Fiebre en gatos: síntomas, causas, diagnóstico y tratamiento

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Una persona controla la temperatura de un gato, como parte de un examen veterinario.

La fiebre en gatos requiere atención veterinaria inmediata y mucho cariño de tu parte. Sigue leyendo para entender por qué se presenta, qué señales debes observar (y qué evitar), y cómo apoyar a tu gato en su recuperación.

Cuando el sistema inmunológico detecta una amenaza —como una infección, inflamación, ciertos medicamentos o incluso cáncer— libera sustancias químicas que elevan la temperatura corporal como medida de defensa. Esta suele superar los 39.5 °C.

El aumento de temperatura tiene la función de evitar que la enfermedad se propague o cause más daño. Pero si llega a superar los 41 °C, puede afectar órganos internos e incluso poner en riesgo la vida. Por eso, es clave reconocer los síntomas cuanto antes y contactar al veterinario de inmediato.

¿Cómo saber si un gato tiene fiebre?

Normalmente, la temperatura corporal interna de un felino debe estar entre 36.7 °C y 39.2 °C (98.1 °F y 102.5 °F).

Señales de que tu gato puede tener fiebre:

  • Menor energía y actividad
  • Falta de apetito
  • Temblor muscular
  • Respirar más rápido, jadear
  • Delirio, colapso o convulsiones (ataques o crisis) en casos graves

Los síntomas adicionales comunes que son más específicos de las diversas causas subyacentes de la fiebre incluyen:

Los gatos que sufren algún tipo de dolor o tienen problemas de salud adoptan una actitud de Gloria Gaynor ante la vida: básicamente, siguen adelante con la mayor normalidad posible. Es una forma instintiva felina de evitar llamar la atención en este momento vulnerable.

¿Cómo tomar la temperatura de tu gato?

Es complicado tomar la temperatura de un gato con un termómetro rectal. Si tu gato no se encuentra bien y sospechas que tiene fiebre, debes llevarlo al veterinario para que lo examine.

Si de todos modos vas a programar una visita al veterinario, es mejor que lo haga un profesional capacitado. Pedirle a tu veterinario que te muestre cómo tomar la temperatura de tu gato puede ser útil para el control en el hogar.

Causas de la fiebre en los gatos

Un gato tomando medicamentos, ilustrando el proceso de administrar medicamentos a un felino.

Si la fiebre de tu gato es causada por una infección bacteriana, el veterinario puede recetarle antibióticos.

La fiebre es causada por muchas cosas diferentes, incluidas infecciones virales y bacterianas, cáncer y otras enfermedades.

Infecciones virales

Infecciones bacterianas

  • Abscesos y heridas
  • Infecciones del tracto urinario y reproductivo (por ejemplo, cistitis bacteriana, piómetra en mujeres no esterilizadas)
  • Septicemia (infección de la sangre)
  • Infecciones de la cavidad corporal por objetos extraños migrados (por ejemplo, semillas de pasto inhaladas, huesos ingeridos), traumatismos contundentes (por ejemplo, rotura de intestinos) o heridas punzantes profundas (por ejemplo, ataques de depredadores)
  • Bacterias transmitidas por alimentos (de alimentos o presas contaminadas)
  • Garrapatas y pulgas infectadas con Mycoplasma, Bartonella o Borrelia

Infecciones por protozoos y hongos

Enfermedades inflamatorias y cánceres del sistema inmunológico

Medicamentos

  • Antibióticos de tetraciclina

Diagnóstico en el veterinario

Llevar a tu gato al veterinario permite detectar señales sutiles que quizá pasaste por alto y ayuda a identificar con mayor precisión qué está provocando el aumento de temperatura, para así dar con el tratamiento adecuado.

Los signos clínicos que buscan los veterinarios incluyen:

  • Dolor
  • Enrojecimiento
  • Hinchazón
  • Líquido
  • Costras
  • Heridas abiertas
  • Secreción vaginal
  • Ictericia (un tono amarillento en el blanco de los ojos y la piel)
  • Pérdida de peso

Es posible que tu veterinario necesite una mejor imagen interna de la causa de la fiebre, por lo que deberá realizar pruebas de diagnóstico como:

  • Perfiles sanguíneos generales. Los patrones sanguíneos pueden indicar cuánto tiempo ha estado presente una enfermedad, cómo se está adaptando el cuerpo de un gato y la afectación de órganos específicos (por ejemplo, riñones, hígado, etc.).
  • Detección de agentes infecciosos. Los niveles de anticuerpos/antígenos en sangre y las pruebas de PCR ayudan a identificar si una infección viral, bacteriana o protozoaria podría estar causando una fiebre persistente.
  • Diagnóstico por imágenes. La radiografía (rayos X), la ecografía (ultrasonido) y las exploraciones por resonancia magnética/tomografía computarizada pueden detectar depósitos anormales de líquido y cambios estructurales en la anatomía ósea y los órganos internos de un gato.
  • Biopsias. La biopsia de médula ósea y de tejidos o líquidos de aspecto sospechoso ayuda a identificar patrones celulares (citología) y a identificar el organismo infeccioso responsable (microbiología). Las muestras más comunes que se analizan incluyen orina (análisis de orina) y otros líquidos corporales que surgen de debajo de la piel, articulaciones inflamadas o cavidades corporales como el abdomen y el pecho.

Tratamiento de la fiebre

Una persona controla la temperatura de un gato, un procedimiento veterinario común para evaluar la salud felina.

La fiebre es causada por muchas cosas diferentes, incluidas infecciones virales y bacterianas, cáncer y otras enfermedades.

Dependiendo de sus hallazgos, tu veterinario puede sugerir estos tratamientos comunes:

Medicamentos recetados

  • Antiinflamatorios aptos para gatos. Estos reducen la fiebre alta y alivian la inflamación y el dolor mientras el veterinario busca la causa de la fiebre. Nunca le des a tu gato medicamentos para humanos como aspirina y paracetamol porque son tóxicos para los gatos.
  • Medicación antibacteriana o antiviral.
  • Medicamentos inmunomoduladores y agentes quimioterapéuticos. Estos atacan la inflamación y el cáncer.
  • Nutracéuticos. Estos suplementos dietéticos refuerzan las defensas de tu gato.

Terapia nutricional y de rehidratación

Algunos gatos deshidratados pueden necesitar hospitalización y rehidratación con líquidos por vía intravenosa o subcutánea (debajo de la piel). Los gatos más gravemente afectados pueden necesitar alimentación por sonda directamente en el estómago.

Atención en el hogar

Independientemente de la causa, hay muchas formas en que puedes ayudar en casa a un gato con fiebre, siempre como complemento al tratamiento indicado por el veterinario. Aliviar los síntomas, mantener una buena hidratación y asegurarte de que coma bien marcará la diferencia mientras llegan los resultados de los análisis.

Enfócate en lo siguiente:

  • Anima a los gatos enfermos o mayores a comer, aunque sea en pequeñas porciones.
  • Motívalos a beber más agua, ofreciendo varias opciones o incluso caldo sin sal.
  • Ayúdalos a bajar la temperatura pasando suavemente un paño húmedo y tibio por las axilas, la ingle y las sienes (zona poco peluda frente a las orejas).
  • Permite que busquen su propio confort: déjalos acceder a zonas frescas de la casa o el jardín, y mejora la ventilación con una ventana entreabierta, ventiladores o aire acondicionado seguro.

Cuando sube la temperatura corporal, reconocer el problema a tiempo y actuar rápido marca una gran diferencia en su bienestar y recuperación. Mantenerlo hidratado, bien alimentado y cómodo es una forma poderosa de acompañar su proceso de sanación mientras el tratamiento hace efecto.

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Dr. Jo Lewis, MRCVS

La Dra. Jo Lewis, The Cat Vet, es una autora y veterinaria experta en gatos que reside cerca de Windsor, Reino Unido. Amante de los gatos desde siempre, creció con gatos en Australia y tiene más de dos décadas de experiencia estudiándolos y trabajando con ellos. Es una veterinaria certificada que admite gatos por la AAFP (Asociación Estadounidense de Médicos Felinos) y miembro desde hace mucho tiempo de la ISFM (Sociedad Internacional de Medicina Felina).