¿Cuándo debes inducir el vómito en tu gato?

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Inducir el vómito en el gato

La administración intencional de medicamentos o sustancias para provocar el vómito en tu gato (también llamada inducción de emesis) se emplea desde hace mucho en medicina veterinaria. Se realiza cuando tu felino ingiere algo que puede dañarlo si permanece en su estómago o avanza por su sistema digestivo. Provocar el vómito es un recurso valioso que los veterinarios manejamos porque puede salvar la vida de tu gato.

Una de las limitaciones de este procedimiento es que el tiempo es fundamental. Debe realizarse poco después de que tu gato haya ingerido la sustancia, ya que la ventana de acción es muy corta. Contamos con un plazo reducido de apenas dos horas, por lo que si tu gato consume algo indebido, es crucial que busques atención veterinaria de inmediato.

¿Por qué es necesario hacer vomitar a un gato?

El veterinario revisa la boca del gato

Si tu gato ingiere algo peligroso, el veterinario realizará un examen completo y determinará si es necesario provocar el vómito.

Los gatos a veces comen cosas que no deberían, ya sea a propósito o por accidente. Nuestros hogares están llenos de objetos que no son aptos para ellos. Algunos son evidentes, como los productos de limpieza, pero también hay alimentos tóxicos, medicamentos humanos y ciertas plantas y flores. Puedes consultar una lista completa de sustancias dañinas para gatos en la página de la ASPCA.

Aunque suelen ser más cuidadosos que los perros al probar cosas nuevas, los gatos también pueden ingerir sustancias tóxicas. Es fundamental que quienes tienen gatos sepan cómo actuar si su mascota consume algo venenoso.

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¿Qué hacer si tu gato come algo que no debería?

Examen de un gato en el veterinario

Las sustancias tóxicas a veces pueden causar náuseas, arcadas y babeo.

Los signos clínicos varían mucho según lo que tu gato haya ingerido. Pueden incluir salivación excesiva, arcadas, chasquidos con los labios, temblores o convulsiones, pérdida de conciencia, colapso y crisis convulsivas, entre otros.

Si ves que tu gato consume alguna sustancia dañina, anota qué fue exactamente. Cuanta más información tengas, mejor. Si hay etiqueta o envase, guárdalo o toma una foto para mostrarla al veterinario. También apunta la cantidad ingerida.

Después, llama a tu veterinario; él te indicará qué hacer por teléfono. Avisar con anticipación le permite preparar cualquier equipo necesario antes de tu llegada. El profesional verificará si la sustancia es tóxica, consultará las dosis peligrosas y te informará sobre los síntomas que podrían aparecer.

En algunos casos no hace falta inducir el vómito si la dosis tóxica no fue consumida. Aun así, siempre conviene consultar al veterinario porque puede haber signos que requieran vigilancia o tratamiento.

Solo bajo estricta indicación veterinaria y en situaciones excepcionales, se puede provocar el vómito en casa. Esto sucede cuando no puedes llevar a tu gato al consultorio dentro de las dos horas siguientes a la ingestión, por falta de transporte u otro inconveniente.

Lo ideal es que lleves a tu gato a la clínica veterinaria, donde podrán inducir el vómito con mayor seguridad. Por lo general, emplean uno de estos tres fármacos:

  • Dexmedetomidina
  • Apomorfina
  • Xilazina

Ninguno es perfecto; cada uno tiene ventajas y desventajas. El veterinario elegirá el más adecuado según el caso y calculará la dosis en función del peso del animal.

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Problemas con la inducción del vómito en los gatos

Gato vomitando espuma blanca

Debido a que los gatos no vomitan tan fácilmente como los perros, puede ser complicado lograr que lo hagan en una emergencia.

Inducir el vómito en gatos presenta varios desafíos. En realidad, es mucho más complicado lograr que un gato vomite que un perro. Ambos animales funcionan de manera distinta en el mecanismo que provoca náuseas y el vómito. Por ejemplo, los perros reaccionan de forma rápida y efectiva a la apomorfina.

Si le aplicas la inyección a un perro y no has protegido el piso con periódico, casi seguro que cuando vayas a colocar el papel, el suelo ya estará manchado con vómito. En cambio, los receptores cerebrales de los gatos son menos sensibles, por lo que la respuesta no es tan intensa.

Otro problema es que la mayoría de los medicamentos que inducen el vómito en gatos son principalmente sedantes. La respuesta vomitiva suele ser un efecto secundario. Eso significa que algunos gatos reciben la dosis, quedan muy sedados y no llegan a vomitar. Por suerte, existen fármacos para revertir la sedación, pero esto complica el proceso.

Los peligros de los métodos caseros para vomitar

El gato siente náuseas

Lo mejor es llevar a tu gato a un veterinario, pero si esto no es posible, tu veterinario podría darte instrucciones para inducir el vómito en casa.

Históricamente, para inducir el vómito en casa se utilizaba una solución al 3 % de peróxido de hidrógeno. Tu veterinario te indicará cómo administrar esta solución lentamente con una jeringa en la boca del gato.

Ten en cuenta que esta práctica se recomienda solo en casos extremos, cuando no hay opción de atención veterinaria presencial. Debe hacerse estrictamente bajo supervisión profesional. Este método conlleva un alto riesgo de causar ulceraciones graves en el esófago y el estómago, por eso se evita siempre que se pueda.

Otro remedio casero que no aconsejamos es administrar agua con sal. Los resultados son impredecibles, pero lo más grave es que una ingesta rápida y excesiva de sal puede ser tóxica para tu mascota.

Además, muchas sustancias tóxicas afectan principalmente a los riñones, sobre todo en gatos mayores. Algunos tóxicos, como plantas de lirio, ibuprofeno o anticongelante, pueden causar insuficiencia renal aguda. Si a eso le sumamos una gran cantidad de sal que los riñones deben filtrar, aumentan las complicaciones y se dificultan o frenan las posibilidades de recuperación.

¿Cuándo es peligroso inducir el vómito?

gato vomitando

En algunos casos, hacer que tu gato vomite le hace más daño que bien.

Aunque inducir el vómito puede ser útil, hay situaciones en las que hacerlo causa más daño que beneficio. Debes evitarlo en los siguientes casos:

  • Si tu gato ha ingerido lejía, detergentes corrosivos, productos a base de gasolina o pilas botón, no debe vomitar. Estas sustancias pueden provocar quemaduras químicas en el esófago y gastritis aguda. Además, existe el riesgo de que el material sea inhalado hacia los pulmones, causando neumonía por aspiración, que puede derivar en complicaciones graves.
  • Si ha tragado una aguja con hilo u otro objeto afilado o punzante. Parece raro, pero ocurre con frecuencia. Forzar el vómito podría dañar el intestino, órganos internos o la boca. Si el hilo sigue unido a la aguja, puede cortar tejidos internos o enrollarse causando estrangulamiento intestinal.
  • Si han pasado más de dos horas desde la ingestión. En ese tiempo, la sustancia suele haberse absorbido o desplazado por el tracto digestivo, por lo que inducir el vómito pierde sentido.
  • Si el gato está deshidratado, colapsado, inconsciente, ha tenido cirugía abdominal reciente, padece problemas cardíacos o sufre convulsiones. En estos casos, inducir el vómito está contraindicado.

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Reflexiones finales

Veterinario sosteniendo un gato

El tiempo es clave, así que comunícate con tu veterinario lo antes posible si tu gato ingiere algo tóxico.

En general, la necesidad de inducir el vómito en gatos es poco común. Es mucho más frecuente en perros. Los medicamentos disponibles no son tan efectivos en felinos y sus resultados pueden variar bastante. Si tu gato ha ingerido algo tóxico, contacta de inmediato a tu veterinario. Siempre vale la pena intentar provocar el vómito si el profesional considera que es seguro hacerlo.

Debido a su metabolismo, los gatos son especialmente vulnerables al daño orgánico, incluso con dosis bajas de venenos. Existen métodos que podrías aplicar en casa en situaciones extremas, pero suelen representar más riesgos que beneficios, así que lo más recomendable es dejar este tipo de procedimientos en manos de expertos.

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Dr. Emma Chandley BVetMed PGCertSAS MRCVS

Emma se graduó en el Royal Vet College de Londres en 2011. Es experta en comportamiento y nutrición de gatos y también tiene un gran interés en la cirugía. Emma realizó un posgrado en cirugía de pequeños animales y luego obtuvo el estatus de practicante avanzada en la misma disciplina.