con la cabeza o ceguera pueden aparecer en linfomas que afectan la nariz o el sistema nervioso.
Si notas que tu gato respira con dificultad, tose, jadea o se fatiga con facilidad, podría tratarse de linfoma mediastínico. En el caso del linfoma nasal, es común ver hinchazón en la cara, secreción nasal u ocular, estornudos o sangrados nasales.
Otros signos a tener en cuenta incluyen:
- Pérdida de peso y deterioro general
- Aumento de la sed
- Cambios en el apetito, generalmente pérdida
- Vómitos y diarrea
- Micción frecuente
- Estornudos
- Tos
- Respiración acelerada, ruidosa o con esfuerzo
- Secreción nasal y sangrado por la nariz
- Hinchazón facial
- Convulsiones
- Desorientación
- Ceguera
- Decaimiento y letargo
- Ganglios linfáticos inflamados o dolorosos
Dado que estos signos son inespecíficos y pueden deberse a muchas otras enfermedades, el veterinario necesitará hacer estudios adicionales si sospecha linfoma. Es probable que empiece con un hemograma completo, donde podrían observarse alteraciones en los linfocitos. También pueden realizar ecografías, radiografías o tomografías para visualizar mejor cualquier anomalía.
Además, será necesario tomar una muestra del área afectada. Esto puede hacerse mediante aspiración con aguja fina o una biopsia quirúrgica. Con ese tejido, se podrá confirmar el diagnóstico y determinar el grado del tumor. Un linfoma de bajo grado es menos agresivo que uno de alto grado.
Opciones de tratamiento y pronóstico

Es fundamental que un veterinario examine a tu gato para llegar a un diagnóstico definitivo.
El linfoma felino puede tratarse con cirugía, quimioterapia o radioterapia, dependiendo del tipo, grado y ubicación del cáncer. El desafío al tratar el linfoma en gatos es que las células cancerígenas suelen estar dispersas en una amplia área, por lo que no basta con simplemente «extirparlas».
La quimioterapia es el tratamiento más común para el linfoma felino, ya que puede destruir todas las células cancerosas, incluso las que no están en la zona principal del tumor. Para el linfoma de bajo grado, generalmente se recurre a tabletas, mientras que el linfoma de alto grado probablemente requerirá quimioterapia inyectable.
Los gatos toleran la quimioterapia muy bien y no sufren efectos secundarios graves; rara vez pierden el pelo o muestran signos de enfermedad, aunque algunos pueden experimentar vómitos o diarrea leves. La quimioterapia oral con prednisona y clorambucil es adecuada para el linfoma de células pequeñas, pero los linfomas más agresivos requieren un tratamiento más intenso, que incluye medicamentos quimioterapéuticos inyectables. Este protocolo se conoce comúnmente como «protocolo CHOP», que incluye ciclofosfamida, doxorrubicina, prednisolona y vincristina.
A continuación, te presentamos los tratamientos más comunes y los tiempos de supervivencia promedio:
- Linfoma gastrointestinal de células pequeñas: quimioterapia oral. El 80 % entra en remisión por 2-3 años.
- Linfoma gastrointestinal de células grandes: quimioterapia agresiva, 50 % con algo de remisión, supervivencia de 3-10 meses.
- Linfoma mediastínico: quimioterapia agresiva, supervivencia de 3 meses si el gato tiene FeLV, 9-12 meses si no tiene FeLV.
- Linfoma nasal: quimioterapia o radioterapia. El 80 % responde bien, supervivencia hasta 2 años.
- Linfoma renal: la quimioterapia agresiva mejora los síntomas en alrededor del 60 % de los pacientes, pero la supervivencia generalmente es de 6 meses.
Conclusión
El linfoma es un cáncer común y grave en los gatos. El tipo más frecuente es el linfoma gastrointestinal, aunque aún se entiende poco sobre él.
No obstante, tanto el linfoma mediastínico como el linfoma renal están relacionados con la infección por el virus de la leucemia felina (FeLV), por lo que se recomienda vacunar a tus gatos contra el FeLV para ayudar a prevenir el linfoma.