Así como las experiencias traumáticas dejan huella en las personas, los gatos también pueden verse profundamente afectados. Si atraviesan una o varias situaciones donde se sintieron en peligro, pueden desarrollar miedo, estrés o ansiedad que alteran su comportamiento diario.
¿Los gatos pueden tener trastorno de estrés postraumático?
Aunque ciertos eventos pueden alterar gravemente a algunos gatos y provocar cambios en su conducta, no desarrollan trastorno de estrés postraumático (TEPT) como los humanos, ya que este implica procesos mentales y de memoria propios de nuestra especie. Aun así, tras una experiencia traumática, pueden mostrar señales parecidas, como evitar ciertas situaciones o volverse agresivos.
Si aprendes a identificar estos signos, podrás intervenir a tiempo y reducir el impacto emocional que generan.
Signos comunes de un gato traumatizado
1. Agresión
Cuando un gato ha vivido una situación traumática, es más propenso a reaccionar con agresividad. Al sentirse amenazado, se activa su respuesta de “lucha o huida”. Si no puede escapar porque está acorralado, sujeto o demasiado cerca del peligro, recurrirá a la agresión como forma de defensa.
Además, un gato traumatizado mantiene un nivel constante de estrés que lo vuelve más reactivo. Esto lo lleva a tener respuestas exageradas ante estímulos mínimos. Por ejemplo, si intentas acariciarle la cabeza, esa simple acción podría hacer que te ataque.
2. Aumento del afecto
Aunque algunos gatos recurren a la agresión como mecanismo de defensa, otros reaccionan de forma opuesta cuando atraviesan un mal momento emocional. Puede que notes que tu gato se vuelve más pegajoso y cariñoso tras una experiencia difícil. Buscará tu compañía con insistencia y le costará quedarse solo. Esta conducta dependiente es su forma de encontrar consuelo en ti para sentirse más seguro.
3. Pasar mucho tiempo escondido

Esconderse también está relacionado con la respuesta de «lucha o huida» del gato: estar escondido lo hace sentir más seguro.
Es probable que un gato temeroso y ansioso pase mucho tiempo escondido, ya que eso lo hace sentir más seguro y protegido. El impulso de huir y esconderse es parte de su respuesta de «huida» para mantenerse alejado del peligro.
Esconderse es un comportamiento normal en los gatos, pero es preocupante cuando se vuelve excesivo. Si tu gato pasa la mayor parte del día en su escondite y no responde cuando lo convences de que salga con suavidad, es probable que esté atravesando un gran sufrimiento emocional.
4. Hipervigilancia
Como ya se mencionó, el estrés emocional puede hacer que tu gato esté en un estado de alerta constante. Además de reaccionar con agresividad desmedida, también puede volverse excesivamente vigilante para evitar cualquier amenaza.
Estará atento a cada movimiento o sonido, siempre evaluando el entorno y buscando posibles vías de escape. En este estado, es común que se asuste con facilidad y reaccione de forma exagerada ante estímulos menores.
5. Reducción de la interacción con personas y otras mascotas
Un gato que ha pasado por un trauma emocional tiende a aislarse y mostrarse reacio a interactuar, ya sea contigo o con otros animales del hogar. Incluso si intentas animarlo a jugar, lo más probable es que no responda como antes.
6. Alteración del patrón de sueño

Los gatos traumatizados pueden vivir en un nivel de alerta tan alto que no pueden conciliar el sueño con normalidad.
Los gatos que sufren altos niveles de estrés y ansiedad pueden sufrir trastornos del sueño. Están en un estado de inquietud y agitación. Como resultado, no pueden relajarse lo suficiente como para calmarse. También es posible que caminen de un lado a otro durante la noche.
7. Aumento de la vocalización
El maullido excesivo es un comportamiento que los gatos pueden mostrar cuando se sienten estresados. Se cree que el maullido es una vocalización dirigida a las personas. Si tu gato se ha vuelto más ruidoso, puede ser una señal de que está tratando de comunicarte su angustia.
8. Pérdida de apetito y pérdida de peso
Un gato traumatizado puede tener menos ganas de comer. Si esto persiste, perderá peso y sufrirá un mal estado físico. Es importante que los gatos no pasen demasiado tiempo sin comer, ya que unos pocos días de anorexia (poco o ningún apetito) pueden provocar lipidosis hepática (enfermedad del hígado graso), que puede ser mortal si no se trata.
9. Uso inadecuado del baño

Si tu gato siempre ha usado su caja de arena con regularidad, pero comienza a tener accidentes, podría deberse al estrés o a un problema médico.
Los gatos son animales muy limpios. Si notas que tu gato orina o defeca constantemente fuera de su caja de arena de forma inapropiada, entonces es hora de considerar si está sufriendo algún tipo de estrés. Es importante tener en cuenta que los gatos nunca hacen sus necesidades en áreas inapropiadas de la casa por «despecho», pero puede deberse a problemas médicos y de comportamiento.
¿Cómo ayudar a un gato traumatizado?
1. Llévalo al veterinario por un chequeo de salud
Los signos de miedo, estrés y ansiedad en un gato traumatizado pueden parecerse mucho a los síntomas de una enfermedad. Si has notado en tu gato alguna de las conductas mencionadas, lo mejor es llevarlo al veterinario para una revisión general.
Es fundamental descartar cualquier problema de salud. Una vez hecho esto, si todo apunta a un origen conductual, el veterinario podrá orientarte sobre cómo ayudarlo de la mejor manera. Incluso podría recomendarte un especialista en comportamiento felino que trabaje contigo para diseñar un plan de apoyo, que podría incluir medicación si es necesario.
2. Proporcionar muchos escondites tranquilos
Si tu gato se esconde mucho, no tengas la tentación de obligarlo a salir, ya que esto puede aumentar sus niveles de estrés. En lugar de eso, asegúrate de que haya muchos espacios seguros adecuados a los que pueda acceder fácilmente en la casa. Es una buena idea tener un espacio vertical adecuado. Estar en lugares altos suele hacer que los gatos se sientan más seguros y les permite observar su entorno con mayor facilidad.
3. Manténte fiel a su rutina tanto como sea posible
Los gatos son animales de costumbres y prefieren seguir la misma rutina todos los días. Pequeños cambios en su rutina pueden ser suficientes para perturbarlos. Si tu gato muestra signos de trauma, lo mejor es tratar de minimizar el estrés que siente.
4. Contracondicionamiento y desensibilización
La desensibilización y el contracondicionamiento son técnicas de modificación de conducta que suelen aplicarse en conjunto. La desensibilización consiste en exponer al gato, de forma gradual y controlada, al estímulo que le genera miedo, para que aprenda que no representa una amenaza real y pueda reducir su reacción de temor.
El contracondicionamiento, por su parte, busca reemplazar esa respuesta negativa por una positiva, asociando el estímulo con algo agradable. Ambos métodos requieren constancia, tiempo y mucha paciencia. Lo ideal es llevarlos a cabo con la ayuda de un especialista en comportamiento, ya que una mala aplicación puede empeorar la situación.
5. Terapia con feromonas
La terapia con feromonas, como Feliway, puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad en los gatos. Las feromonas vienen en forma de difusor que se puede colocar en cualquier lugar de la casa. También se pueden comprar en forma de aerosol y se pueden usar en diferentes superficies, como mantas y árboles para gatos.
6. Medicación conductual

En casos más graves, el veterinario o el especialista en comportamiento puede sugerir el uso de medicamentos recetados para ayudar a controlar la ansiedad de tu gato.
El uso de medicación conductual no es la primera opción. No obstante, cuando el manejo del entorno y la modificación del comportamiento no son suficientes, el veterinario puede decidir recetar medicamentos para facilitar el proceso.
Entre los fármacos comunes para controlar el estrés y la ansiedad están la fluoxetina, la clomipramina y la amitriptilina. Los resultados suelen verse después de varias semanas. Si dudas sobre si tu gato podría beneficiarse de un tratamiento farmacológico, consulta con el veterinario, quien te orientará según el caso.
Reflexiones finales
Un gato que ha sufrido un trauma mostrará cambios en su temperamento, en sus interacciones, en su nivel de actividad y en su rutina diaria. Detectar estas señales a tiempo te permitirá actuar con prontitud y establecer un plan que ayude a reducir el miedo, el estrés y la ansiedad que experimenta. Apoyar a un gato traumatizado requiere tiempo, dedicación y paciencia, pero con ese compromiso podrás mejorar significativamente su calidad de vida.
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Atkinson, T. (2018). Practical Feline Behaviour. Oxfordshire, UK: CAB International