El estrés forma parte de tu vida diaria, y seguramente ya estás consciente del daño que puede causar cuando se prolonga. Lo que tal vez no sabías es que tu gato también puede verse afectado de forma similar.
Aquí exploraremos qué factores pueden generar estrés felino en el mundo actual y por qué conviene estar atento a cambios sutiles en su comportamiento o condición física al cuidar su bienestar.
¿Qué son el estrés y la ansiedad?
El estrés es un término amplio que engloba respuestas complejas a nivel cognitivo, emocional y fisiológico frente a distintos estímulos, sean agradables o no. En cambio, el ansiedad se refiere a una tensión mental negativa provocada por situaciones desagradables o excesivamente demandantes, vividas de forma individual (Sparkes, 2016).
Estrés agudo vs. estrés crónico
Al igual que tú, los gatos pueden experimentar tanto estrés agudo como crónico.
- Estrés agudo: se trata de factores estresantes breves que generan malestar, pero el gato suele recuperarse rápido y sin consecuencias duraderas.
- Estrés crónico: ocurre cuando hay una exposición constante o repetida a situaciones estresantes, lo que puede desencadenar un estado de malestar serio y prolongado.
Señales de estrés en los gatos
Cada gato expresa el estrés de manera distinta: algunos lo reflejan a través de su conducta, mientras que otros presentan cambios físicos. Por eso, es fundamental que prestes atención a las señales más sutiles.
Observa si aparecen estos síntomas físicos o de comportamiento:
Signos físicos:
- Signos gastrointestinales: diarrea, estreñimiento y/o vómitos.
- Indicaciones de la enfermedad del tracto urinario inferior felino (FLUTD, por sus siglas en inglés): micción frecuente o dolorosa con sangre posiblemente causada por cistitis idiopática felina (CIF).
- Síntomas dermatológicos: por el aseo repetitivo o el aseo excesivo de una parte específica del cuerpo.
- Signos respiratorios: secreción nasal, secreción ocular y jadeo.
- Anormalidades cardiovasculares: aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial.
- Función inmune comprometida con predisposición a infecciones.
Señales de comportamiento:
- Micción o defecación inadecuada.
- Consumo de productos no comestibles (pica).
- Disminución de la actividad lúdica y del comportamiento exploratorio.
- Pulverización de orina en interiores.
- Inhibición del aseo, la alimentación, la micción y la defecación o polifagia (comer en exceso).
- Agresión redirigida hacia humanos u otras mascotas.
- Aumento de marcaje territorial.
- Inactividad y aumento del sueño.
- Hipervigilancia junto con una respuesta de sobresalto intensificada.
- Ocultación constante.
- Vocalización excesiva.
- Apego del dueño o distanciamiento social de humanos y otros gatos.
- Cambios en el comportamiento normal, como no salir al exterior, independientemente del clima.
Causas del estrés en los gatos

Cada gato reacciona de forma distinta ante una persona, otro animal, situación u objeto. Aun así, hay ciertos escenarios que tienden a generar más estrés que otros.
Los gatos son seres sensibles, propensos a la ansiedad, la frustración, el dolor y el estrés ante determinadas situaciones, experiencias o personas con las que se cruzan a lo largo de su vida.
Los 5 factores de estrés más comunes para un gato doméstico se originan en:
1. Desplazamiento territorial
Mudarte de casa, cambiar de ciudad o trasladarte a otro país —lo que implica jaulas o incluso cuarentena— es un ejemplo claro de un desplazamiento territorial inevitable.
Una visita al veterinario genera un estrés momentáneo; en cambio, pasar la noche en la clínica por enfermedad o quedarse en una pensión felina provoca un estrés más prolongado.
Curiosamente, un gato feral está mejor preparado que uno doméstico para adaptarse a un entorno desconocido, aunque también sufrirá estrés si una persona extraña interviene, debido a la falta de socialización temprana.
2. Conflictos entre gatos en hogares con varios gatos
Gran parte del estrés que experimentan los gatos está relacionado con la convivencia con otros de su especie, especialmente cuando se introduce un gato nuevo en casa.
Aunque tienen sistemas sociales flexibles, cuando se juntan gatos no vinculados o con personalidades incompatibles, sin los recursos adecuados ni una introducción gradual, la tensión es casi inevitable. Si no pueden mantenerse a distancia, la convivencia puede estar marcada por el conflicto constante y un estado de estrés continuo.
3. Cambio de rutina
Los gatos prosperan en entornos conocidos y rutinas estables. Como especie autosuficiente, tienden a evitar el peligro, por lo que cualquier cambio notable en el hogar —como muebles nuevos, remodelaciones o ampliaciones— puede generar ansiedad, miedo y estrés, sobre todo si quedan confinados a una sola zona de la casa.
La llegada de un nuevo integrante a la familia, un bebé o visitas prolongadas también altera la dinámica diaria, lo que puede afectar su bienestar emocional.
4. Relación entre humanos y gatos impredecible y deficiente
Los gatos prefieren tener el control. Manipularlos de forma impredecible, exagerar en las atenciones o sujetarlos con demasiada fuerza mientras se les observa constantemente suele generar estrés, especialmente si no pueden alejarse.
Castigarlos con golpes o manotazos por mostrar agresión, marcar territorio o arañar muebles solo provoca un gran malestar y les enseña a temer tu presencia.
5. Recursos insuficientes o inexistentes
La falta o insuficiencia de recursos es una causa común de estrés en los gatos domésticos.
Algunos ejemplos son:
- Ausencia de áreas para hacer sus necesidades dentro del hogar. Aunque un gato con acceso al exterior suele preferir eliminar afuera, la cantidad insuficiente de bandejas en casas con varios gatos también genera estrés.
- Ubicación incorrecta de los recursos, como comida o agua junto a la caja de arena, o una bandeja situada en un armario pequeño y de difícil acceso.
- Falta de lugares donde esconderse y de vías para escapar.
- Recursos insuficientes en hogares con múltiples gatos.
- Acceso irregular al exterior.
- Ausencia o deficiencia de lugares altos donde el gato pueda sentirse seguro cuando percibe amenaza o peligro.
Por último, el entorno juega un papel fundamental en el nivel de estrés, sobre todo en gatos que viven solo dentro de casa. Para identificar factores que puedan generarlo, te recomendamos realizar una evaluación detallada llamada Feline Stress Audit.
¿Cómo tratar el estrés en los gatos?

Para ayudar a tu gato a liberar el estrés puedes combinar varias estrategias: modificar su entorno, establecer una rutina estable y armoniosa, fomentar el juego, emplear feromonas y ofrecer masajes.
Para tratar el estrés de forma efectiva, es clave prevenir o reducir los estímulos que lo provocan.
Modificación ambiental multimodal (MEMO, por sus siglas en inglés) y enriquecimiento ambiental (EE, por sus siglas en inglés).
El objetivo de MEMO y EE es implementar cambios graduales en el hogar que fomenten la curiosidad y la exploración sin generar miedo ni ansiedad.
Facilita rutas de escape y caminos seguros dentro de la casa, creando estantes, adaptando muebles o incorporando puertas interiores para gatos, que permitan al felino alejarse de otros animales. Además, habilita refugios donde pueda sentirse cómodo y contar con todos sus recursos, lejos de posibles factores estresantes.
Crea espacios seguros con cajas de cartón, túneles y transportadoras, y añade zonas altas como libreros, parques felinos o plataformas de observación para que tu gato mantenga el control sobre su entorno.
Si tu gato es exclusivamente de interior, incorpora comederos tipo puzzle que estimulen su instinto de caza y búsqueda de alimento, mientras suena música relajante de fondo.
Finalmente, en hogares con varios gatos, distribuye correctamente los recursos —platos de comida y agua, cajas de arena y áreas para descansar— para evitar conflictos.
1. Terapia de juego
Nunca subestimes el valor del juego constante, estructurado e interactivo, conocido como ‘terapia de juego’, una solución frecuente para muchos problemas de comportamiento en gatos hoy en día. La clave está en establecer una rutina diaria que se adapte a los ritmos de energía de tu felino. Las mejores horas para jugar son temprano en la mañana y al caer la noche, usando juguetes interactivos que imiten su instinto cazador.
2. Rutina y armonía
La rutina y la armonía brindan seguridad a un gato, ya que siempre está atento a posibles amenazas en lugares nuevos o en sus relaciones sociales. Por eso, mantener una práctica diaria constante y con pocas interrupciones puede ser un gran alivio para su estrés.
3. Manejo adecuado y relación positiva entre humanos y gatos
Recuerda que ningún gato es igual; algunos disfrutan de caricias prolongadas, mientras que otros lo encuentran incómodo y estresante. Permitir que tu gato inicie el contacto cuando quiera y se retire a su ritmo reduce significativamente su nivel de estrés.
4. Masaje terapéutico y terapia corporal
Las técnicas de masaje y trabajo corporal benefician tanto a las personas como a las mascotas. Métodos como Tellington Touch, acupresión y acupuntura ayudan a reducir el estrés, mejorar la circulación, fortalecer el sistema inmunológico, favorecer la recuperación y estimular la liberación de endorfinas. Además, son una forma maravillosa para que quienes cuidan a su gato también liberen tensión tras un día agitado.
5. Terapia con feromonas
Los análogos sintéticos de feromonas felinas, como Feliway, se pueden usar de forma preventiva o terapéutica. Ayudan a manejar el estrés, facilitar las mudanzas y la adaptación a nuevos entornos, reduciendo la ansiedad y promoviendo una sensación de bienestar.
6. Suplementos nutricionales
Existen varios suplementos, tanto recetados por veterinarios como de venta libre, que contienen precursores de neurotransmisores con posibles efectos antiansiedad.
Algunos estudios sugieren que el L-triptófano, la alfa-casozepina y la L-teanina resultan efectivos para reducir la ansiedad en distintas especies, incluido el gato doméstico. Siempre consulta con tu veterinario antes de introducir cualquier suplemento.
Conclusión
La mejor forma de prevenir o minimizar el estrés prolongado es respetar a tu gato como individuo y acudir a un veterinario especializado al notar cualquier cambio en su comportamiento habitual, ya que el estrés afecta gravemente su bienestar.
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