¿Los gatos pueden tener hemorroides?

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Gato en la arena

Debido a que las hemorroides son comunes en las personas, es una suposición común que una hinchazón o trastorno alrededor del área anal en los gatos puede ser la misma afección.

Si bien los gatos no padecen hemorroides específicamente, en este artículo se incluye más información sobre algunas afecciones que pueden parecer similares en los gatos, como prolapso rectal, tumores y enfermedad del saco anal. También analizamos cómo se reconocen y se tratan, así como algunas preguntas frecuentes.

Leer también: Cómo saber si un gato hace esfuerzo para defecar o hacer pis

¿Los gatos pueden tener hemorroides?

En sentido estricto, los gatos no padecen hemorroides, pero pueden desarrollar problemas en la misma zona. Revisaremos cada uno de estos hallazgos más comunes, así como también cómo reconocerlos, los enfoques de tratamiento y las estrategias de prevención.

Afecciones de salud que se parecen a las hemorroides en los gatos

Ahora que sabemos que los gatos no suelen sufrir hemorroides como los humanos, ciertas afecciones de salud pueden causar síntomas similares. A continuación, analizaremos afecciones de salud que se parecen a las hemorroides en los gatos.

Prolapso rectal en gatos

Esta es la afección en los gatos que más se parece a las hemorroides. Se trata de que los tejidos internos del recto se dan vuelta y sobresalen por el ano para hacerse visibles.

Un prolapso rectal aparecerá como una estructura tubular de color rosa a rojo que sobresale de la abertura anal por donde el gato defeca.

El tejido generalmente se verá sano y rosado, a menos que el prolapso haya estado presente durante algún tiempo. En estos casos, el tejido prolapsado puede verse de un color más oscuro, tener arena u otros desechos adheridos, o presentar supuración y formación de costras.

Prolapso rectal en gatos: causas

El prolapso rectal en los gatos generalmente se debe a un comportamiento de esfuerzo. Se presenta con mayor frecuencia en gatos jóvenes o gatitos con diarrea, especialmente secundaria a parásitos intestinales.

Cuando se produce prolapso rectal en gatos adultos, puede ser secundario a un esfuerzo por la dificultad para evacuar el intestino. El estreñimiento (dificultad para defecar) y la obstipación (bloqueo fecal) son más comunes en gatos afectados por enfermedades que provocan deshidratación, como enfermedad renal y diabetes. Los gatos con sobrepeso y obesos también pueden verse afectados con mayor frecuencia.

Los gatos que tienen dificultad para orinar pueden esforzarse lo suficiente para orinar y provocar un prolapso rectal, especialmente si el esfuerzo se repite una y otra vez. La enfermedad del tracto urinario inferior felino (FLUTD, por sus siglas en inglés) es un término general que incorpora varias causas de esfuerzo urinario en gatos, incluidas las infecciones del tracto urinario, los cálculos en la vejiga y la cistitis idiopática felina.

Prolapso rectal en gatos: tratamiento y prevención

Cuanto antes se trate el prolapso rectal, más rápido y más fácil será su resolución. Los prolapsos crónicos se vuelven más difíciles de corregir sin tratamientos más invasivos porque el tejido extruido se vuelve más hinchado y se inflama con el tiempo.

Inicialmente, el veterinario puede tratar el prolapso rectal reinsertando suavemente el tejido prolapsado en la abertura anal. Esto suele hacerse bajo anestesia, ya que puede resultar incómodo y el gato debe estar completamente relajado y no hacer esfuerzos constantes contra los esfuerzos del veterinario.

El veterinario colocará una sutura en bolsa de tabaco alrededor del ano. Esto ayuda a estrechar la abertura anal temporalmente, generalmente durante 5 a 7 días, para evitar que el tejido prolapsado se caiga y permitir que el gato pueda defecar. A menudo se recomiendan ablandadores de heces y una dieta blanda.

También debe identificarse y tratarse la causa subyacente del prolapso rectal, ya sea que esté relacionada con estreñimiento, diarrea o un problema urinario.

Si la simple sustitución del tejido rectal prolapsado no da resultado, o si el prolapso es demasiado crónico para ser reemplazado, puede ser necesaria una cirugía. Puede ser necesario extirpar la parte prolapsada del recto si está muy afectada. Si hay tejido rectal sano pero no se puede volver a insertar, puede realizarse un procedimiento llamado colopexia. Una colopexia implica suturar el extremo del colon a la pared abdominal, lo que mantiene la tracción en el recto y evita que se prolapse.

En ocasiones, se puede prevenir el prolapso rectal, especialmente en gatitos jóvenes, concentrándose en una salud y nutrición óptimas. Esto puede incluir:

  • Desparasitación adecuada.
  • Alimentación de calidad para evitar episodios de diarrea.
  • Buena hidratación diaria.
  • Mantener un peso saludable.
  • Reducir el estrés que puede provocar problemas con su comportamiento urinario.
  • Atender a tiempo y de forma continua, según lo indique el veterinario, cualquier causa de estreñimiento o esfuerzo al orinar.
  • Revisiones anuales o semestrales con el veterinario.

Enfermedad del saco anal en los gatos

Gatito atigrado feliz con caja de arena

Los gatos con problemas en el saco anal pueden verse muy inflamados y doloridos alrededor del ano y acicalarse excesivamente en esta área.

Los sacos anales se encuentran a cada lado del ano, aproximadamente en la posición de las 8 y las 4 en punto. En los gatos, son aproximadamente del tamaño de una pasa.

Son pequeñas glándulas que se encuentran dentro de los sacos anales y que producen un líquido de color marrón y olor desagradable. Normalmente, cuando un gato defeca, los sacos se contraen y expulsan el líquido junto con las heces. Las heces se perfuman con el aroma característico del gato, lo que ayuda a marcar el territorio.

Si los sacos anales no se vacían correctamente, el material que contienen puede volverse más espeso, lo que dificulta aún más su extracción. Las bacterias también pueden migrar hacia los sacos y proliferar si estos no se vacían. Cuando los sacos no pueden vaciarse normalmente, se habla de una obstrucción de los sacos anales. Cuando se desarrolla una infección que provoca la acumulación de pus y sangrado, se habla de un absceso de los sacos anales.

Si un absceso no se trata, se convertirá en una hinchazón dolorosa cerca del ano, que algunas personas podrían confundir con hemorroides. Sin embargo, el absceso eventualmente se abrirá a través de la piel junto al ano, dejando un pequeño orificio y drenaje de líquido.

Los gatos con una obstrucción o un absceso en el saco anal pueden arrastrarse por el suelo, lamerse o acicalarse excesivamente la zona debajo de la cola, o pueden notar un cambio en el comportamiento, como esconderse. Si tu gato te permite echar un vistazo, es posible que puedas ver una zona húmeda e hinchada debajo de la cola o la pequeña fístula (orificio) que quedó después de la ruptura del absceso.

Enfermedad del saco anal: causas

La obstrucción o absceso del saco anal puede ocurrir en cualquier gato. Esto dicho, los gatos con mayor riesgo son:

Enfermedad del saco anal: tratamiento y prevención

Si el saco anal ya se ha roto, el veterinario probablemente limpiará la herida con una solución antiséptica. También suele recetarse un antibiótico para asegurar una correcta recuperación.

Cuando el absceso es visible pero aún no se ha abierto, puede ser necesario sedar o anestesiar a tu gato para drenar el contenido y limpiar la zona.

En casa, asegúrate de que no se lama ni muerda el área afectada. Si tu gato lo permite, puedes aplicar una compresa tibia sobre la hinchazón para aliviar el malestar y favorecer la cicatrización. Antes de colocarla, prueba la temperatura en tu piel para evitar quemaduras.

La mejor forma de prevenir enfermedades en los sacos anales es mantener un peso saludable y vigilar sus deposiciones. Si notas molestias en la zona trasera, arrastrar el trasero por el suelo, estreñimiento o diarrea, actúa de inmediato para evitar complicaciones.

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Pólipos rectales en gatos

Un pólipo rectal es un pequeño crecimiento que surge del tejido que recubre el recto. Si bien la mayoría no son cancerosos, un poco menos del 20 % puede mostrar un comportamiento maligno. Pueden causar problemas de defecación, esfuerzo para defecar, diarrea y, a veces, sangrado rectal.

Los pólipos rectales se consideran poco comunes en los gatos, pero tu veterinario puede detectarlos durante un examen rectal. A veces, los pólipos pueden sobresalir del ano, especialmente durante la evacuación intestinal, lo que da la apariencia de hemorroides en los gatos.

Pólipos rectales: causas

La verdadera causa de los pólipos rectales en los gatos no se conoce bien y no parece haber predisposición racial alguna. Como ocurre con muchos tumores y crecimientos, los gatos mayores pueden estar más predispuestos.

Pólipos rectales: tratamiento y prevención

Los pólipos rectales se pueden extirpar quirúrgicamente. Debido a que siempre existe la posibilidad de que haya un tumor canceroso en el recto, el pólipo se enviará a un laboratorio para que lo analicen y confirmen que es benigno.

Tumores rectales en gatos

Cuando se trata de tumores rectales cancerosos, el más común en gatos se llama linfosarcoma.

Tumores rectales: causas

En la mayoría de los casos, se desconoce la razón subyacente por la que un gato desarrolla linfosarcoma rectal. El linfosarcoma puede desarrollarse en un gato de cualquier edad, raza o sexo. No obstante, los gatos con el virus de la leucemia felina (FeLV) y el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV) pueden tener un mayor riesgo de desarrollar cualquier tipo de linfosarcoma.

Tumores rectales: tratamiento y prevención

El linfosarcoma suele diagnosticarse mediante una aspiración con aguja fina, una técnica en la que se extrae una pequeña muestra celular con jeringa para enviarla al laboratorio. Debido a la ubicación de una masa rectal, puede ser necesario sedar o anestesiar brevemente al gato para tomar la muestra.

El tratamiento principal para la mayoría de los tumores rectales es la extirpación quirúrgica. No obstante, su localización puede dificultar el acceso en algunos casos. El linfosarcoma tiende a invadir los tejidos cercanos, lo que significa que, incluso con cirugía, no siempre es posible eliminar todas las células cancerosas.

El linfosarcoma suele tratarse con quimioterapia, que utiliza medicamentos dirigidos a células de crecimiento rápido como las cancerosas. Aun cuando se realiza una cirugía parcial, se puede optar por la quimioterapia como tratamiento complementario.

En cualquier tipo de linfosarcoma, detectar el problema a tiempo es clave. Mientras más pequeño sea el tumor, más tratable será. Lamentablemente, puede desarrollarse sin mostrar signos evidentes de enfermedad.

No existen métodos infalibles para prevenir esta enfermedad, pero mantener a tu gato dentro de casa reduce considerablemente el riesgo de contagio de VIF y FeLV por contacto con otros gatos. Si sale al exterior, lo recomendable es vacunarlo contra la leucemia felina (FeLV). No se suele indicar una vacuna preventiva para el VIF.

Las revisiones periódicas con el veterinario son útiles para detectar señales tempranas como pérdida de peso o alteraciones digestivas que puedan revelar un problema subyacente.

Desgarros rectales en gatos

Veterinario Maine Coon rojo

Cualquier trastorno del ano o del recto puede provocar heces con sangre, esfuerzo y malestar.

Los desgarros del recto son poco frecuentes. Los gatos pueden presentar signos de estreñimiento, esfuerzo para defecar y sangrado por el recto. Si se deja pasar el tiempo suficiente, un desgarro rectal puede provocar hinchazón, que puede acabar pareciéndose a las hemorroides.

Desgarros rectales: causas

No existe predisposición a los desgarros rectales, ya que suelen ocurrir de forma secundaria a traumatismos.

Los desgarros rectales pueden ocurrir si se ingiere un objeto afilado que logra llegar hasta el final del tracto digestivo. Algunos ejemplos pueden ser agujas, trozos de plástico dentados, fragmentos de hueso y otros objetos abrasivos. Los desgarros también pueden ocurrir como consecuencia de una herida por mordedura en una pelea con otro animal.

Desgarros rectales: tratamiento y prevención

Los desgarros rectales deben tratarse lo antes posible, ya que pueden infectarse muy fácilmente. Un desgarro puede cerrarse con puntos de sutura bajo anestesia. Si el desgarro se encuentra hacia el final del recto, puede ser posible repararlo desde afuera evirtiendo la parte afectada y dándole la vuelta lo suficiente para acceder a la zona. Sin embargo, si el desgarro está demasiado adentro del recto, puede ser necesaria una cirugía abdominal para repararlo.

Puedes reducir el riesgo de desgarros rectales evitando que tu gato tenga acceso a objetos punzantes como alfileres o agujas de coser, no ofreciéndole dietas que contengan huesos o fragmentos óseos, y manteniendo fuera de su alcance cualquier alimento de mesa que incluya restos de hueso. Los gatos que salen al exterior tienen un riesgo mayor de sufrir heridas por mordeduras.

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Resumen

Aunque las venas hinchadas que causan hemorroides en los humanos no ocurren en los gatos, sí pueden desarrollar condiciones médicas que se parecen a las hemorroides. Las principales incluyen el prolapso rectal, la inflamación por enfermedad de los sacos anales, desgarros rectales inflamados y crecimientos rectales.

Siempre es mejor tratar cualquiera de estas condiciones lo antes posible. Si notas algo anormal en esta área, asegúrate de llevar a tu gato al veterinario para un diagnóstico adecuado y opciones de tratamiento.

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Dr. Chris Vanderhoof, DVM, MPH

El Dr. Chris Vanderhoof se graduó en 2013 de la Facultad de Medicina Veterinaria de Virginia-Maryland (VMCVM) en Virginia Tech, donde también obtuvo una Maestría en Salud Pública. Completó una pasantía rotativa en el Hospital Veterinario Red Bank en Nueva Jersey y ahora trabaja como médico general en el área de Washington DC. El Dr. Vanderhoof también es redactor especializado en el campo de la salud animal y fundador de Paramount Animal Health Writing Solutions, que se puede encontrar en www.animalhealthcopywriter.com. El Dr. Vanderhoof vive en el área del norte de Virginia con su familia, incluidos 3 gatos.