Los ojos son estructuras sensibles y todos sabemos lo angustiante que nos resulta tener un ojo dolorido. Los gatos no son diferentes y los ojos doloridos, enfermos o lesionados pueden deteriorarse rápidamente, por lo que es importante consultar con un veterinario.
Los gatos pueden sufrir diversos problemas oculares, desde conjuntivitis hasta ceguera. Este artículo tiene como objetivo explicar más detalles sobre los problemas oculares más comunes en los gatos.
Síntomas comunes de problemas oculares en gatos
Si su gato tiene un problema ocular, la pista más obvia es que uno, o ambos ojos, no lucen “normales”.
Los ojos del gato deben estar bien abiertos, parpadear poco y no debe haber secreción en las comisuras de los ojos. La superficie de los ojos debe ser brillante, clara y sin imperfecciones, y el blanco de los ojos no debe tener un color enrojecido. Las pupilas del ojo izquierdo y del derecho deben tener un tamaño y una forma similares.
Los principales síntomas de los problemas oculares incluyen los siguientes:
- Estrabismo: cuando uno o ambos ojos se mantienen medio (o totalmente) cerrados.
- Hinchazón: el revestimiento del ojo o los párpados pueden hincharse , impidiendo ver el globo ocular.
- Enrojecimiento : la parte blanca del ojo puede verse enrojecida.
- Secreción : puede aparecer en uno o ambos ojos. La secreción puede ser acuosa y transparente o de color verde amarillento. Se puede observar alrededor del ojo o en la parte frontal del rostro desde el ángulo interno del ojo.
- Frotamiento: el gato puede frotarse el ojo con la pata o frotar la cabeza contra el suelo.
- Tercer párpado: puede sobresalir de la esquina de los ojos.
- Pupilas anormales: dilatadas o puntiformes, o en ocasiones la pupila de un ojo puede verse muy diferente a la del otro.
- Signos de ceguera: pueden incluir desorientación, choques con objetos y no poder encontrar cosas como la caja de arena o la comida.
Problemas oculares comunes en los gatos
Algunos trastornos oculares son mucho más comunes que otros en los gatos y pueden variar en gravedad y consecuencias. A continuación, se describen algunos de los problemas oculares más comunes en los gatos y cómo detectarlos.
1. Conjuntivitis
La conjuntivitis se define como la inflamación de la conjuntiva, que es la capa protectora de tejido transparente que cubre todo el ojo y el interior de los párpados. La conjuntiva es la primera línea de defensa de los ojos, por lo que si el ojo está en contacto con algo irritante (sustancias químicas, polen, virus como el herpesvirus felino , bacterias, etc.), la conjuntivitis es un resultado común.
Los ojos se ven enrojecidos, puede haber hinchazón visible del revestimiento carnoso del ojo, el gato puede frotar su cabeza contra el suelo o frotarse los ojos con sus patas y puede haber una secreción amarilla o verde.
2. Queratitis o ulceración corneal
Debajo de la conjuntiva, la siguiente capa del ojo se conoce como “córnea”, que es la superficie del globo ocular: la inflamación de la córnea se conoce como “queratitis”. Esto se suele ver como una mancha en la parte frontal del globo ocular: puede haber opacidad o pigmentación.
Si la córnea ha sufrido daños más graves, se puede formar una pequeña zona con forma de cráter, conocida como úlcera corneal (o la llamada “queratitis ulcerativa”). Puede ser muy dolorosa y requiere tratamiento urgente. Un gato con una úlcera corneal puede tener el ojo afectado cerrado y puede negarse a que le examines el ojo debido al dolor. Esta situación requiere una intervención veterinaria urgente.
3. Queratoconjuntivitis
A menudo, tanto la conjuntiva como la córnea se inflaman al mismo tiempo: esto se conoce como queratoconjuntivitis. Los signos enumerados anteriormente, de conjuntivitis y queratitis, se observan al mismo tiempo.
Cuando se habla de infección ocular en gatos, normalmente se hace referencia a conjuntivitis o queratoconjuntivitis. Hay cuatro organismos infecciosos que son las causas más comunes de conjuntivitis y queratoconjuntivitis en gatos: dos bacterias (especies de Chlamydia y Mycoplasma) y dos virus: el calicivirus felino (FCV) y el virus del herpes felino (FHV), también conocido como rinotraqueítis viral felina.
Es importante que un veterinario examine a cualquier gato con queratoconjuntivitis, para que se pueda administrar el mejor tratamiento.
4. Uveítis
La pupila del ojo (el agujero negro en el centro) es una forma creada por el iris, una lámina muscular que se ensancha (se dilata) con poca luz y se estrecha (se contrae) con luz intensa. El iris también se conoce como tracto uveal y, si se inflama, se denomina uveítis .
La pupila se contrae más (se hace más pequeña), puede adquirir un color marrón rojizo y la parte frontal del ojo puede verse turbia. Entre las complicaciones se encuentra el riesgo de glaucoma, causado por la acumulación de exceso de líquido dentro del ojo debido a la inflamación, que puede provocar ceguera o incluso la pérdida de un ojo.
Las posibles causas de la uveítis incluyen enfermedades virales como el virus de la leucemia felina (FeLV), el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV) o la peritonitis infecciosa felina (FIP).
5. Traumatismo físico en el ojo
Los ojos de los gatos pueden sufrir daños físicos en muchas situaciones, desde arañazos de gato hasta peleas con otros animales o accidentes de tráfico. Un pequeño cuerpo extraño, como una semilla de hierba, puede provocar daños si se queda atrapado en el ojo (por ejemplo, detrás de los párpados).
El daño físico puede ser leve (por ejemplo, solo conjuntivitis), medio (por ejemplo, úlceras corneales) o grave (por ejemplo, un globo ocular roto o prolapsado).
Si el traumatismo es leve (por ejemplo, un ojo ligeramente inflamado que el gato puede abrir con normalidad), puede bastar con lavar el ojo con agua ligeramente salada y dejar que pase un tiempo. Si el traumatismo es más grave (por ejemplo, el ojo está completamente cerrado o hay un daño físico evidente), es necesario acudir urgentemente al veterinario.
6. Párpados terceros prolapsados: síndrome de Haws
Los gatos, como la mayoría de los animales, tienen un par de párpados adicionales que se encuentran en la esquina interna de cada ojo. Estos se conocen como "tercer párpado": se mueven a través del globo ocular como un limpiaparabrisas cada vez que un animal parpadea. Normalmente, los terceros párpados permanecen ocultos, pero en el síndrome de Haws, los terceros párpados pueden verse sobresaliendo de las esquinas internas de ambos ojos. Los gatos con esta afección están perfectamente sanos en todos los demás aspectos.
Existen varias causas posibles. Puede ser un efecto secundario de una enfermedad gastrointestinal, el gato puede tener lombrices o puede estar involucrado un virus leve llamado Torovirus.
La mayoría de los casos de síndrome de Haws se resuelven por sí solos: mejoran por sí solos, generalmente después de dos o tres semanas. Mientras el gato siga estando sano, hambriento y feliz, no es necesario ningún tratamiento.
7. Blefaritis
La blefaritis es una inflamación de los párpados que hace que se vean hinchados y doloridos. Existen muchas causas posibles, incluidas lesiones oculares e infecciones bacterianas secundarias tras infecciones virales. Se recomienda un examen veterinario detallado.
8. Obstrucción de los conductos lagrimales y desbordamiento de lágrimas
Normalmente, las lágrimas son producidas por las glándulas lacrimales que se encuentran alrededor del ojo y, después de lubricar la superficie del ojo, salen por los conductos lacrimales y luego por la nariz. Si los conductos lacrimales están bloqueados, es común que las lágrimas se derramen por la parte frontal de la cara del gato, desde las esquinas de los ojos. Esto se observa con más frecuencia en razas de cara plana, como los persas.
9. Ceguera
La visión es importante para los gatos y la ceguera es un problema grave. Puede desarrollarse de forma gradual e imperceptible, en cuyo caso los gatos a veces son capaces de adaptarse a su nueva situación, o puede ocurrir de forma repentina (por ejemplo, debido a una hemorragia en la parte posterior del ojo causada por la presión arterial alta ).
Puede resultar difícil evaluar la ceguera en un gato: puede notar que ambas pupilas están dilatadas (las pupilas están más grandes y los ojos parecen más negros de lo normal) o que su gato no se da cuenta de los objetos o de una mano que se mueve frente a su cara. Se debe realizar una evaluación veterinaria urgente si sospecha que su gato tiene anomalías visuales.
Es necesario que el veterinario de cabecera y, a menudo, un oftalmólogo veterinario examinen en detalle los ojos de su gato para investigar la ceguera, con un examen detallado de la retina y el nervio óptico, y para detectar problemas como el desprendimiento de retina. El tratamiento depende de la causa y puede ser posible o no.
10. Cataratas
Una catarata se produce cuando el cristalino ubicado en el centro del ojo se degenera y cambia de su estructura transparente normal a un color blanco lechoso opaco. Una catarata causa una obstrucción física al paso de la luz hacia la parte posterior del ojo, lo que produce ceguera parcial o total.
Las cataratas pueden ser un problema hereditario: algunas razas, como los birmanos , los persas y los himalayos , son más propensas a desarrollar cataratas. Existen otras posibles causas (como la uveítis). Las cataratas se pueden tratar mediante extirpación quirúrgica, aunque se trata de una operación especializada que solo realizan los oftalmólogos veterinarios.
11. Neoplasia intraocular (cáncer)
Existen varios tipos de neoplasia (cáncer) que pueden afectar al ojo: el iris es la zona más comúnmente afectada. Las manchas marrones o negras que aumentan de tamaño pueden estar causadas por un melanoma, y el linfoma puede hacer que el iris se engrose y se vuelva irregular, lo que provoca una pupila deformada. En casos de trastornos oculares tan graves, a menudo se recomienda la derivación al veterinario a un oftalmólogo.
Cómo cuidar los ojos de los gatos
Los gatos sanos normalmente no necesitan que se les preste ningún tipo de atención a sus ojos, más allá de vigilarlos para asegurarse de que mantengan un aspecto saludable.
Si un gato tiene un problema ocular leve, se puede administrar un tratamiento casero sencillo. Los primeros auxilios para una posible infección ocular consisten en que el dueño de la mascota le bañe el ojo dos veces al día con agua ligeramente salada. Añada una cucharadita de sal a medio litro (450 ml) de agua hervida y déjela enfriar antes de usarla. Humedezca una bola de algodón con esta solución y aplíquela suavemente sobre el ojo del gato, empapando la secreción para que sea más fácil de limpiar. Repita esto cada pocas horas.
Si la condición ocular no se normaliza después de veinticuatro horas de este tratamiento, debe llevar a su gato al veterinario de su localidad. Su veterinario puede examinar el ojo utilizando equipo veterinario especial, como un oftalmoscopio, un test de lágrimas, tintes especiales y gotas anestésicas locales. Los tratamientos para las afecciones oculares a menudo implican gotas oftálmicas medicinales, aunque a veces también se necesita medicación oral.
Lea también: Infecciones en los ojos de gato: causas, síntomas y tratamiento
Preguntas frecuentes
¿Cuáles son las infecciones oculares más comunes en los gatos?
Los gatos son propensos a contraer infecciones virales que pueden causar síntomas oculares, como el virus del herpes felino y el calicivirus felino. También pueden contraer infecciones bacterianas en los ojos.
¿Cómo se ve una infección en el ojo de un gato?
Los gatos con conjuntivitis o queratoconjuntivitis a menudo tienen los ojos hinchados, secreción en las esquinas de los ojos, un aspecto azulado u opaco en los ojos y pueden entrecerrarlos o frotarlos.
¿Cuándo debo preocuparme por el ojo de mi gato?
Debes acudir al veterinario si tu gato muestra signos de dolor o malestar, como entrecerrar los ojos, mantenerlos cerrados o frotarse los ojos con las patas. También debes acudir al veterinario si el ojo tiene un color diferente, está muy rojo o hinchado. Si tu gato tiene una secreción leve, puedes limpiarla en casa, pero debes buscar atención veterinaria si no desaparece en 24 horas.