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Si tu gato no come pero actúa con normalidad, puede resultar un poco desconcertante. ¿Está enfermo o no? ¿Qué podría estar pasando? Puede resultar difícil saber si hay que preocuparse y qué hacer. Algunos signos de mala salud son muy sutiles en los gatos, y la falta de apetito es un síntoma común de muchas dolencias felinas, como enfermedades dentales, pancreatitis y problemas gastrointestinales, por lo que es importante tomar nota de los hábitos alimentarios de tu gato y saber cuándo actuar.
10 razones por las que tu gato no come pero actúa con normalidad
La falta de apetito puede deberse a muchas cosas, desde problemas menores con la dieta hasta problemas más preocupantes, como una afección médica subyacente. Veamos algunas de las posibles causas más comunes y cómo ayudar mejor a tu gato.
1. Cambio de dieta
Los gatos son muy sensibles a los cambios en su alimentación y pueden desarrollar preferencias específicas por ciertos alimentos. Si notas que el tuyo ha modificado sus hábitos al comer pero sigue comportándose con normalidad, lo primero que debes revisar es su comida. Pregúntate:
- ¿Cambiaste la marca o el tipo de alimento (por ejemplo, de croquetas a comida húmeda)?
- ¿Variaron el sabor o la textura?
- ¿Modificaste la ubicación, el tamaño o el tipo de su plato?
- ¿Alteraste el horario de alimentación o la rutina diaria?
- ¿Otro gato u otra mascota le impide acceder a su comida?
Si respondiste “sí” a alguna de estas preguntas, esa podría ser la razón detrás de su falta de apetito. Intenta volver a su alimentación habitual en cuanto a tipo de comida, horarios y ubicación del plato para animarlo a comer. Si necesitas hacer ajustes en su dieta, hazlo siempre de manera progresiva.
2. Estrés
¿Sabías que una de las razones más comunes de la disminución del apetito en los gatos es el estrés? Pero, ¿por qué demonios se estresan nuestras consentidas mascotas? Bueno, el estrés en los gatos es en realidad muy común y puede ser causado por múltiples factores, incluida una nueva mascota o persona en el hogar, ruidos fuertes, cambios en la rutina, alteración del entorno doméstico o disputas territoriales.
El estrés puede manifestarse de maneras sutiles en los gatos, como cambios de comportamiento como esconderse o una interacción alterada con los dueños. Sin embargo, el estrés también puede causar efectos físicos, como inflamación de la vejiga y pérdida de peso, por lo que definitivamente es necesario abordarlo.
Si tu gato ha cambiado sus rutinas o hábitos pero está sano, mejora su entorno con varios escondites, asegúrate de que tenga zonas seguras para comer y hacer sus necesidades lejos de otras mascotas, y mantén una rutina estable y predecible.
3. Calor
Los cambios ambientales pueden contribuir a la falta de apetito de un gato. Los gatos tienden a dormir más cuando hace calor, lo que reducirá sus necesidades energéticas y, por lo tanto, su ingesta de alimentos. Este cambio debería ser temporal y leve.
Asegúrate de que tu gato tenga lugares frescos para descansar y abundante agua fresca disponible para saciar su sed y mantenerse hidratado. Sigue ofreciéndole pequeñas cantidades de comida. La comida húmeda puede ponerse rancia rápidamente con el calor, así que retira la comida que no se haya consumido de inmediato.
4. Vacunación

Una vacunación reciente puede hacer que algunos gatos se sientan un poco mal durante 24 a 48 horas, lo que puede reducir el apetito. sematadesign / Shutterstock.com
Las vacunas rutinarias ayudan a prevenir enfermedades y a mantener a los gatos sanos y llenos de energía. Los efectos adversos son poco frecuentes, aunque algunos pueden experimentar decaimiento y una leve fiebre durante 24 a 48 horas, lo que podría influir en su apetito.
Si tu gato dejó de comer después de una vacunación reciente pero por lo demás se ve bien, es algo normal y debería resolverse pronto. Procura que descanse y anímalo a comer con porciones pequeñas de alimentos muy apetecibles. Si sigue sin recuperar el apetito al día siguiente, consulta con un veterinario.
5. Dolor de muelas
Las enfermedades dentales son muy frecuentes en los gatos. Un estudio reveló que el 15 % de los atendidos en clínicas veterinarias sufrían algún problema dental, siendo esta la afección más común. Cualquier molestia en dientes o encías puede causar dolor intenso, lo que reduce el deseo de comer y masticar. A veces, la falta de apetito es el único síntoma, aunque también podrías notar babeo, que se rasque la boca con la pata o que deje caer la comida mientras come.
Un veterinario puede revisar su boca para detectar signos de enfermedad o dolor. Para mantener una buena salud oral, haz chequeos regulares, intenta establecer una rutina de limpieza dental y fomenta el uso de juguetes adecuados para masticar.
6. Malestar estomacal
Por lo general, se piensa que las afecciones del tracto gastrointestinal son bastante fáciles de detectar, y se manifiestan por síntomas como vómitos y diarrea. Sin embargo, los síntomas pueden ser más sutiles, como náuseas y pérdida de peso gradual, que son comunes, pero mucho más difíciles de detectar.
El hecho de que un gato deje de comer puede ser un indicio temprano de muchas enfermedades gastrointestinales, como gastroenteritis, síndrome del intestino irritable e incluso cáncer. Los gatos también pueden sufrir pancreatitis (inflamación del páncreas), que es notoriamente difícil de detectar debido a sus síntomas vagos y crecientes.
7. Enfermedades respiratorias
La asociación entre las enfermedades respiratorias, como la gripe felina, y el apetito puede no ser tan obvia, pero los gatos que estornudan o tienen mocos suelen dejar de comer. Los gatos se sienten atraídos por la comida principalmente por el olor, más que por el sabor, y una nariz tapada suele afectar el apetito.
Es poco común ver una enfermedad respiratoria con falta de apetito como único síntoma, pero puede ser una señal temprana de que algo está gestándose. Trata de limpiar cualquier secreción alrededor de la nariz con un paño suave y húmedo y ofrécele alimentos que tengan un aroma fuerte para animarlo a comer.
8. Dolor
Cualquier forma de malestar y dolor puede afectar el apetito. Los gatos son muy buenos para ocultar el dolor, por lo que, a menos que conozcas bien su lenguaje corporal y comunicación, podría parecer que actúan con normalidad, salvo que no comen bien. Presta atención a los cambios sutiles en el comportamiento, las interacciones y las rutinas de tu gato, que podrían indicar que algo no está bien. Si tu gato tiene una afección médica crónica dolorosa, como artritis, podría beneficiarse de analgésicos para mejorar sus niveles de comodidad y recuperar el apetito.
9. Otras condiciones médicas
Algunas enfermedades más graves pueden provocar inapetencia en los gatos. El cáncer, la insuficiencia cardíaca, la enfermedad renal, la enfermedad hepática y la diabetes pueden suprimir el apetito. Por lo general, se pueden detectar otros signos de enfermedad con estas enfermedades más graves, como letargo, vómitos o diarrea, problemas respiratorios y pérdida de peso, pero un gato que ha dejado de comer recientemente puede ser una señal temprana de problemas más graves que están por venir.
La intervención temprana conduce a un diagnóstico y tratamiento más rápidos y, a menudo, a un mejor resultado, así que siempre busque atención veterinaria si estás preocupado por tu mascota.
10. Medicamentos
Si tu gato tiene un problema de salud diagnosticado y está tomando medicación, ten en cuenta que algunos fármacos pueden reducir el apetito. Esto puede ser un efecto pasajero o prolongado, en cuyo caso podría ser necesario recurrir a estimulantes del apetito u otras estrategias. Tu veterinario podrá orientarte sobre cómo manejar los efectos de cada tratamiento.
Qué puedes hacer

Anima a tu gato a comer en un ambiente tranquilo y relajado, ofreciéndole pequeñas porciones de comida húmeda con un aroma intenso. osobystist / Shutterstock.com
Un gato que no come bien siempre es un motivo de preocupación, incluso si actúa con total normalidad. Los gatos que dejan de comer corren el riesgo de sufrir lipidosis hepática (enfermedad del hígado graso), en la que el hígado se inunda de células grasas liberadas de las reservas de grasa del cuerpo. Esta infiltración impide que el hígado funcione con normalidad y, con el tiempo, provoca insuficiencia hepática. Es importante consultar a un veterinario si tu gato no come y el problema no se resuelve en 24 horas.
Hay algunos consejos y trucos que puedes probar en casa:
- Estímulo suave: si tu gato es quisquilloso con la comida, anímalo a comer proporcionándole comida extrapalatable, un entorno tranquilo y predecible y utilizando complementos o aditivos alimentarios.
- Quitar la comida que no se haya comido: aunque puede parecer contraproducente quitarle la comida, si tu gato se siente mal, puede desarrollar fácilmente una aversión a ciertos olores y texturas si se le obliga a entrar en contacto con la comida. Ofrécele pequeñas cantidades de comida sabrosa con regularidad, pero retírala de inmediato si no se la come.
- Consulta con un veterinario: si tu gato deja de comer durante más de 24 horas, es hora de acudir al veterinario, incluso si parece que está bien. Tu veterinario puede examinar a tu gato y realizar las pruebas de diagnóstico necesarias, como análisis de sangre, ecografías o radiografías. También puede proporcionarle un estimulante del apetito para ayudar a tu gato a comer mientras se investiga el problema subyacente.
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D.G. O'Neill, D.B. Church, P.D. McGreevy, P.C. Thomson, D.C. Brodbelt, Prevalence of disorders recorded in cats attending primary-care veterinary practices in England, The Veterinary Journal, Volume 202, Issue 2, 2014, Pages 286-291