7 señales de traumatismo craneal en gatos y cómo ayudar

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El trauma craneal en gatos representa una condición médica grave que necesita atención inmediata para garantizar la mejor recuperación. En este artículo descubrirás las 7 señales más comunes que indican un golpe en la cabeza, qué lo provoca, cómo se trata, cómo evitar que ocurra y respuestas a las dudas más frecuentes.

¿Qué es el traumatismo craneal en los gatos?

El trauma craneal en gatos implica una lesión en el cráneo y, en algunos casos, en estructuras internas como el cerebro y el sistema nervioso. Existen golpes leves y otros mucho más serios. La mayoría de los gatos se recupera sin complicaciones tras un pequeño golpe accidental.

Pero un impacto fuerte, ya sea por un objeto o una caída desde gran altura, puede generar consecuencias graves. Es posible que se produzcan fracturas en el cráneo, incluidas las de los huesos nasales.

Incluso sin fracturas ni heridas penetrantes, un golpe puede causar hemorragias o inflamación dentro del cráneo. Esto eleva la presión intracraneal (PIC), lo que comprime el cerebro y reduce el flujo de oxígeno hacia sus tejidos. Estos efectos secundarios tienden a agravarse con el tiempo, así que actuar pronto es clave para proteger la salud del gato.

Causas comunes de traumatismo craneal en gatos

Lamentablemente, los traumatismos en la cabeza son más comunes de lo que imaginas. Y aunque el riesgo aumenta para los gatos que salen al exterior, los que viven dentro de casa tampoco están exentos.

Los que tienen acceso al exterior, en especial los machos no esterilizados, corren un alto riesgo de ser atropellados. También pueden lesionarse al pelear con otros animales, sobre todo si se enfrentan a uno de mayor tamaño, como un perro grande.

Ya sea por instinto o para escapar de una amenaza, muchos gatos buscan lugares elevados como árboles, bardas o techos. Un mal cálculo al saltar o un resbalón puede provocar una caída peligrosa.

Aunque suelen aterrizar sobre sus patas, esto no siempre ocurre si la altura es excesiva o si el gato está asustado y no coordina bien sus movimientos.

Dentro del hogar también hay peligros. Pueden caerse de libreros, alacenas, refrigeradores u otros sitios altos. Subir es fácil, pero bajar no tanto. Algunos no encuentran una ruta segura o fallan en un salto y terminan golpeándose.

Los que viven en pisos altos y tienen acceso a balcones o ventanas abiertas pueden sufrir lo que se conoce como “síndrome del gato paracaidista”: caídas desde grandes alturas con consecuencias serias.

Además de las caídas, los accidentes domésticos también representan un riesgo. A los gatos les gusta esconderse en lugares tranquilos y oscuros como clósets, debajo de cobijas, almohadas o muebles. Ahí pueden ser aplastados sin querer si alguien se sienta o coloca algo pesado encima.

También pueden recibir golpes fuertes en casa. Aunque en algunos casos esto ocurre por maltrato, muchos incidentes suceden sin intención. Un ejemplo común es cuando un niño pequeño, jugando, cae encima del gato o le lanza un objeto sin darse cuenta. Macetas u otros adornos también pueden caerles encima accidentalmente.

Los 7 signos clínicos más importantes de traumatismo craneal en gatos

gato subido a un arbol

Las caídas desde lugares altos pueden provocar traumatismos craneales.

En un gato que ha sufrido recientemente un traumatismo craneal, hay anomalías importantes que se deben buscar. Estas pueden ayudar a determinar la probabilidad de que se haya producido un traumatismo craneal y su gravedad.

1. Comportamiento/mentalidad anormal

Un gato que sufre un traumatismo craneal puede parecer aturdido, desorientado y no completamente consciente. La mentalidad se refiere al nivel de conciencia de un gato: su estado de alerta y capacidad para procesar su entorno. Estos cambios también pueden ir acompañados de vocalizaciones anormales, como maullidos, aullidos o bufidos fuertes.

2. Dificultad para caminar o permanecer de pie

Además de un estado mental aturdido y alterado, el traumatismo craneal en los gatos también puede provocar la incapacidad de caminar con normalidad. Un gato puede tener dificultades para ponerse de pie. Si un gato camina, puede tener problemas para mantener el equilibrio, lo que provoca tropiezos y caídas.

3. Aspecto y movimiento anormal de los ojos

Las pupilas de un gato pueden ser muy pequeñas (mióticas) o muy grandes (midriáticas). La mayoría de las veces, el tamaño de las pupilas de un gato se encuentra en un punto intermedio. Si las pupilas de un gato son de tamaño mediano después de un traumatismo craneal, es una muy buena señal.

Se pueden observar pupilas muy pequeñas en casos de dolor por traumatismo craneal. Las pupilas muy dilatadas, especialmente en un gato que no responde bien después de un traumatismo craneal, son lo más preocupante en caso de traumatismo cerebral.

También es muy preocupante observar movimientos anormales de los ojos, denominados nistagmo. Se trata de un movimiento involuntario, a menudo de lado a lado, de ambos ojos que se produce aunque la cabeza del gato se mantenga perfectamente quieta. Este signo también indica que se trata de una posible lesión cerebral traumática si se ha producido un traumatismo craneal.

4. Inclinación de la cabeza

La inclinación de la cabeza observada después de un traumatismo craneal en un gato plantea la posibilidad de una lesión cerebral. La mayoría de las veces, la inclinación de la cabeza también se acompaña de un movimiento ocular anormal. En la mayoría de los casos, el lado hacia el que se inclina la cabeza es el lado del cerebro más afectado por la lesión.

5. Convulsiones

Las convulsiones pueden ocurrir después de un traumatismo craneal si se ha producido daño cerebral. Pueden ser inmediatas en casos graves, pero también pueden verse como efectos a largo plazo según la naturaleza de la lesión. Las convulsiones pueden incluir las clásicas convulsiones de gran mal con pérdida de conciencia, convulsiones, azotes, salivación y pérdida de funciones corporales.

También se pueden observar convulsiones focales más leves, que pueden incluir espasmos en la cabeza o las extremidades, breves períodos de “desconexión” u otros movimientos involuntarios que ocurren mientras el gato aún está consciente.

6. Vómitos

Los gatos pueden vomitar por muchas razones. En el caso de un traumatismo craneal, es preocupante ver vómitos, ya que pueden ocurrir cuando la presión intracraneal dentro del cráneo es alta debido a una hemorragia o hinchazón que afecta al cerebro.

7. Pérdida de conciencia

Este es quizás el signo más grave y preocupante que se puede observar después de un traumatismo craneal. La mayoría de los gatos siguen estando conscientes después de una caída o un impacto. Si un gato no está consciente, y especialmente si tiene las pupilas muy dilatadas, es probable que haya sufrido una lesión cerebral grave.

Diagnóstico del traumatismo craneal en gatos

gato con una enfermera

Todos los gatos con sospecha de traumatismo craneal deben ser llevados al veterinario.

Como los signos que se mencionan pueden aparecer de forma aislada y también estar relacionados con otras condiciones médicas, lo mejor es llevar a tu gato al veterinario cuanto antes si sospechas de un golpe en la cabeza. El objetivo principal en estos casos es determinar si hay inflamación dentro del cráneo, ya que esto reduce el oxígeno al cerebro y puede causar daños graves.

Durante la exploración física, el veterinario podría detectar indicios claros de traumatismo craneal: sangrado por la nariz o la boca, dientes rotos, heridas, rasguños u otras lesiones visibles. También evaluará el estado neurológico del gato para detectar señales de alarma que indiquen inflamación cerebral o daño, como tamaño de las pupilas, movimientos oculares anormales y cambios en la respuesta mental o en el nivel de conciencia.

Ante cualquier sospecha, incluso si lo único que notas es una inclinación de la cabeza, tu veterinario realizará un examen neurológico mucho más detallado.

Revisar la frecuencia cardíaca también es clave. Si el gato está en estado de dolor o estrés, lo común es que el corazón lata muy rápido. Pero si hay inflamación o sangrado cerebral, la presión intracraneal sube y eso puede provocar una frecuencia cardíaca anormalmente baja (bradicardia), una señal de emergencia que requiere atención inmediata.

En situaciones críticas también se suele medir la presión arterial. Un gato en estado de shock por una lesión suele tener presión baja y pulso acelerado. Pero cuando se trata de un traumatismo craneal severo, es posible observar el efecto contrario: pulso muy lento y presión arterial elevada. Esta combinación se conoce como reflejo de Cushing, y también indica la necesidad de actuar de inmediato para reducir la presión dentro del cráneo.

Una vez que el gato esté estabilizado, podrían indicarse estudios adicionales como:

  • Radiografías para detectar fracturas.
  • Tomografía computarizada (CT) para evaluar fracturas y presencia de líquido o inflamación dentro del cráneo.
  • Resonancia magnética (MRI), ideal para observar el estado del tejido cerebral.
  • Análisis de sangre, incluyendo gases en sangre y niveles de glucosa.
  • Extracción y análisis de líquido cefalorraquídeo (LCR).

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Tratamiento del traumatismo craneal en gatos

gato recibiendo oxígeno

Los gatos con traumatismo craneoencefálico grave pueden requerir oxigenoterapia y otros medios de estabilización.

En el caso más leve, si un gato sufre un golpe en la cabeza pero no presenta fracturas ni daño cerebral, lo mínimo que recibirá será analgésicos para controlar el dolor. Si se trata de un gato que sale al exterior, se limpiarán las heridas abiertas y, de ser necesario, se recetarán antibióticos.

Cuando hay un trauma más grave con sangrado o inflamación dentro del cráneo, lo más urgente es asegurar el suministro de oxígeno y reducir la presión intracraneal. El veterinario puede detectar esta situación a partir del examen neurológico, junto con la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

Dado que el cerebro puede estar recibiendo poco oxígeno a causa del golpe o la presión interna, se administra oxígeno durante todo el tratamiento, generalmente con una mascarilla cerca o sobre el rostro del gato. También se suministran líquidos por vía intravenosa para mantener la presión arterial y el volumen sanguíneo. En estos casos se puede usar manitol, un tipo de suero que ayuda a extraer el líquido acumulado en el cráneo y a aliviar la presión sobre el cerebro. Cuanto antes se inicie este tratamiento, mejores serán las probabilidades de recuperación.

Si el gato presenta convulsiones, se administran medicamentos anticonvulsivos. En los casos donde el dolor o el comportamiento alterado dificultan la manipulación, pueden usarse sedantes con mucho cuidado, además de analgésicos más fuertes.

La cirugía en estos casos no es lo más habitual, pero puede ser necesaria si hay fracturas, heridas penetrantes en la cabeza o si los tratamientos médicos no logran reducir la presión intracraneal. Este tipo de intervenciones, cuando involucran el cráneo, el cerebro, el tronco encefálico o la médula espinal, suelen estar a cargo de especialistas certificados en neurología o cirugía veterinaria.

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Pronóstico para gatos con traumatismo craneal

Cuando un gato con traumatismo craneal mantiene el tamaño normal de las pupilas y no presenta alteraciones en el equilibrio ni en su estado mental, las probabilidades de una recuperación completa a largo plazo son muy altas.

Si, en cambio, aparecen algunos de los signos anormales que ya se mencionaron, el pronóstico dependerá en gran medida de qué tan rápido reciba atención con un tratamiento adecuado. Actuar con rapidez para reducir la inflamación cerebral y suministrar oxígeno al cerebro disminuye considerablemente los daños secundarios y mejora las posibilidades de recuperación.

También influye el tipo de lesión y si existen daños adicionales en otras partes del cuerpo. Un gato atropellado o que cae desde un quinto piso probablemente tendrá lesiones internas o externas que pueden complicar su estado.

Incluso aquellos que se recuperan bien al inicio tras una lesión cerebral podrían experimentar secuelas durante semanas o meses. Puede haber alteraciones en el equilibrio, cambios en el comportamiento, dificultad para comer o convulsiones, lo que exigirá cuidados especiales, apoyo nutricional, control en casa y revisiones frecuentes. Aun con efectos permanentes, un gato que ha sufrido un trauma en la cabeza puede disfrutar de una buena calidad de vida.

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Prevención del traumatismo craneal en gatos

Los gatos son curiosos por naturaleza, y aunque no siempre se puede evitar un golpe en la cabeza, sí hay formas de reducir los riesgos.

  • Los que viven al aire libre están mucho más expuestos. Mantenerlos dentro de casa disminuye considerablemente el peligro de atropellos, peleas con otros animales o caídas desde árboles, cercas o edificios.
  • Para quienes viven en interiores, observa los lugares altos a los que tu gato intenta subir. Puedes bloquear el acceso o bien ofrecerle una ruta segura para subir y bajar sin riesgo.
  • Revisa tu hogar en busca de objetos pesados que puedan caer desde lo alto sobre tu gato.
  • Si vives en un piso elevado, ten cuidado al permitirle acceso a ventanas abiertas o balcones. Existen estructuras con mallas o jaulas especiales que permiten que el gato disfrute del exterior sin exponerse.
  • En casas con niños pequeños, es fundamental supervisar el juego cuando hay mascotas cerca. Ayúdales a ser conscientes del entorno y a comprender cómo sus acciones pueden afectar a los animales del hogar.
  • También hay que tener precauciones al viajar en coche. Un frenazo, una curva brusca o un accidente pueden provocar traumatismos. Asegúrate de que tu gato vaya cómodo y seguro dentro de su transportadora, preferentemente en el asiento trasero, y que esté bien sujeta.

Conclusión

gato en lo alto

Mantén a los gatos alejados de lugares altos e inseguros siempre que sea posible para reducir lesiones.

Aunque muchos accidentes se relacionan con el comportamiento natural de los gatos, es importante saber que tanto los que salen como los que viven dentro de casa pueden sufrir traumatismos craneales. Actuar a tiempo ante cualquier golpe en la cabeza puede marcar la diferencia, limitando los daños y aumentando las posibilidades de una recuperación favorable.

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  1. Jha, S. (2003). Cerebral Edema and its Management. Medical Journal Armed Forces India, 59(4), 326–331. https://doi.org/10.1016/s0377-1237(03)80147-8

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Dr. Chris Vanderhoof, DVM, MPH

El Dr. Chris Vanderhoof se graduó en 2013 de la Facultad de Medicina Veterinaria de Virginia-Maryland (VMCVM) en Virginia Tech, donde también obtuvo una Maestría en Salud Pública. Completó una pasantía rotativa en el Hospital Veterinario Red Bank en Nueva Jersey y ahora trabaja como médico general en el área de Washington DC. El Dr. Vanderhoof también es redactor especializado en el campo de la salud animal y fundador de Paramount Animal Health Writing Solutions, que se puede encontrar en www.animalhealthcopywriter.com. El Dr. Vanderhoof vive en el área del norte de Virginia con su familia, incluidos 3 gatos.