En este artículo hablaremos sobre la colitis en gatos. Te ofreceremos una explicación sencilla y clara para que, como dueño, entiendas mejor esta afección y sepas cómo ayudar a tu gato si la presenta.
¿Qué es la colitis?
La colitis es la inflamación del colon, que es la parte más grande del intestino grueso y conecta la parte final del intestino delgado con el recto y el ano. El colon suele ser el punto donde se originan muchos problemas digestivos.
El colon se divide en tres secciones: ascendente, transversa y descendente, que juntas forman una U invertida. El término “colitis” proviene de “colon”, que indica la zona afectada, y el sufijo “-itis”, que significa inflamación. Cuando hay colitis, una o todas las partes del colon se inflaman.
La inflamación es la respuesta natural del cuerpo ante cualquier tipo de irritación. Es la principal forma en que el sistema inmunológico protege al organismo. Puede desencadenarse por infecciones, irritantes o alergias, entre otras causas. La inflamación provoca hinchazón, calor, enrojecimiento, dolor y pérdida de función. Por eso, en la colitis, estas manifestaciones afectan el colon y causan síntomas molestos y preocupantes.
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¿Qué causa la colitis?

Existen varias causas posibles de colitis en gatos y a menudo es necesaria la intervención veterinaria.
La colitis puede ser causada por cualquier causa que produzca inflamación del colon. Las causas más comunes son:
- Alergias alimentarias (que causan enfermedad inflamatoria intestinal o EII, que puede afectar el colon y otras partes de los intestinos)
- Ingestión de cualquier sustancia irritante
- Efectos secundarios de los medicamentos
- Infecciones virales
- Infecciones bacterianas
- Parásitos intestinales como lombrices intestinales
- Infecciones por protozoos como Giardia
- Irritantes físicos como objetos extraños
- Otras enfermedades del tracto gastrointestinal, como tumores
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Síntomas de colitis en gatos

La diarrea es a menudo un signo revelador de colitis en los gatos.
La colitis es una causa común de diarrea del intestino grueso en los gatos domésticos, especialmente en los gatos mayores. El signo principal de la colitis es la diarrea. Puede ser colitis aguda (a corto plazo) o colitis crónica (que dura días, semanas o meses).
La colitis provoca un tipo particular de diarrea conocida como “diarrea del intestino grueso”. Es importante comprender la diferencia entre los dos tipos principales de diarrea en los gatos.
1. La diarrea del intestino delgado (causada por disfunción del intestino delgado) tiende a producirse en grandes cantidades de heces más acuosas, que se eliminan ocasionalmente.
2. La diarrea del intestino grueso (que se origina en el colon) tiende a consistir en pequeñas cantidades de heces menos acuosas producidas con mayor frecuencia, gelatinosas, con moco y rastros de sangre.
Si tu gato tiene diarrea, tómale una foto para mostrársela al veterinario. También recoge una muestra para llevarla a la cita con el veterinario.
En caso de colitis, así como diarrea de tipo intestinal grueso, se pueden observar los siguientes signos:
- Tenesmo (esfuerzo para evacuar las heces)
- Aumento de la urgencia de evacuar las heces
- Accidentes, por ejemplo, fuera de la caja de arena o dentro de la gatera (golpeado mientras se dirige a hacer sus necesidades al exterior)
- Se puede notar un aumento de flatulencia
- Pérdida de peso
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Diagnóstico de la colitis
Si tu veterinario sospecha que tu gato puede tener colitis, se pueden tomar los siguientes pasos.
1. Toma de historia clínica detallada

Si la colitis de tu gato no desaparece en 24-48 horas, es hora de acudir al veterinario.
Tu veterinario te explicará detalladamente cada aspecto de la salud de tu gato, buscando pistas que ayuden a entender por qué está enfermo, especialmente en lo relacionado con su sistema digestivo.
Para ello, te preguntará sobre el estado de sus vacunas, su alimentación (incluyendo suplementos que le hayas dado), el programa de control de parásitos, si ha tenido contacto con otros gatos y sus hábitos de eliminación.
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2. Examen físico

En los casos de colitis aguda es necesario un examen más exhaustivo.
Tu veterinario realizará una revisión minuciosa de tu gato, revisando todo su cuerpo. Esto incluye examinar la boca y los dientes, palpar cuidadosamente el abdomen, auscultar el pecho y el abdomen con el estetoscopio, y revisar la zona anal.
En ocasiones, tras tomar la temperatura, se analiza cualquier rastro de heces en el termómetro. En casos de colitis, es común encontrar moco, gelatina o trazas de sangre en las deposiciones.
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3. Análisis de sangre, orina y heces de rutina

Un análisis de la sangre, las heces y la orina del gato es una rutina cuando se buscan síntomas de colitis en un gato.
Es muy probable que tu veterinario solicite análisis de sangre, incluyendo el panel habitual de pruebas diagnósticas, como hematología y perfiles bioquímicos.
En la colitis, normalmente no se detectan muchas alteraciones, aunque puede haber desequilibrios electrolíticos. Además, se descartarán otras causas que presentan síntomas similares, como enfermedades del hígado, riñón, pancreatitis o peritonitis infecciosa felina. Esto se debe a que los parámetros sanguíneos relacionados con esas áreas suelen estar dentro de lo normal, lo que indica que la salud general de tu gato está bien.
Los análisis también permiten evaluar el nivel de hidratación, algo clave ya que la deshidratación es común cuando hay diarrea.
Se puede medir la hormona tiroidea, pues el hipertiroidismo puede provocar diarrea con síntomas parecidos a los de la colitis.
También se realizará un análisis de orina, como parte de la evaluación general que se hace en muchos gatos enfermos.
El análisis fecal puede incluir flotación estándar y examen microscópico, citología teñida para detectar parásitos y bacterias, además de buscar células sanguíneas anormales. En algunos casos, se utiliza la prueba PCR para identificar patógenos específicos en las heces.
4. Análisis de sangre especializados

Otras afecciones graves pueden estar relacionadas con un gato que padece colitis.
Tu veterinario podría sugerir análisis específicos para detectar virus como el virus de la leucemia felina (FeLV) y el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV). Estas enfermedades pueden estar relacionadas con la causa de la colitis y tienen un impacto importante si tu gato resulta positivo en alguno de estos tests.
5. Otras pruebas

Las radiografías y las ecografías proporcionan una visión más profunda de lo que puede estar causando la colitis en tu gato.
Finalmente, cuando lleves a tu gato al veterinario por colitis, pueden realizarse otras pruebas. Es común tomar radiografías del abdomen para descartar causas como la presencia de cuerpos extraños o detectar acumulación anormal de material fecal en el colon.
El ultrasonido es una herramienta útil para evaluar la estructura de los órganos abdominales y asegurarse de que todo esté en orden. También permite observar detalles del colon, como el grosor de sus paredes.
En algunos casos, se realiza una endoscopía para examinar el revestimiento interno del colon. A través de una biopsia, se puede confirmar el tipo exacto de colitis analizando la estructura del colon bajo el microscopio.
Tu veterinario te indicará cuáles de estas pruebas son necesarias en cada caso.
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Tratamiento

A veces, una dieta especial es suficiente para ayudar a un gato con colitis leve.
Los casos leves de colitis pueden tratarse con un enfoque general para enfermedades del tracto digestivo, sin necesidad de realizar todas las pruebas mencionadas antes. En un estudio con gatos que mostraban síntomas de colitis, casi la mitad mejoró solo al cambiar a una dieta especial y suave. Existen dos formas de abordar esto.
Una de ellas consiste en utilizar una dieta que permita descartar alergias e intolerancias alimentarias. Las alergias se desencadenan por una reacción a proteínas específicas, mientras que las intolerancias responden a ingredientes como conservantes o colorantes. Las proteínas más comunes que provocan alergias son la carne de res, el trigo y el maíz.
Las dietas recomendadas son dos: la de “proteína novedosa” o la “dieta hidrolizada”. La primera utiliza proteínas que el gato probablemente no haya consumido antes, como ciertas especies de pescado o carnes poco comunes, como el venado. La dieta hidrolizada, en cambio, contiene una única fuente proteica (como soja, arroz o papa) que ha sido procesada para descomponer las proteínas en cadenas cortas y fáciles de digerir, reduciendo al mínimo la posibilidad de una reacción alérgica.
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Algunos gatos con colitis responden bien a dietas ricas en fibra altamente fermentable, como los fructooligosacáridos. Estas “dietas prebióticas” fomentan el crecimiento de bacterias “buenas” y frenan a las “malas”.
También puedes añadir fibra soluble, como el psyllium, a la dieta habitual mediante suplementos.
El tratamiento antiparasitario suele incluir medicamentos como fenbendazol o pirantel.
Los probióticos ayudan a repoblar el colon con bacterias saludables, ya que la flora intestinal juega un papel clave en la digestión.
En ocasiones, se prueba con antibióticos como el metronidazol, que combina propiedades antiinflamatorias y antibacterianas. Algunos gatos con colitis presentan diarrea que responde a antibióticos (conocida antes como sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado). Hoy en día, dada la prudencia en el uso de antibióticos, primero se suelen recomendar cambios en la dieta y probióticos antes de recurrir a estos medicamentos.
Si el gato no mejora con este tratamiento general, será necesario realizar una evaluación completa, que puede incluir una biopsia para identificar la causa específica de la colitis.
Las biopsias pueden revelar, por ejemplo, la presencia de ciertos tipos de células inflamatorias en la pared del colon, clasificando la colitis en tipos como linfocítica-plasmocítica, eosinofílica, neutrofílica o granulomatosa.
Cuando la colitis es causada por una enfermedad inflamatoria intestinal (es decir, cuando se detectan células inflamatorias en áreas afectadas del colon), se puede administrar medicación antiinflamatoria o inmunosupresora, como corticosteroides o fármacos más potentes.
Otros problemas, como tumores (por ejemplo, linfomas), también pueden confirmarse con biopsia y requerir cirugía, quimioterapia u otros tratamientos.
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Seguimiento y pronóstico

Observa de cerca a tu gato durante su recuperación de la colitis. La mayoría mejora notablemente con el tratamiento adecuado.
Tu veterinario te indicará el cuidado de seguimiento necesario, pero en general, lo más importante es vigilar a tu mascota para detectar cualquier signo de diarrea en el intestino grueso, lo que confirma que la recuperación avanza.
El pronóstico en la mayoría de los casos de colitis es muy favorable, salvo cuando existe un tumor, situación en la que puede variar.
Remedios caseros
En casa, las intervenciones suelen centrarse en la alimentación, ofreciendo dietas con proteínas novedosas. Estas contienen proteínas que tu gato probablemente no haya probado antes, como ciertas especies de pescado o carnes exóticas, como el venado. También son útiles las dietas hidrolizadas, elaboradas a partir de una única fuente proteica (soja, arroz o papa) que ha sido procesada para descomponer las proteínas en cadenas cortas y fáciles de digerir, minimizando la reacción alérgica.
Colitis en gatos: conclusión

La colitis puede indicar un problema serio que debe descartarse antes de iniciar el tratamiento adecuado.
La colitis es una causa frecuente de diarrea en el intestino grueso de los gatos. En casos sencillos, el tratamiento puede basarse en dietas especiales. Si persiste el problema, es fundamental la intervención veterinaria.
Guilford WG, Jones BR, Markwell PJ, Arthur DG, Collett MG, Harte JG. Food sensitivity in cats with chronic idiopathic gastrointestinal problems. J Vet Intern Med (2001) 15:7–13. 10.1111/j.1939-1676.2001.tb02291.x